Todas aquellas pesadillas sobre payasos en el armario y el boogeyman debajo de su cama — ¡comer antes de ir a dormir nos mantiene a muchos de nosotros despiertos por la noche! ¿Ese pedazo de pizza (o esos 3 pedazos) arruinarán totalmente sus objetivos de dieta? Como en la mayoría de los debates, comer antes de acostarse no es algo totalmente negro o blanco. Hay una zona gris con factores que afectan en gran medida a los ciclos del sueño interrumpido, digestión ineficiente, metabolismo pobre y en última instancia, un temido aumento de peso. Vamos a explorar qué tienen que decir los expertos médicos acerca de comer antes de acostarse.
1. Su cena de elección
Según los estudios del Centro de Investigación y Educación de la Obesidad, sin duda hay un vínculo entre comer a altas horas de la noche y el aumento de peso. Sin embargo, comer cerca de la medianoche (o después de las 20:00, según muchos expertos en nutrición) puede ser algo prohibitivo, dependiendo de lo que coma. Por ejemplo, somos más propensos a disfrutar de alimentos ricos (pasteles), grasas (patatas fritas) y azúcares (chocolate) frente al televisor, lo cual como todos sabemos promueve a no pensar, comer en exceso y en última instancia contribuye al aumento de peso.
2. Ciclos del sueño interrumpidos
En este caso, un estudio del año 2011 del Departamento de Neurología de la Universidad Northwestern de Chicago, afirma que los problemas del sueño pueden ser el principal culpable. Por ejemplo, cuando la digestión interrumpe los ciclos saludables del sueño, también arruina la metabolización eficiente de los alimentos. Por la noche, el cuerpo humano está destinado a estar durmiendo. El sueño interrumpido es una causa primordial del aumento de algunos kilos.
3. La falta de sueño promueve a comer compulsivamente
Ciertos estudios hechos en Cleveland, en el en el Departamento de medicina del Ohio’s University Case Medical Center, tienen un punto muy válido. Su investigación demuestra que las personas que comen tarde por la noche también tienden a ser el mismo tipo de personas que sufre de peor calidad de sueño. Es perfectamente lógico que cuando tenemos hambre, solemos comer alimentos vacíos llenos de carbohidratos precocinados, o peor aún, agarramos el teléfono para pedir a domicilio. La conclusión es que la falta de sueño y energía promueve al aumento de peso fomentando la tenencia a excederse en la alimentación.
4. Cenar de día o de noche
Las investigaciones realizadas en primates, en el Centro Nacional de Investigación de Primates de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregon, vinculó los excesos alimenticios antes de dormir con cinturas más grandes y más altos IMC (o índices de masa corporal) en comparación con otro grupo de primates que solamente merendaban durante las horas diurnas. Sin embargo, aunque las meriendas nocturnas no eran necesariamente la causa del aumento de peso en sí, a menudo contribuyeron a otros factores, o hábitos de vida, que han demostrado ayudar a subir de peso — tales como la falta de sueño, ritmos corporales anormales, fatiga, falta de actividad física, depresión e irritabilidad.
5. Elecciones de cenas antes de acostarse
Una investigación llevada a cabo por psiquiatras de la Universidad de Ginebra, en Suiza, afirman que mientras los alimentos grasos y azucarados pueden alterar los patrones del sueño, ciertos bocadillos saludables pueden en realidad promover una mejor calidad del mismo. Por ejemplo, los investigadores recomiendan consumir alimentos ricos en magnesio (como la espinaca o semillas de calabaza) para alentar el sueño profundo, de calidad y sin interrupciones durante la noche. Sólo asegúrese de consumir estos alimentos al menos 2 horas antes de acostarse.
6. Haga su camino a un mejor sueño
Si el aumento de peso está directamente relacionado con la mala calidad del sueño, los investigadores de la Unidad de Investigación sobre la Depresión en el Centro Universitario de Ciencias de Filadelfia, Pensilvania, tienen buenas noticias en forma de una relajante taza de té de hierbas. El estudio del año 2009, publicado en el Diario de la Psicofarmacología Clínica, encontró que beber una taza de té de hierbas con cualidades anti-estrés (tales como el té de lavanda o de manzanilla) puede disminuir drásticamente el tipo de estrés que nos hace dar vueltas toda la noche.
7. Cambiar las actividades nocturnas por diarias
Lo que usted come por la noche también está estrechamente ligado a lo que hace durante la misma. Por ejemplo, ciertas investigaciones llevadas a cabo por la Escuela de Salud Pública de Harvard, encontraron que aquellos que tienden a comer meriendas ricas en azucares refinados y grasas saturadas antes de cerrar los ojos también suelen ver la televisión antes de dormir. Apagar la TV y los dispositivos electrónicos antes de dormir y sentarse a leer un libro promoverá de mejor manera el sueño. Además, tenga en cuenta que somos más propensos a comer tarde en la noche si nos saltamos el desayuno, según una investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Saltarse la “comida importante del día” crea un ciclo de alimentación no saludable donde la carencia de alimentos en la mañana genera una alimentación en exceso durante el día.
8. La elección y el horario para una merienda saludable
Una investigación hecha por dietistas registrados en el New York Presbyterian Hospital afirma que la hora del día en la que cena no es tan importante como manejar los tiempos de alimentación dentro de su ciclo personal del sueño. Por ejemplo, los trabajadores que hacen turnos o aquellos que hacen ejercicio durante las horas de la tarde pueden necesitar cargar sus baterías con una cena después de las 8 pm. Mientras sus opciones de cena se compongan de opciones saludables (como frutas frescas y verduras, proteínas magras, carbohidratos fibrosos y lácteos bajos en grasa, evitando los altos niveles de azúcar y grasa) las cenas nocturnas están totalmente bien. Sólo sea consciente de dejar de comer 2 horas antes de acostarse para promover una digestión sana, un buen metabolismo y calidad del sueño.