Muchos niños son caprichosos con la comida. Lograr que se alimenten de forma nutritiva puede ser todo un desafío. Sin embargo, necesitan seguir una dieta balanceada o equilibrada para crecer fuertes y sanos. Como padres, hay muchas cosas que podemos hacer para inculcarles hábitos alimenticios saludables.
Estos consejos simples pueden marcar una gran diferencia en el desarrollo nutricional de una persona y, a su vez, promueven buenas costumbres que su hijo recordará en la adultez. Echémosles un vistazo a las siguientes maneras de hacer que su pequeño pedacito de alegría adopte una actitud positiva para con la comida…
1. Elabore planes alimenticios que incluyan las comidas de toda la semana
Los niños necesitan comer más o menos cada 3 horas. Esto les permite mantener estables sus niveles de glucosa y evita que estén hambrientos y de mal humor. Cada día deberían consumir 3 comidas y 2 colaciones o almuerzos más las bebidas. Siempre es buena idea llevar con usted un par de botellas de agua, pretzels o manzanas para no tener que pasar por un restaurante de comida rápida cuando se les abra el apetito.
De la misma manera, tomarse un momento para planear con anticipación las comidas de toda semana prevendrá que tenga que inventar una receta en el último momento porque no sabe qué cocinar. No importa que no sean muy elaboradas, la clave es que incluyan frutas, vegetales, proteínas (carne, pescado, huevos, queso o frijoles) y pan, pasta o arroz integrales.
2. No atormente a su hijo a la hora de comer
Una vez que haya cumplido con su tarea como padre de preparar comidas saludables y nutritivas, no hay razón alguna para obsesionarse con las cantidades de comida que su pequeño ingiere.
Obligarlos a comer todo lo que hay en su plato o a comerse todos los vegetales sólo hará que las próximas comidas se conviertan en un calvario. Sea neutral y dele a su hijo la libertad de elegir cuánto comerá.
3. Disminuya las reservas de comida chatarra en su hogar
Muchos padres con demasiada frecuencia les sirven a sus hijos en la cena menús de comida chatarra como pizzas o perros calientes o les permiten llevar a la escuela galletitas tipo Bear Paws. Sin embargo, limitar las reservas de este tipo de comidas en su hogar incentivará a sus hijos a consumir más frutas, vegetales y productos lácteos.
Comer algún que otro bocadillo chatarra de vez en cuando no hará ningún daño pero acostumbrarse a hacerlo a diario fomenta la obesidad, incrementa la ingesta de sodio y promueve hábitos alimenticios deficientes a largo plazo.
4. ¡Comer puede ser divertido!
A los niños les encanta jugar. Así que, de vez en cuando, puede esmerarse para que las comidas de sus hijos sean divertidas y creativas. De esta manera, no sólo les dejará recuerdos únicos sino que también les inculcará hábitos alimenticios positivos. Agregue un par de orejas a sus panqueques tradicionales y sirva un exquisito desayuno con Mickey Mouse de invitado. Use su imaginación y utilice moldes para galletas para cortar el pan de distintas formas o sirva “arbolitos” en vez de brócolis para que cada menú sea especial.
Otro de los juegos preferidos de los más pequeños es colocar un trocito de comida en el tenedor y decirles que pretendan que mamá o papá son esa comida y, por eso, no deben comerla. Una vez que la coman, pídales que hagan lo mismo pero ahora con su hermano, su hermana, su tía o cualquier familiar. Un poco de diversión siempre les da un toque único a las experiencias.
5. Sea un ejemplo positivo de alimentación
Los niños son como esponjas y absorben cada cosa que ven u oyen. Por eso, es muy importante que, como padre, promueva buenos hábitos alimenticios. Si vive haciendo dieta, salteándose comidas, comiendo dulces o sucumbiendo a la angustia oral, su hijo crecerá pensando que todo eso es normal. En otras palabras, se comportará igual que usted.
