Últimamente se han puesto de moda los productos fermentados. No importa si se trata de pepinillos, kimchi o kombucha, ¡todo nos viene bien! Sin embargo, el kéfir se ha convertido en el favorito de todos. Este delicioso producto lácteo tiene un sabor muy similar al del yogur pero su consistencia es como la de la leche; además, se jacta de contar con un excelente perfil nutricional.
Es probable que haya oído hablar del kéfir antes (e incluso que lo haya probado) pero puede que no tenga idea de qué hay detrás de este alimento delicioso, nutritivo y “lleno de vida”. Dejemos de dar vueltas y conozcamos más acerca de esta fantástica bebida fermentada. Con ustedes, diez datos sobre el kéfir…
1. Todo comienza con granos
La elaboración de este alimento inicia con los nódulos del kéfir que, a pesar de su nombre, no se parecen nada a los granos de los cereales que conocemos. Los del kéfir son pequeños, su textura es como la de un osito de gelatina y se fermentan para elaborar kéfir de leche.
Estos pedacitos gomosos en realidad son bacterias probióticas vivas que se encargan de aumentar el conteo de bacterias intestinales saludables que necesitamos para estar sanos.
2. Mil millones de probióticos
El kéfir es una fuente rica en probióticos, que son bacterias que se desarrollan naturalmente en el organismo y sirven para prevenir que proliferen los agentes dañinos. Además, refuerzan el sistema inmunológico, por lo que nos protegen del ataque de gérmenes y enfermedades.
El yogur quizás sea la fuente más conocida y accesible de bacterias probióticas. Sin embargo, el kéfir contiene tres veces más probióticos que el yogur y eso lo convierte en un súper alimento.
3. Gran fuente de calcio
Todos sabemos que el calcio es esencial para la salud de los huesos y es especialmente importante para las mujeres. Muchos productos lácteos se caracterizan por aportar este mineral esencial al cuerpo y el kéfir no es la excepción.
Cada porción de 175 gramos de kéfir contiene aproximadamente un 20% de la ingesta diaria recomendada de calcio. Si reemplaza una porción de lácteos por una de kéfir, no sólo obtendrá calcio sino también la dosis de bacterias probióticas saludables que benefician su intestino.
4. Tipos de kéfir
Existen dos tipos de kéfir: el de leche y el de agua. Como sus nombres indican, el kéfir de leche se elabora con leche tradicional o con leche vegetal (como leche de coco) y el de agua, con agua.
El kéfir de agua no tiene esa consistencia similar a la del yogur como el de leche. No obstante, esta variedad es ideal para las personas con intolerancia a los lácteos que deseen obtener una buena dosis de probióticos. También puede conseguir kéfir hecho con agua de coco o con jugo de frutas, que le dan un toque especial a esta deliciosa y nutritiva bebida fermentada.
5. Está repleto de proteínas
Para muchas personas incorporar las cantidades necesarias de proteínas a sus dietas es un gran desafío y la mayoría se esfuerza por encontrar alternativas vegetarianas para darle un plus saludable a su alimentación. Por fortuna, el kéfir es una excelente fuente hipocalórica de proteínas y tan sólo una porción de kéfir de leche entera contiene 10 gramos de proteína y apenas 100 calorías.
Si le agrega una porción de kéfir a su batido matutino y lo combina con su polvo proteínico preferido, obtendrá un desayuno rico en proteínas, que lo mantendrá satisfecho durante bastante tiempo.
6. Facilita la digestión
Se están llevando a cabo muchísimas investigaciones sobre los beneficios de los probióticos. Una de las ventajas que más llaman la atención de los expertos es la forma en que las bacterias saludables facilitan la digestión y alivian otros problemas gastrointestinales.
Los probióticos suelen usarse para tratar la hinchazón, los cólicos, los gases y la diarrea, que pueden ser efectos adversos de ciertos antibióticos. Estos medicamentos no sólo destruyen los agentes dañinos, también se deshacen de los que son saludables, lo que hace que el sistema digestivo no funcione correctamente y provoque molestias. Obtener probióticos de fuentes comestibles como el kéfir permite restablecer el equilibrio digestivo natural del organismo.
7. Se puede preparar en casa
Hoy en día el kéfir artificial se consigue prácticamente en cualquier tienda naturista o supermercado. No obstante, es muy fácil preparar su propio kéfir en la comodidad de su hogar con apenas unos pocos ingredientes.
Todo lo que necesita es un cartón de leche, un frasco grande limpio, un colador de tela fina, un cucharón de madera y algunos granos de kéfir. Una vez que disponga de los elementos correspondientes sólo deberá seguir tres pasos fáciles para obtener su kéfir casero.
8. Lo ayuda a relajarse
A todos nos entra un poco de sueño después de disfrutar de un exquisito y abundante banquete de Acción de Gracias. Esto, en parte, es por el pavo, que contiene triptófano, un aminoácido que favorece la relajación.
Este mismo aminoácido también está presente en el kéfir, por lo que es un alimento delicioso y saludable. Si bien no se sentirá tan lleno como cuando come pavo, notará que luego de una buena porción de kéfir estará más tranquilo.
9. Es una excelente fuente de vitamina B
La vitamina B es esencial para mantener un buen estado de salud y para que todas las funciones corporales se lleven a cabo de forma óptima pero, ¿acaso sabía que puede obtenerla del kéfir? El kéfir contiene vitamina B12, que juega un rol crucial en el desempeño normal del cerebro y el sistema nervioso al igual que en la formación de la sangre.
Esta delicia fermentada además aporta una buena cantidad de vitamina B1, también conocida como tiamina. La deficiencia de tiamina puede provocar todo tipo de trastornos y problemas de salud, en especial aquellos asociados con el sistema nervioso.
10. Le permite poner en práctica la creatividad
Con el kéfir no hay ningún tipo de límite. Con la misma fórmula base puede preparar todo tipo de bebidas fermentadas. Sólo basta con inspirarse en las variedades comerciales saborizadas, que contienen azúcar agregado y aportan calorías innecesarias. El kéfir de agua puede prepararse con agua mineral, con agua de coco y hasta con jugo de frutas, mientras que el de leche se puede hacer con leche común o leche de coco o de nueces.
También puede preparar kéfir y agregarle frutas maduras una vez que los granos hayan sido colados o puede mezclar la fruta directamente con el kéfir una vez que este esté listo. De cualquier manera, ¡las posibilidades son ilimitadas!