Esta semana la provincia canadiense de Ontario se ha visto invadida por una ola de quejidos constantes y de incesante picor. Esto se debe a que el consejo local de escuelas públicas anunció que revocaría la regla “sin liendres,” que exigía que los niños que tuviesen piojos se quedaran en casa en lugar de ir a la escuela. Según una investigación llevada a cabo por la Sociedad Canadiense de Pediatría (CPS, por sus siglas en inglés), excluir del aula a los niños y obligarlos a quedarse en casa los estigmatiza sin razón. Por supuesto, esto despertó el descontento de un pequeño pero ruidoso grupo de padres asustados y con ánimos de protesta.
Que no se le pongan los pelos de punta por este asunto; a continuación, le mostramos seis factores sobre la pediculosis que todo padre debería conocer…
1. Concepciones erróneas sobre la pediculosis
Bien, sé que no hay nada que lo haga querer rascarse más la cabeza que un terrible brote de pediculosis. Es probable que apenas sienta un leve hormigueo ya entre en pánico. Sin embargo, antes de que reciba la primera advertencia del director de la escuela de sus hijos, conozcamos algunas concepciones erróneas sobre este problema tan común.
Los expertos en salud estiman que la mayoría de las creencias falsas sobre los piojos son, en primer lugar, sobre las formas de contagio y, en segundo, acerca de los distintos tratamientos. La clínica Cleveland asegura que estos temas generan pánico excesivo en las multitudes. Por ejemplo, muchos padres se alarman al ver caspa en el cabello de sus hijos, ya que la confunden con liendres.
2. Guía de tratamiento de la AAP
A pesar de que los cambios en las políticas sobre pediculosis en las escuelas de Ontario sean una gran novedad para padres y niños, nuestros vecinos del sur ya han establecido que no se debe enviar a casa al niño ni impedirle que falte a clases por tener piojos. De hecho, la política de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) implica advertirles a los padres que su hijo tiene piojos pero les aconseja que lo sigan enviando a la escuela.
Tanto las guías de la CPS como de la AAP señalan que a ningún niño al que se le diagnostique pediculosis (deben detectarse como mínimo 5 insectos vivos en el cuero cabelludo para hacerlo) se le deberá exigir que deje de asistir a la escuela, debido a que el contagio con liendres ocurre al menos un mes antes de la detección. Otros estudios de la AAP aseguran que no es tan fácil que los piojos se reproduzcan en el ámbito escolar.
3. Formas de contagio
No es tan fácil contagiarse de piojos a pesar de que muchos suelen pensar que estos bichitos van saltando de cabeza en cabeza. En realidad, los piojos sólo trepan hasta el cuero cabelludo, lo que significa que debe haber contacto directo entre cabezas o se deben compartir sombreros, accesorios para el cabello y peines para que se efectúe el contagio.
Si descubre que algún compañero de escuela de su hijo tiene piojos, revise la cabeza de su pequeño con ayuda de un peine fino. Las liendres suelen establecerse a dos centímetros del cuero cabelludo en el tallo del cabello, aunque también encontrará huevos más cerca de la superficie. No se olvide de buscar piojos y liendres detrás de las orejas.
4. ¿Acaso los piojos pueden causar infecciones?
Una de las preocupaciones más comunes entre los padres es si la presencia de piojos puede provocar infecciones. El argumento de que los niños se rascan y, muchas veces, se lastiman el cuero cabelludo es válido. Sin embargo, Richard Pollack, experto en pediculosis y entomólogo de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard en el Departamento de Inmunología y Enfermedades Infecciosas, afirma que los piojos sólo extraen una pequeña cantidad de sangre, por lo que los riesgos de padecer infecciones al rascarse son mínimos.
Si su hijo tiene piojos, es importante que le enseñe a no rascarse con demasiada fuerza, ya que puede hacerse daño sin querer. Si en la escuela de su hijo hay una epidemia de piojos, es importante que los pequeños sepan que no deben compartir artículos que estén en contacto directo con el cuero cabelludo, como peines, bandas elásticas y sombreros.
5. Prevalencia
El entomólogo de Harvard, Richard Pollack, asegura que la prevalencia de la pediculosis en las escuelas sólo afecta aproximadamente a alrededor de uno de cada 100 niños. Con más de 20 años de experiencia en el área de investigación del Departamento de Inmunología y Enfermedades Infecciosas de dicha universidad está en condiciones de afirmar que nunca ha presenciado un brote masivo de pediculosis en el ámbito escolar.
Las verdaderas amenazas son el miedo y el pánico que surgen de esta situación. Por ejemplo, muchos padres se obsesionan con limpiar todo lo que encuentran a su paso en el hogar cuando, en realidad, los piojos apenas logran sobrevivir 48 horas fuera del cuero cabelludo. Si bien las sábanas, almohadas y demás artículos “de alto riesgo” deberían lavarse con frecuencia, no debería preocuparse por los objetos y superficies del hogar que su hijo no haya tocado en más de 48 horas.
6. Los piojos no son un problema de higiene o de clase social
Estas criaturas no son selectivas, lo que significa que, a pesar de las concepciones erróneas típicas, no eligen a sus víctimas por su clase social. En realidad, los expertos aseguran que cualquiera puede tener piojos. Una investigación realizada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) reveló que la creencia de que la pediculosis es más común en las clases sociales más bajas por falta de higiene es falsa.
Además, un estudio llevado a cabo por Medscape.com asegura que los piojos no producen infecciones ni transmiten enfermedades. Sin embargo, excluir a quienes tienen piojos de las escuelas sólo ayuda a perpetuar mitos y crea estigmas sociales más dañinos que el problema en sí tanto para los niños afectados como para sus familias.