Al igual que el trineo de Santa, sólo podrá soportar algunos potlucks navideños y decorar algunos salones antes de comenzar a sentirse agobiado. Combine las obligaciones sociales con los dramas familiares, las tazas de ponche de huevo (con alcohol, por supuesto), las sesiones nocturnas de envolver los regalos, los viajes al centro comercial, las tarjetas de crédito por doquier y verá cómo su espíritu navideño comenzará a flaquear.
Aunque las fiestas son para algunos el “mejor momento del año” — para otros se convierten en la etapa más solitaria, ajustada de presupuesto, estresante y deprimente del año. A continuación, le presentamos ocho consejos para evitar el agotamiento durante las fiestas…
1. Dese su dosis de vitamina D
Aunque el invierno esté lleno de adornos brillantes, de guirnaldas coloridas y de luces parpadeantes también es la época más común para el TAE (o Trastorno Afectivo Estacional) debido a la falta de actividad física y de luz solar (o vitamina D).
Mientras muchos están felices y contentos, otros sufren del TAE y se sienten deprimidos, exhaustos y sólo quieren hibernar hasta que llegue la primavera. Sin embargo, hibernar a oscuras lo pone en riesgo de sufrir deficiencias de vitamina D, las cuales exacerbarán la fatiga diurna y los bajones emocionales durante el invierno.
2. Adopte un espíritu solidario
Cuando ayudamos a otros de corazón, por lo general, no esperamos nada a cambio. No obstante, si envuelve regalos, sirve comida en un refugio local, visita a los ancianos o les lleva abrigos a los desamparados durante las fiestas, estará recibiendo algo valioso a cambio de sus esfuerzos.
Una investigación publicada por el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos descubrió que realizar actos altruistas o voluntarios fomenta la liberación de endorfinas, que son como pequeñas hormonas de felicidad que previenen la fatiga y la depresión. Por el contrario, los actitudes desinteresadas no sólo nos hacen sentirnos bien anímicamente — el altruismo también está vinculado con la disminución de la ansiedad y de la depresión y con la reducción de los riesgos de mortalidad.
3. ¡Oh la la! ¡Punto final al festín!
Seguramente se siente tan tentado como Santa Claus de comerse hasta la última migaja de galletita que queda en el tazón. No obstante, después de los excesos de comida y de los atracones de azúcar (sin olvidarnos de los posibles bajones de glucosa) que siguen, no estará en forma ni para meterse por la chimenea a dejar los regalos.
Todos tendemos a comer de más por lo menos una vez durante las fiestas. Pero, mientras más seguido coma compulsivamente, con mayor frecuencia sufrirá de bajones de glucosa — ya que el azúcar fluye por el torrente sanguíneo y la sangre abandona su ruta regular para facilitar la descomposición de los alimentos en el sistema digestivo. Obviamente, esto causa molestias extremas, somnolencia y agotamiento. Si planea ingerir comidas elaboradas, asegúrese de combinar los bocadillos dulces y grasosos con algunos alimentos altos en fibras y proteínas para evitar convertirse en el Rip Van Winkle de su fiesta.
4. Respete su horario de descanso
Si se pasa la noche haciendo compras, envolviendo regalos o incluso esperando a Santa Claus, es probable que pierda muchas horas de sueño, lo cual puede tener como resultado el deterioro de su función inmunológica sin ni siquiera mencionar los cambios de humor.
Si siente pereza durante las fiestas, lo mejor que puede hacer para prevenir todo tipo de enfermedades es recuperar el zZz, el sueño perdido. Más allá de las fiestas, los bocadillos, las compras y las visitas, también es importante dormir bien para mantener altas sus defensas.
5. Deshágase del estrés
¡Llego el momento del E-S-T-R-É-S! ¡Por lo general, durante las fiestas estamos más estirados que los pantalones de Santa Claus gracias a las tantas obligaciones familiares y laborales, al estrés financiero, al exceso de comidas y de bebidas y muchas cosas más!
Sin embargo, esto no significa que deba olvidarse de hacer ejercicio. Un poco de sudor (al trotar, en la clase de yoga o durante un paseo a buen ritmo) lo ayudará a combatir los frentes de estrés que se acercan en todas las direcciones — ¡un poco de entrenamiento rejuvenecerá tanto su cuerpo como su mente cada vez que se sienta mal!
6. Aprenda a decir “No”
Si planea decir que “sí ” a todas las fiestas, reuniones familiares, almuerzos, eventos de caridad, potlucks y galletas navideñas — ¡piénselo dos veces! Querer complacer a todos sólo lo hará sentirse exhausto, de mal humor, saturado y agobiado.
Recuerde; a menos que sea el reno de Santa Claus, que no puede ir de acá para allá por la ciudad en un abrir y cerrar de ojos. Esta actitud simplemente lo dejará propenso a enfermarse, a dormir mal y a convertirse en un enorme Grinch de color verde. Aprenda a decir que “no” a determinadas obligaciones durante las fiestas, con el fin de poder concentrarse en las que de verdad le importan.
7. Regálese tiempo a solas
Entre padres y abuelos organizando reuniones familiares, las obras de los niños, los amigos de otros lados que se mueren por verlo y las infracciones de “un solo día” — las obligaciones familiares pueden atascar su agenda durante esta época del año.
Recuerde, las fiestas también son para que usted las disfrute. Así que resérvese un momento de calidad en soledad y no se atreva a sentirse culpable por ello. Asegúrese de tomarse el tiempo de desestresarse y de relajarse con un baño caliente, una clase de yoga, una taza de té o una hora lejos del bullicio.
8. Sea un compositor feliz
Los estudios han demostrado que escuchar o tocar música son una gran forma de lidiar con el estrés y la depresión durante las fiestas. Y no es necesario que se aprenda la letra de “Noche de Paz” — con su género musical favorito será más que suficiente.
De hecho, la terapia musical demostró ser muy efectiva a la hora de disminuir la depresión y el estrés fisiológico, de acuerdo con una investigación llevada a cabo por la Central and Northwest London Foundation NHS Trust en Londres, Inglaterra. Durante el estudio se monitoreó a un grupo de estudiantes universitarios mientras daban una presentación oral con y sin música de fondo. Los participantes que tuvieron música de fondo demostraron tener niveles más bajos de ansiedad, pulso menos acelerado, menor presión sanguínea y mejor humor en comparación con aquellos que no la tuvieron.