Una intoxicación alimenticia no es ningún chiste, ya que puede hacerlo sentir terriblemente mal durante horas y, en algunos casos, días. A veces, puede poner en riesgo la vida de la persona afectada, lo cual es muy importante al momento de reconocer qué es lo que genera dichas reacciones tan aterradoras.
La clave para prevenir intoxicaciones por alimentos es saber qué productos comestibles son peligrosos y aprender a consumirlos de forma apropiada. En términos generales, es esencial conocer los riesgos aunque no debe permitir que el miedo de enfermarse se apodere de su vida…
1. Vegetales de hojas verdes
No se puede negar que los vegetales de hojas verdes son uno de los alimentos más saludables que existen. Desde la lechuga hasta la escarola y la espinaca, la col rizada, la rúcula y la acelga, todas están repletas de antioxidantes, vitaminas, fibra y otros componentes nutritivos que nos llenan de energía.
Pero también allí hay peligro; principalmente, porque las verduras de hojas verdes están en contacto con excremento, agua estancada o manos sucias durante la cosecha. De hecho, se han registrado miles de casos de intoxicación en las últimas dos décadas. Lo importante es ser cuidadoso y lavar bien el producto antes de consumirlo, para asegurarse de que haya removido las bacterias y la suciedad.
2. Huevos
Los huevos son una excelente fuente de proteínas y un alimento muy saciante y saludable, ideal para el desayuno o cualquier otro menú del día. Sin embargo, las bacterias que se acumulan por debajo y encima de la cáscara pueden representar una gran amenaza para la salud.
La clave, por supuesto, es asegurarse de no comer huevos vencidos o caducados (la mayoría de los envases tiene bien marcada la fecha de expiración) y saber prepararlos correctamente. El simple hecho de cocinarlos—ya sea fritos, duros, horneados o revueltos— elimina las bacterias. Por desgracia, esto significa que deberá evitar consumir alimentos que tengan huevo crudo, como masa de galletas (por más deliciosa e irresistible que sea).
3. Atún
El atún está repleto de proteínas y es bajo en grasas y calorías— lo que lo convierte en una opción muy saludable. Sin embargo, también contiene mercurio, según la Environmental Defense Fund, por lo que si se lo consume con frecuencia (más de tres veces a la semana), puede causar intoxicación leve por mercurio.
Como si esto fuera poco, la escombrotoxina, una sustancia tóxica también presente en el atún, puede provocar dolores de cabeza severos y calambres. La clave es almacenar el atún a menos de 60 grados una vez que lo haya pescado.
4. Ostras
Como muchos otros mariscos, las ostras son bajas en calorías y grasas y ricas en proteínas, lo que las convierte en un menú súper saludable. Pero estas delicias marinas también son muy peligrosa, ya que suelen estar contaminadas con el agua del lugar donde fueron recolectadas.
La situación empeora aún más cuando las ostras se sirven crudas o mal cocinadas. En este escenario, las ostras contaminadas generan náuseas, vómito y diarrea explosiva en los comensales. El secreto es comprarlas en una buena pescadería y lavarlas bien antes de consumirlas.
5. Papas
Aquí en Norteamérica no hay alimento más venerado que la papa común, el ingrediente esencial para preparar las famosas papas fritas. Por desgracia, si no se las lava correctamente antes de cocinarlas, pueden enfermarnos gravemente.
De hecho, en estos últimos años, han habido muchísimos brotes de Listeria y de E. Coli vinculados con la ingesta de papas contaminadas. Es por eso que resulta muy importante remover toda la suciedad con agua antes de cocinarlas.
6. Queso
A diferencia de otros alimentos de esta lista, el queso no puede lavarse antes de ser consumido. El problema comienza mucho antes, durante el proceso de elaboración y después de que el producto es colocado en las estanterías de las tiendas. El problema es que, a menos que se almacene a temperatura apropiada (y se lo mantenga en esa misma temperatura siempre), el queso se llena de bacterias peligrosas como la Salmonella y la Listeria.
Por esta razón, es muy importante revisar los quesos antes de comprarlos o consumirlos. De hecho, las mujeres embarazadas deberían evitar comer quesos blandos como el feta, el brie, el camembert y el gorgonzola.
7. Tomates
Los tomates, que son ricos en fibra y vitamina A, son un complemento maravilloso para cualquier menú salado, desde sándwiches hasta pastas. Pero también han sido protagonistas de diversos brotes de intoxicación en estos últimos años.
Como tantos otros vegetales y frutas, los tomates deben lavarse bien antes de ser servidos, ya que suelen estar expuestos a excremento, agua estancada y otros tipos de contaminantes. Por eso, enjuáguelos con agua fría por lo menos durante un minuto antes de meterlos en ollas, sartenes o recipientes de cualquier tipo.
8. Brotes
Los brotes son ricos en fibras, bajos en calorías y grasas y constituyen un complemento asombroso para sándwiches y ensaladas. Sin embargo, también son una gran amenaza cuando se trata de contaminación por bacterias. De hecho, las semillas que se utilizan para obtener los brotes suelen estar contaminadas cuando están en la tierra, mientras que los ambientes cálidos a los que se exponen para crecer fomentan la proliferación de bacterias.
Como con cualquier otra fruta o vegetal que traiga a casa, la Academy of Nutrition and Dietetics recomienda que lave bien sus brotes. Y siempre esté atento a las noticias, por si notifican algún problema con los alimentos que consume regularmente.