La medicina orientada a los viajeros es un campo multidisciplinario que se enfoca en prevenir enfermedades contagiosas y en cuidar la salud de aquellos individuos que viajen al extranjero. Es responsabilidad de su médico de cabecera sugerirle distintas medidas de prevención a la hora de planear sus vacaciones lejos de casa; en especial, en una época en la que explorar destinos exóticos se ha convertido en una alternativa muy popular. Las vacunas de viajero se dividen en tres grandes grupos— los refuerzos de las vacunas inmunizadoras de la niñez, las vacunas obligatorias para ingresar o entrar a determinados países y las optativas, que varían según los posibles riesgos de cada país.
A continuación, le presentamos diez vacunas que todo turista debería considerar…
1. Hepatitis A
La hepatitis es una enfermedad inflamatoria que afecta al hígado. La de tipo A es una infección aguda provocada por el virus de la hepatitis A (HAV). Esta se transmite al consumir agua o alimentos contaminados o al estar en contacto con otra persona infectada. La buena noticia es que prácticamente todos los pacientes logran recuperarse por completo de la afección. Las medidas más efectivas a la hora de combatir la afección son la optimización de la higiene y la aplicación de las vacunas correspondientes.
La Sociedad de Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos (IDSA, por sus siglas en inglés) sugiere que los siguientes grupos reciban la vacuna — personas que viajen a países en desarrollo, niños de más de un año de edad, pacientes con trastornos de coagulación o enfermedades hepáticas crónicas y cualquier individuo que tenga la intención de involucrarse en conductas sexuales que puedan poner en riesgo su salud. La vacuna contra la hepatitis A se administra en dos dosis, cada seis o doce meses. En lo posible, la primera dosis deber aplicarse cuatro semanas antes de la fecha de viaje. La vacuna eleva la producción de anticuerpos en más del 94% de los pacientes al cabo de cuatro semanas de haber sido aplicada. Entre sus efectos secundarios más comunes se incluyen el ardor en la zona inyectada y los dolores de cabeza.
2. Hepatitis B
La hepatitis B es una infección vírica causada por el virus de la hepatitis B (HBV), que puede dar lugar tanto a un cuadro agudo como a una enfermedad crónica. Dicho virus se transmite a través del contacto con sangre u otros fluidos corporales de una persona infectada. Esta afección representa un riesgo laboral importante para el personal sanitario y la forma más efectiva de prevenirla es por medio de la aplicación de la vacuna correspondiente.
Por más que la vacunación infantil contra la hepatitis B sea común en los Estados Unidos, son muchos los turistas que jamás han sido inmunizados. Por esta razón, los siguientes grupos de riesgo deberían vacunarse — personal sanitario que requiera estar en contacto con muestras de sangre; individuos que deban estar en contacto con sangre y fluidos corporales o que deban manipular instrumental quirúrgico contaminado y viajeros que planeen visitar ciertas áreas en riesgo (Sudáfrica, África, sudeste de Asia y sur del Pacífico). El calendario de vacunación estándar detalla tres aplicaciones, a los meses cero, uno y seis. Los efectos secundarios más comunes de la inyección son las molestias locales y los dolor de cabeza.
3. Poliomielitis
La poliomielitis, también llamada polio, es una enfermedad vírica altamente contagiosa que provoca parálisis, disnea (dificultades para respirar) y, en casos más extremos, la muerte. En los Estados Unidos, el último paciente con polio ha sido registrado en 1979. Hoy en día, la polio sigue siendo una amenaza para niños y adultos de diferentes partes del mundo. El virus se transmite, principalmente, de persona a persona y, en algunas ocasiones, por medio de agua o alimentos contaminados. La vacunación es la medida más efectiva de prevención.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos les sugieren a aquellas personas que viajen a zonas de alto riesgo (India, Nigeria, Paquistán, Egipto, Afganistán, Níger y Somalia) que se apliquen la vacuna. Se recomienda que los adultos que se hayan vacunado alguna vez y que planeen viajar a los sitios anteriormente mencionados se apliquen una dosis de la vacuna inactivada de la polio (IPV, por sus siglas en inglés). Una vez que se suministre esta dosis de refuerzo, la inmunidad se extiende de por vida. Los efectos adversos más comunes de la vacuna son ardor local, fiebre baja y dolor articular.
