Ah, Año Nuevo…el momento ideal para estar bajo techo y disfrutar de unas buenas copas. Bien, puede que esto sea cierto para muchos de nosotros, pero los cócteles no tienen por qué interferir con sus objetivos de reducir la ingesta total de calorías.
Como sabrá, no todos los cócteles se elaboran de la misma manera; existen muchas formas deliciosas de prepararlos sin tener que sentir culpa después de haberlos bebido. A continuación, le presento seis maneras de alivianar su cóctel favorito— y de contribuir con su misión de adelgazar en este 2016…
1. Evite los mix de bebidas congeladas
Los cócteles congelados son opciones muy populares en bares y restaurantes. Sin embargo, la revista Shape les sugiere a los lectores fiesteros que estén cuidando su figura que eviten bebidas similares a las margaritas congeladas.
Shape explica que las mezclas congeladas son “auténticas bombas de calorías”, que aportan más de 500 por porción—para que tenga una idea más clara, esto equivale a comerse dos hamburguesas completas. En cambio, la revista sugiere que prepare la margarita tradicional sin el mix congelado, para ahorrarse unas 150 calorías.
2. Agréguele agua al vino
La fuente virtual SparkPeople nota que, si bien el vino es el protagonista de muchas veladas de invierno, es posible alivianarlo con un poco de agua. En lugar de beber vino puro, podrá seguir disfrutando de una refrescante copa burbujeante (como si fuera champán) si lo mezcla con un poco de agua con gas.
El sitio web explica que el agua gasificada le permitirá mantenerse hidratado, ya que el alcohol lo deshidrata sin que se dé cuenta (y eso provoca el terrible dolor de cabeza al día siguiente). Un refresco hecho con 80 ml de vino y el resto de agua apenas aporta 60 calorías, explica la fuente.
3. Use agua gasificada en lugar de tónica
Sé que muchos de ustedes aguardan la llegada del nuevo año con un vaso de ginebra seca mezclada con tónica en la mano pero sepa que si reemplaza esta última con un poco de agua gasificada, se ahorrará unas cuantas calorías innecesarias. Si bien la base de la tónica y del agua gasificada es el agua, el Huffington Post explica que no son lo mismo…
Por más que el agua gasificada tenga saborizantes, casi no tiene calorías. El sabor de la tónica es más amargo y, a diferencia de su contraparte gasificada, aporta bastantes calorías (unas 130 cada 354 ml), según explica el Huffington Post. Además, está hecha con quinina, que se usa para tratar la malaria— y puede arrojar un falso resultado positivo durante una prueba de drogas.
4. La elección es clara
Hay cócteles de todas formas y tamaños pero le sugiero que elija los más “claros” en lugar de los cremosos y azucarados. Esto también se aplica a la crema irlandesa, un aditivo para café muy popular en invierno, que contiene 120 calorías cada 38 mililitros según Caloriecount.com.
Con la piña colada ocurre algo similar, ya que está repleta de calorías extras provenientes de la crema de coco y del jugo de piña. Según Health.com, este cóctel aporta hasta 245 calorías cada 147 mililitros. ¡Hasta 354 mililitros de cerveza tienen 100 calorías menos!
5. Alterne entre bebidas alcohólicas y sin alcohol
Sin importar qué le guste beber, el alcohol puede hacerlo orinar hasta cuatro veces más que el volumen de cada cóctel, afirma WebMD. Esto se debe a sus propiedades diuréticas, que pueden dejarlo deshidratado sin que lo note.
Al beber un vaso de bebida sin alcohol (preferentemente agua) entre cada cóctel, su organismo podrá metabolizar el alcohol correctamente y también logrará “retener” el licor que pasa por su garganta. No sólo eso; por la mañana estará agradecido con usted mismo, ya que mantenerse hidratado previene los terribles síntomas de la resaca.
6. En enero, abstinencia
¿Demasiado vino y ponche durante las fiestas? Después de tantos excesos, es probable que haya decidido abstenerse de beber alcohol en enero. Si este es su caso, la revista New Scientist afirma que está haciéndoles un gran favor a su organismo y a su salud en general. Un grupo de investigadores les pidió a 10 participantes que dejaran de beber durante 30 días y a otros 4 que continuaran bebiendo como de costumbre.
Los resultados demuestran que quienes se mantuvieron sobrios experimentaron una reducción del 20% del contenido graso del hígado (lo que, con el tiempo, daña al órgano) y una disminución del 16% de los niveles de glucosa en sangre (que causa el síndrome metabólico y diabetes) en comparación con los que no modificaron sus hábitos.