Preste atención a los mensajes que le envía. ¿No tiene conducta para comer?¿Sólo come cuando tiene hambre y deja de comer recién cuando está satisfecho? ¿Se alimenta de forma equilibrada o es adicto a la comida chatarra? Recuerde, sus hijos lo observan en todo momento, así que esfuércese por ser un rol positivo.
6. Modérese con los permitidos
Si les prohíbe a sus hijos que coman comida chatarra, lo único que logrará es que estas delicias se conviertan en una tentación. Cuando su pequeño esté en la escuela o con sus amigos, no podrá evitar que esté en contacto con ellas. El truco es limitar las cantidades.
Un permitido ocasional, como una galleta, un chocolate, un dulce o una gaseosa, no destruirá los hábitos alimenticios que tanto le costó inculcar. El secreto está en la moderación y en evitar que este tipo de productos formen parte de la alimentación diaria de su familia.
7. Deje que sus hijos lo ayuden a cocinar
A los niños les encanta aprender y disfrutan muchísimo de ayudar a los demás. Permitirles participar en la cocina es una excelente manera de promover elecciones y hábitos alimenticios positivos. Estarán mucho más interesados en lo que comen si lo han ayudado a prepararlo.
Puede empezar por dejarlos elegir el menú que quieran probar y luego llevarlos a la tienda para que compren las frutas o vegetales para la receta. Hasta los más pequeñitos pueden contribuir con cosas simples como quitar la cáscara de los ejotes y luego colocarlos en la olla. Otro pasatiempo súper divertido (y delicioso, claro) es preparar galletas y panecillos.
8. Desayune como campeón
El desayuno es la ocasión perfecta para escabullir un poco de fibra extra. Puede preparar panqueques de harina integral con anticipación y congelarlos hasta que decida comerlos. Los cereales ricos en fibras como los Cheerios y los de salvado con pasas son una forma rápida y fácil de incorporar componentes nutritivos en la primera comida del día.
Las frutas frescas o congeladas son un excelente agregado para los cereales o batidos matutinos. También puede espolvorear semillas o pedacitos de frutos secos en el cereal o en la avena para lograr una textura sabrosa y crocante.
9. La soja no debe ser un enemigo
La soja contiene muchos nutrientes beneficiosos llamados fitoquímicos. Por desgracia, no todos los niños disfrutan de su sabor particular. A pesar de que muchos pequeñitos detesten la leche de soja común, a la mayoría les encanta la que tiene sabor a chocolate.
Si así no logra camuflar la leche de soja, puede preparar con ella recetas exquisitas de panecillos, purés de papa, salsas o avena. De esta forma, sus hijos obtendrán todos los beneficios del producto sin tener que lidiar con berrinches.
10. ¡Sí a las salsas para untar!
Si a sus hijos no les gustan los vegetales crudos o ciertas carnes, córtelos en trocitos y prepare salsas para untar. Los bastoncitos de zanahoria, apio, brócoli, coliflor, entre otros quedan exquisitos con salsa ranchera o hummus y son un menú muy apetitoso para los más pequeños.
La carne de pollo o cerdo acompañada con salsa de ciruela, de tomate o de manzana son un placer para las papilas gustativas de cualquiera. Algo tan simple como sumergir la comida en un aderezo puede marcar una gran diferencia en los más chicos y hasta puede ponerles fin a los berrinches a la hora de comer.
11. Cómo introducir alimentos nuevos
Los alimentos desconocidos deben introducirse en la dieta de un niño de forma gradual. La regla de un sólo mordisco es muy efectiva para alentarlos aunque sea a probarlos. Por lo general, cuando comen un bocado del nuevo alimento, descubren que no es tan malo como pensaban y luego quieren más.
Las papilas gustativas de los niños a veces necesitan más tiempo que las de los adultos para adaptarse a los cambios. Otra estrategia es recurrir a los personajes preferidos de sus pequeños. Si su hijo es fanático de un personaje que come determinado alimento, ponerlo de ejemplo a la hora de comer sirve de incentivo. Después de todo, ¡gracias a la espinaca Popeye tiene esos músculos tan fuertes!