En pleno invierno es casi imposible concentrarse en el peso que ha adquirido por hibernar y por haber estado viendo Netflix toda la noche. Sin embargo, he comenzado a preocuparme porque en los recreos mis compañeros de trabajo reemplazaron los dulces de las máquinas expendedoras por batidos proteínicos nutritivos. Si bien seguir una dieta equilibrada nos permite mantener un peso saludable y deshacerse de esos kilitos indeseados, existen otras razones importantes para hacer cambios en su alimentación. Veamos cuáles son…
1. Mayor resistencia en la temporada de gripes
Por supuesto, una dieta saludable se traduce en una figura más marcada aunque también lo protege de todos esos resfriados y gripes que andan dando vueltas por la escuela o la oficina. Un estudio llevado a cabo por la American Journal of Nutrition señala que si ingiere más frutas y vegetales, habrá menos probabilidades de que se enferme.
De hecho, dicho estudio demostró que la clave para lograr un sistema inmunológico de hierro es consumir 5 frutas o verduras a diario— junto con el resto de los alimentos (por más que sea una persona golosa). Pero, cuando se trata de mejorar las defensas, el ajo es el gran ganador, ya que reduce en un 64% los riesgos de padecer enfermedades.
2. Alivia los síntomas del síndrome del intestino irritable
Si duda de los dichos de Jamie Lee Curtis acerca del yogur, estoy segura de que no dudará de los descubrimientos de la revista BMC Gastroenterology, que vincula los niveles bajos de bacteria intestinal con los riesgos de desarrollar el síndrome del intestino irritable (SII).
Dicha investigación demuestra que ingerir productos ricos en probióticos (sí, yogur, pero también kimchi, kombucha y kéfir) alivian los síntomas de este trastorno funcional. De hecho, mientras más bacterias saludables haya en su sistema— menores serán los casos de diarrea, los gases, la hinchazón y los cólicos estomacales.
3. Calma la ansiedad
Si siente que su mente le juega en contra y no le permite descansar bien de noche, puede encontrar un poco de alivio mejorando su alimentación. Una investigación llevada a cabo por un grupo de neuropsicólogos y psiquiatras de la Universidad Maastricht en Holanda vincula la deficiencia de triptófanos con la presencia de ataques de pánico y el aumento de los niveles de ansiedad.
El estudio hizo que un grupo de participantes se privara de consumir dichos aminoácidos y, como consecuencia, los científicos descubrieron que los individuos experimentaban ansiedad y ataques de pánico. No obstante, una vez que los triptófanos (que se obtienen del chocolate amargo, los huevos, el pavo, las pechugas de pavo, la avena y el pescado) se reincorporaban a sus dietas, las personas recuperaban la calma, el equilibrio y la satisfacción en sus vidas.
4. Piel libre de imperfecciones
El acné es un problema muy común en los adolescentes, en especial cuando las hormonas están en su máximo nivel de actividad. Sin embargo, si sigue padeciéndolo en la adultez, su alimentación puede ser la culpable. Una investigación llevada a cabo por la American Academy of Dermatology explica que un plan de alimentación basado en lácteos, granos procesados y azúcares refinados es sinónimo de imperfecciones en la piel.
Los mismos alimentos son los culpables de provocar rosácea y otras enfermedades cutáneas crónicas. Sin embargo, en muchos casos, si se reduce la ingesta de dichos productos, la piel recupera su aspecto suave y terso.
5. Una buena alimentación mejora la fuerza de voluntad
Por más gracioso que le parezca, pondré como ejemplo la prueba del marshmallow, realizada por un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford. En este estudio a cada niño que participaba se le dio un dulce y se le ordenó que no lo comiera a modo de poner a prueba su fuerza de voluntad.
Los resultados demostraron que aquellos que lograban reprimir su deseo de comer el dulce obtenían mejores calificaciones (puntuaciones SAT), tenían mayor autoestima y exhibían mejores posibilidades de triunfar en sus carreras que aquellos que cedían ante la tentación.
6. Coma bien y ahorre dinero
Bueno, hasta yo dudo de esta afirmación. Sin embargo, un estudio realizado por Harvard afirma con solidez que seguir una dieta saludable apenas le cuesta $1,50 más por día que comer mal.
Si nos basamos en el precio actual de la coliflor y la col rizada, pensará que los productos frescos cuestan MUCHO más que la comida chatarra. No obstante, las ventajas de consumir productos nutritivos se reflejan en su calidad de vida a largo plazo.
7. Mejor alimentación = Mejor ADN
Mal ADN suena bastante duro, pero PIOSone.com llevó a cabo un estudio genético en 2012 y asegura que una dieta saludable puede mejorar el ADN en las generaciones subsiguientes.
Esto significa que si tiene antecedentes de diabetes tipo 2, ACV, problemas cardiacos y hasta ciertos tipos de cáncer en su familia, es posible impedir el desarrollo de estas complicaciones de salud en sus hijos (y nietos) si sigue una dieta equilibrada.