La población mundial envejece a un ritmo abrumador. De hecho, se estima que la cantidad de adultos mayores de 60 años se triplicará en las próximas tres décadas. En la actualidad, alrededor del 12% de la población está compuesta por personas de la tercera edad y se cree que para 2050 dicha cifra superará el 22%. Esto significa que habrá un incremento de 900 millones a 2 mil millones de personas. No sólo hay más ciudadanos de la tercera edad en el mundo sino que las expectativas de vida de los seres humanos son cada vez mayores.
Con frecuencia, al envejecer, las personas deben enfrentar todo tipo de problemas de salud y necesitan recurrir a más de un fármaco para aliviarlos. Conozcamos algunos de los desafíos más comunes…
1. Alimentarse correctamente
La dieta mediterránea consiste en consumir grandes cantidades de frutas y vegetales y en usar aceite de oliva para cocinar en lugar de manteca, lo que puede mejorar considerablemente su salud y prevenir todo tipo de enfermedades.
Los adultos mayores suelen tener que lidiar con molestias tales como la indigestión y el estreñimiento. Limitar la ingesta de alimentos ácidos, beber mucha agua y comer productos ricos en fibra puede marcar una gran diferencia en sus vidas.
2. Hacer ejercicio
Algunos estudios han demostrado que hacer tan sólo 40 minutos de ejercicio tres o cuatro veces a la semana puede mejorar considerablemente la salud. La actividad física promueve la salud cardiaca, el flujo sanguíneo, la agudeza mental y el estado de ánimo.
No hace falta gastar fortunas en un gimnasio para estar en forma. Caminar, hacer jardinería y hasta llevar a cabo las tareas hogareñas ayuda muchísimo. El punto es levantarse del sillón y ponerse en marcha. Elegir una actividad que le resulte placentera hará que se sienta más comprometido.
3. Cuidar la salud mental
Se estima que más del 20% de los adultos mayores sufre algún trastorno mental o neurológico. La depresión y la demencia son algunos de los más comunes. Las muertes por autoflagelación en ancianos representa el 25% de los suicidios cometidos en todos los grupos etarios.
La ansiedad afecta al 3,8% de la población de la tercera edad y el abuso de sustancias, a alrededor del 1%. Los adultos mayores cuya salud se ve deteriorada o experimentan la muerte de su cónyuge, divorcios, soledad, aislamiento, problemas financieros o pobreza son mucho más susceptibles a sufrir depresión.
4. Luchar contra la demencia
La demencia es una enfermedad degenerativa que afecta al cerebro y provoca deficiencias cognitivas en las áreas de la memoria, el juicio, el pensamiento y el funcionamiento ejecutivo.
En la actualidad, alrededor de 47,5 millones de personas alrededor del mundo padecen demencia. Se espera que dichas cifras aumenten a 75,6 millones en 2030 y a 135,5 millones en 2050.
5. Limitar el consumo de alcohol
Algunas bebidas alcohólicas como el vino tinto tienen múltiples beneficios para la salud, como mejorar la circulación sanguínea y disminuir los riesgos de sufrir accidentes cerebrovasculares. No obstante, el truco es consumirlo con moderación. Para las mujeres, la ingesta recomendada es de una copa y para los hombres, dos. Los adultos mayores presentan menor tolerancia física al alcohol por diversos factores, como menor flujo hepático, reducción en la masa magra corporal, menor función renal y por el hecho de que el alcohol impacta más rápido en el cerebro.
Se estima que un 60% de adultos mayores que llega a la sala de emergencias por confusión, caídas múltiples, infecciones recurrentes en el pecho y problemas cardiacos, en realidad, son adictos al alcohol aunque no lo reconozcan.
6. Controlar los patrones de sueño
Los adultos mayores deberían dormir un mínimo de 7 a 9 horas por noche. Algunas problemas como dolor crónico, insomnio, depresión y micción frecuente pueden provocar trastornos en sus patrones de descanso.
Trate de acostarse y despertarse a la misma hora para que su reloj biológico se acostumbre. No consuma alcohol antes de dormir, ya que impide el descanso profundo y hace que se despierte en medio de la noche. Limite la ingesta de todo tipo de líquidos varias horas antes de ir a la cama para no tener que levantarse tantas veces al baño a vaciar su vejiga.
7. Estimular la mente
¿Recuerda el viejo dicho “Lo que no se usa, se atrofia”? Esto no sólo se aplica a las aptitudes físicas, sino también a las habilidades mentales. Ejercitar el cerebro le permite mantener la agudeza mental.
Aprender algo nuevo es una forma maravillosa de lograrlo. Acertijos, juegos de ingenio, crucigramas y lectura son apenas algunas estrategias para poner en marcha sus neuronas.
8. Mantenga una vida social activa
Diversas investigaciones han demostrado que aquellos que mantienen vínculos sólidos con familiares y amigos presentan menores riesgos de padecer demencia y obtienen mejores calificaciones en pruebas de inteligencia. Un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Drexel reveló que los ancianos que vivían en áreas con mayores posibilidades de establecer conexiones sociales satisfactorias eran mucho más activos a nivel físico.
Un estudio llevado a cabo por Bryan James, del Rush Alzheimer’s Disease Centre en Chicago, reveló que la tasa de deterioro cognitivo en personas con una vida social sólida era hasta un 70% menor que en aquellos que no interactuaban seguido con otros individuos.