Un plato lleno de vegetales puede ser muy apetitoso para los adultos aunque en muy pocas ocasiones captará la atención de su pequeño monstruito. Como hemos dicho en reiteradas ocasiones, las personas que siguen una dieta rica en frutas y verduras corren menos riesgos de desarrollar enfermedades crónicas.
Tanto niños como adultos se benefician con los nutrientes de los productos naturales, aunque es normal que los primeros necesiten un poco más de motivación. No se angustie, a continuación, le presentamos ocho consejos para que hacer que su hijo se encariñe con las verduras…
1. Enséñeles con el ejemplo
No espere que sus pequeños se encariñen con los vegetales si todo el tiempo lo escuchan quejarse de tener que comerlos. Si, por ejemplo, no le gustan las zanahorias, prepare dos o tres opciones distintas para la cena. De esa manera, podrá enseñarles con el ejemplo sin tener que esforzarse por comer algo que no le agrada.
Si se muestra quisquilloso a la hora de almorzar, no pretenda que su hijo sea distinto. Los niños comen lo que conocen y no van a pedir menús especiales si no saben que existen otras alternativas. Prepáreles batata frita en lugar de las papas tradicionales o sustituya la pasta de trigo por espagueti vegetal. Se sorprenderá al ver cómo lo disfrutan.
2. Permítales colaborar en la cocina
A los niños les encanta jugar a ser adultos; entonces, ¿por qué no trasladamos la diversión a la cocina? Si les enseña a preparar vegetales, es probable que después los quieran comer sus producciones. El puré de papas es un excelente punto de partida, ya que es un menú sabroso y fácil de elaborar.
Una visita al mercado de agricultores es el plan perfecto para explicarles a los niños de dónde vienen los productos que se venden en la verdulería. Esto es clave para los pequeños que viven en la ciudad y que jamás han visto una huerta de cerca.
3. Aplique la regla de “un solo mordisco”
¿Cómo puede saber que algo no le gusta si jamás lo ha probado? Los niños suelen ser caprichosos y a muchos les encanta agotar la paciencia de sus padres. Sin embargo, es su responsabilidad como adulto fomentar los buenos hábitos alimenticios de sus hijos.
Muchos utilizan la famosa “regla de un solo mordisco”. Es muy simple. Pídale a su pequeño que pruebe un pequeño bocado del alimento en cuestión. Si no le agrada, no hay de qué preocuparse, al menos lo ha intentado. No se desaliente. Por lo general, necesitará varios intentos para lograr que a un niño le guste algo.
4. Todo entra por los ojos
¿Quién dijo que los vegetales tienen que ser aburridos? Use su imaginación para preparar cada menú. En lugar de usar zanahorias comunes, opte por las baby y haga que su hijo se sienta un gigante. Los árboles de brócoli son un complemento maravilloso para el puré de papas.
La madre naturaleza nos ha provisto de miles de reliquias coloridas y sabrosas como las zanahorias púrpuras, los tomates, los pimientos y las papas. La próxima vez que visite la verdulería, anímese a probar cosas nuevas.
5. Camufle los vegetales
En internet encontrará miles de recetas ideales para camuflar vegetales, en especial en forma de postres. No sólo son alternativas más saludables, sino que hidratan y nutren al organismo. Panecillos, brownies, tortas, galletas y hasta pudines pueden prepararse con vegetales. Después de todo, los niños no tienen por qué enterarse.
Anímese a preparar pudines de chocolate hechos con aguacates, brownies de remolacha, tortas de chocolate con calabacín rallado, galletitas de calabaza o panecillos de zanahoria – las opciones son ilimitadas. Se sorprenderá al ver cómo los niños adoptan la opción saludable como su postre preferido.
6. Ofrezca menús variados
Los niños se aburren con facilidad. De hecho, a los adultos también nos pasa. Y si tenemos tantos vegetales para elegir en la verdulería, ¿por qué siempre compramos lo mismo? Si no sabe preparar algún vegetal en particular o si está en busca de recetas nuevas, considere tomar clases de cocina. Muchas escuelas de gastronomía locales ofrecen lecciones para padres e hijos.
No tenga miedo de innovar. Muchos vegetales son súper versátiles y pueden prepararse de maneras distintas. Por ejemplo, el brócoli puede hervirse, hornearse, asarse, prepararse en salteados o gratinarse.
7. No regañe a su hijo si no termina de comer
No hay nada peor que obligar a un niño a hacer algo que no le gusta. Es probable que a su hijo no le gusten determinados vegetales. La vieja escuela de paternidad decía que lo correcto era acabar con todo lo que se servía en el plato, pero todos sabemos que esto deriva en una batalla campal entre niños y adultos.
En cambio, si aplica la regla de un solo bocado, tendrá más posibilidades de salirse con la suya. Muchos de nosotros hemos desarrollado una especie de aversión a ciertos alimentos porque de pequeños nos obligaban a comerlos. Esta respuesta negativa se traslada a la adultez y, por más que nos esforcemos por comer coles de bruselas o guisantes, en el fondo sabemos bien que los odiamos.
8. Reconozca los comportamientos apropiados
¿Cuántas veces le dijeron de niño que sólo le darían postre si se acababa los vegetales? Si bien a los pequeños les encanta ser recompensados cuando hacen las cosas bien, es importante que no se acostumbren a esperar cosas comestibles. Las frases de apoyo también son un excelente incentivo.
Si un niño nota lo felices que se ponen sus padres al verlo probar un vegetal nuevo, querrá hacerlos sentir orgullosos con frecuencia. Los postres siempre funcionan, pero lo importante es que aprendan a alimentarse de forma saludable sin depender de incentivos azucarados.