4. Gripe
La gripe o influenza es una infección viral aguda provocada por el virus de la influenza. Se han registrado tres tipos de virus de influenza — A, B y C — y afectan a individuos de todas partes del mundo. El virus de tipo C es mucho menos común que los A y B. Como resultado, la vacuna sólo combate los virus A y B. Las epidemias anuales de influenza alcanzan su pico máximo en los meses de invierno en zonas con climas templados y cálidos. Algunas veces, estos brotes representan una gran amenaza para la salud pública.
La forma más efectiva de combatir la enfermedad es por medio de la vacunación. Se recomienda que todos los individuos mayores de seis meses reciban la dosis anual. No obstante, en épocas de escasez de vacunas, los pequeños de entre seis meses y cuatro años, las personas con enfermedades crónicas, los adultos saludables de más de 50 años, las mujeres embarazadas, los miembros de personal sanitario y quienes residan en hogares de ancianos tienen prioridad ante el resto. Por otro lado, la vacuna puede administrarse por vía inyectable o en forma de aerosol nasal.
5. Encefalitis japonesa
La encefalitis hace referencia a la inflamación del cerebro. La de tipo japonesa es la causa más común de encefalitis viral en Asia. El virus se transmite a través de la picadura de mosquitos. La enfermedad prevalece en el Subcontinente indio, China, Corea, Japón y otros territorios del sudeste de Asia. Muchos individuos infectados no experimentan ningún tipo de síntoma aunque, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los casos más severos presentan tasas de mortalidad de hasta 30%. Como si esto fuera poco, entre el 30 y el 50% de los pacientes sufren daños neurológicos y psiquiátricos permanentes.
Las personas que planeen quedarse más de 30 días en zonas de riesgo mencionadas anteriormente, deberían aplicarse la vacuna contra la encefalitis japonesa (EJ). El proceso consiste en la administración de tres inyecciones en los días cero, siete y treinta. Los refuerzos deben realizarse cada dos o tres años. En cuanto a los efectos secundarios de la vacuna se incluyen fiebre, dolores de cabeza, náuseas y vómitos.
6. Fiebre tifoidea
La fiebre tifoidea es una enfermedad infecciosa provocada por la bacteria Salmonella typhimurium y se transmite por medio de agua o alimentos contaminados. Los síntomas suelen manifestarse entre 1 y 3 semanas posteriores a la exposición inicial e incluyen fiebre alta, dolores de cabeza, constipación o diarrea y ensanchamiento del bazo y el hígado. La afección puede tratarse por medio de antibióticos. No obstante, puede ocurrir que el organismo del paciente desarrolle resistencia a los medicamentos.
Los expertos les sugieren la aplicación de la vacuna contra la fiebre tifoidea a aquellas personas que planeen viajar a las posibles zonas de contagio, como América del Sur y América Central, el Subcontinente Indio y África. Existen dos tipos de vacunas, una que se administra por vía oral y otra inyectable, que ya está disponible en el mercado. Las dosis por vía oral, la Ty21a, constan de cuatro cápsulas, que deben administrarse con un día de por medio. En cuanto a la versión inyectable, Typhim VI, consta de una sola inyección intramuscular. Los refuerzos suelen darse cada 5 años, en el caso de la Ty21a, y cada 2 años con la Typhim VI. Los efectos adversos de la vacuna suelen ser náuseas, vómitos, calambres y fiebre.
7. Meningitis meningocócica
La meningitis meningocócica es una forma de meningitis provocada por la bacteria Neisseria meningitides. El término meningitis hace referencia a la inflamación de las meninges, que son tejidos conectivos que cubren todo el sistema nervioso central. Esta afección provoca daños graves en el cerebro y, si no se trata a tiempo, suele ser letal en el 50% de los casos. Entre los síntomas típicos se incluyen fiebre alta, dolores de cabeza severos, rigidez en la zona de la nuca, náuseas, vómitos, disminución abrupta del apetito, sensibilidad a la luz y sarpullidos en la piel.
