Tener hijos adolescentes es todo un desafío para cualquier padre. No son ni niños, ni adultos; más bien están entre medio de los dos. En esta etapa se desarrolla la parte racional del cerebro que en parte desplazará a la región más primitiva, emocional e impulsiva. De hecho, el cerebro humano termina de desarrollarse a la edad de 25 años. A esto súmele el crecimiento de hormonas sexuales y tendrá como resultado los comportamientos más difíciles y los cambios de humor más inesperados.
Algunos adolescentes transitan sin problemas este momento de sus vidas mientras que otros necesitan más apoyo. Una técnica muy útil para lidiar con estos comportamientos se denomina entrenamiento de regulación emocional. Esto implica activar el centro de placer de sus hijos recompensándolos con algo que de verdad valoren y deseen. Veamos de qué se trata…
1. Identifique bien cuál es el problema
Lo primero que debe hacer es identificar y describir el comportamiento problemático. Luego escríbalo en un papel. Expláyese lo más que pueda para así tener un panorama claro de lo que anda mal. Use vocabulario descriptivo y evite los juicios de valor.
Por ejemplo, decir que su hijo es asqueroso no es más que una descripción vaga y despectiva. En cambio, plantéelo y explique cómo su hijo deja tirada la ropa sucia en el suelo de su habitación y llena de barro la cocina porque no se quita los zapatos antes de entrar a la casa.
2. Elimine los comportamientos problemáticos infundados
Una vez que haya elaborado su lista de comportamientos problemáticos deberá analizarla en profundidad. Tache todos los problemas que no hayan sido comprobados o que no haya detectado por sus propios medios. En otras palabras, olvídese de todo lo que no esté seguro de que haya ocurrido.
Por ejemplo, no es tan fácil comprobar si una persona ha dicho una mentira o ha robado. Sin embargo, puede incluir en la lista comportamientos que hayan sucedido en la escuela o en cualquier otro sitio que sea comprobable.
3. Determine un punto de partida
Tome nota del comportamiento de su hijo en una planilla de seguimiento que determine con qué intensidad y frecuencia dicho comportamiento ha ocurrido en las últimas dos semanas.
Puede usar una escala del 1 al 10, en la que 1 represente lo peor y 10, lo mejor. Además, puede contar cuántas veces ha ocurrido dicho comportamiento y anotarlo en la planilla.
4. Explíqueles qué espera de ellos
Describa en detalle lo que espera de su hijo adolescente. Por ejemplo, “nada de malas palabras, insultos o gritos,” “todas las discusiones se harán en un tono de voz claro y neutral,“ o “su ropa sucia debe estar dentro del cesto de ropa para lavar, la cama debe estar tendida y la habitación debe estar ordenada a las 6 de la tarde todos los días.“
Esto evitará cualquier tipo de malentendido y le garantizará que todos estén en la misma sintonía.
5. Elija una recompensa
Busque una recompensa que su hijo adolescente valore y dé importancia. Debe ser algo que no pueda obtener de forma gratuita o por sus propios medios. Puede tratarse de privilegios, dinero, una tarjeta telefónica o autorización para realizar determinadas actividades extra curriculares. Asegúrese de que sea algo que a ellos les importe. Luego, escriba qué deben hacer para obtener la recompensa y detalle en qué consiste la misma.
Por ejemplo, “Cada vez que estemos juntos en casa y no escuche malas palabras ni gritos, recibirás…”, “Por cada día que no pelees, discutas o insultes con tu hermana, te daré…” Trate de que las reglas estén diseñadas de tal manera que su hijo pueda adquirir el 50% de sus recompensa rápido. Si el objetivo les resulta demasiado difícil e inalcanzable, es probable que en seguida quieran tirar la toalla.
6. Explíqueles cuáles son las reglas
Asegúrese de explicarle a su hijo cuáles son las reglas, las expectativas y las recompensas de forma detallada. Luego, péguelas en un lugar donde todos puedan verlas. Recuérdele a su hijo lo importante que es cumplir con las reglas para después ver los beneficios. Si nota que se está peleando con su hermana, un recordatorio amable antes de que se desate el caos suele ser una forma efectiva de motivación.
Las recompensas pueden vincularse con comportamientos específicos. Por ejemplo, cada vez que su hijo haga la tarea o colabore con los quehaceres hogareños recompénselo con una hora de Facebook o de televisión o permítale ir a la cama más tarde si no ha dicho malas palabras en todo el día.
7. Comience la mañana siguiente
Restrinja o controle el acceso a las recompensas hasta el próximo día e implemente su nuevo sistema de reglas. Tener control de la recompensa puede significar guardar el control de la televisión, poner una contraseña en la computadora, esconder sus iPods, entre otras cosas.
Lo importante es que usted pueda manejar la recompensa y que su hijo pueda volver a obtenerla. Deshágase de cualquier otra recompensa que pueda interferir y haga un seguimiento del comportamiento de su hijo. Luego, publique los resultados al lado de las reglas.
8. Cumpla con las reglas
Deberá comprometerse a hacer cumplir con sus reglas a rajatablas. Si quiere tener éxito, no se permita ninguna desviación. Por ejemplo, si su plan incluye monitorear a cada hora el comportamiento de su hijo, configure el temporizador de forma tal que su hijo sepa que no está bromeando.
Si la regla indica que su hijo debe tener ordenada su habitación a las 6 de la tarde, ponga la alarma de su temporizador a esa hora. Si la habitación está ordenada a las 6:01, entonces no habrá recompensa. ¡Cumpla con las reglas! ¡No hay excusas ni peros!
9. Registre el progreso
Haga un seguimiento de los comportamientos de su hijo. Si se salta este paso, no tendrá forma de comprobar si lo que hace está funcionando. Cada dos semanas, evalúe el comportamiento en cuestión con una escala del 1 al 10 y compárelo con el punto de partida.
Cuente cuántas veces ha ocurrido el comportamiento y compárelo con el punto de partida. Este es un buen indicador para saber qué cosas dan resultado. Comparta los resultados con su hijo. Esto lo hará sentirse protagonista. Después de todo, tanto usted como él trabajan juntos en este programa.
10. Reevalúe y lime asperezas
Si las cosas no salieron como las planeó, analice las planillas de registro para descubrir qué anda mal. ¿De qué manera logran pasarle por encima?¿Acaso la recompensa es algo que usted puede controlar y que ellos realmente desean? Si no es el caso, busque otra.
Si sigue estos pasos y cumple con las reglas, lo más seguro es que vea algún tipo de progreso en los comportamientos problemáticos de su hijo adolescente.