Todas aquellas personas que planeen visitar África Subsahariana deberían aplicarse la vacuna contra la meningitis meningocócica (Menomune). De hecho, el área que se extiende desde Senegal hasta Etiopía es conocida como la “franja de la meningitis”. Es por eso que la vacuna es obligatoria para los peregrinos que visiten Arabia Saudita por motivos religiosos. Los expertos aseguran que entre 7 y 10 días posteriores a la aplicación de la vacuna el organismo exhibe un refuerzo de anticuerpos. La primera vacuna es una inyección subcutánea. Las dosis de refuerzo se aplican cada dos o tres años en caso que deba viajar con frecuencia a zonas de riesgo. Los efectos adversos más comunes de la vacuna de la meningitis meningocócica son las molestias locales.
8. Rabia
La rabia es una enfermedad viral aguda que se transmite por medio de animales salvajes y domésticos. El virus Rhabdoviridae está presente en la saliva y se contagia a través de mordidas o lesiones en la piel. Los riesgos de contraer la afección son mayores en áreas tales como el Subcontinente indio, China, el sudeste de Asia, Filipinas, algunas zonas de Indonesia, Latinoamérica, África y países de la antigua Unión Soviética.
Las mordeduras de perro son el principal causante de muerte por rabia en seres humanos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 95% de las muertes por rabia ocurren en Asia y África. Aquellos individuos que planeen quedarse durante más de 30 días en las regiones mencionadas anteriormente, que trabajen con animales o que estén involucrados en actividades que puedan atraer animales deberían aplicarse la vacuna antirrábica. Esta consta de tres inyecciones intramusculares los días cero, siete, veintiuno o veintiocho.
9. Enfermedad neumocócica
El Streptococcus pneumoniae es una bacteria que provoca numerosas enfermedades neumocócicas, como meningitis, sepsis (un tipo de infección en la sangre), neumonía (infección en los pulmones), sinusitis (inflamación de los senos paranasales) y otitis media (infección en el oído medio). Los riesgos de contraer este tipo de afecciones son mayores en países en subdesarrollo y la mayoría de las muertes ocurren en África subsahariana y Asia.
Estas complicaciones de salud afectan principalmente a niños pequeños y ancianos. Actualmente, existen dos tipos de vacunas contra el neumococo disponibles: la PCV13 (Prevnar) y la PPSV23 (Pneumovax). La primera suele administrarse a infantes que no superen los cinco años de edad, adultos de 65 años o más e individuos mayores de 6 años que estén en riesgo. La segunda está recomendada a adultos mayores de 65 años y personas de entre 2 y 64 años que corran riesgos de contagiarse. Gracias a las vacunas, la cantidad de afectados por enfermedades neumocócicas se ha reducido considerablemente.
10. Fiebre amarilla
La fiebre amarilla es una enfermedad vírica rara pero, a su vez, muy peligrosa, muy común en África ecuatorial y en Sudamérica. El virus se transmite por medio de la picadura de mosquitos. Los síntomas suelen variar según el paciente e incluyen fiebre, hepatitis (inflamación en el hígado), ictericia (tonalidad amarillenta en la piel y en los ojos), insuficiencia renal, vómito con sangre, conmoción y, en el peor de los casos, la muerte. Por lo general, los individuos afectados requieren hospitalización.
La mejor forma de prevenir el contagio es por medio de la vacunación. Cualquier individuo mayor de 9 años que planee viajar a zonas de riesgo debería vacunarse. De hecho, la vacuna suele ser un requisito para los visitantes en muchos países en los que la afección prevalece. En el 99% de los pacientes, la dosis produce anticuerpos neutralizadores al cabo de 30 días de haber sido inyectada. Por lo general, la inmunidad se extiende de por vida, aunque los expertos sugieren que los refuerzos se apliquen cada 10 años. Algunos de los efectos adversos de la vacuna son fiebre, dolores de cabeza y mialgias (dolores musculares).