Las cefaleas en brote ocurren en patrones cíclicos que pueden durar de 15 a 180 minutos al mes. Son tan intensos que muchos los definen como “dolores de cabeza suicidas”. Las causas específicas del problema se desconocen. Afectan principalmente a hombres e inician antes de los 30 años. Un estudio de origen alemán estima que 1 de cada 1.100 adultos padece este tipo de molestias. Entre los síntomas se incluyen dolor intenso en la zona de los ojos, enrojecimiento ocular, lagrimeo, hinchazón, encogimiento de las pupilas, caída de los párpados, secreción nasal y congestión.
A continuación, hemos elaborado una lista con los 10 tratamientos más comunes…
1. Oxígeno
El oxígeno es el principal componente de cualquier tratamiento contra la cefalea en brotes. Tiene como objetivo evitar que el dolor se incremente. Una investigación publicada en la revista Journal of the American Medical Association ha demostrado que inhalar oxígeno puro (al 100%) con reservorio de 12 a 15 litros por minuto resultó ser más efectivo que un placebo (78% contra 20%, respectivamente) a la hora de eliminar los dolores de cabeza después de 15 minutos de haber sido administrados.
Además, un estudio de origen australiano sugiere que el oxígeno hiperbárico (administrado a presión ambiental superior a -1 atmósfera) es más beneficioso que el oxígeno normobárico (administrado a -1 atmósfera) al aplacar la cefalea en brotes.
Por el momento, no se han registrado efectos secundarios del oxígeno como forma de tratamiento para esta enfermedad. Sin embargo, el oxígeno hiperbárico presenta dos desventajas — el precio y la falta de disponibilidad. Por otro lado, el oxígeno normobárico es accesible, aunque es difícil de conseguir. No hay ningún tipo de prueba que avale por completo el hecho de que el oxígeno previene futuros ataques de cefalea.
2. Triptanes
Los triptanes suelen ser otra forma común de tratar la cefalea en brotes. Un estudio publicado por la Universidad de Oxford, en Inglaterra, reveló que una dosis de 6 mg subcutáneos de sumatriptán (Imitrex) resultó ser más efectiva que un placebo (75% contra un 32%, respectivamente) al aliviar el dolor de cabeza apenas 15 minutos después de la inyección. Durante esa misma investigación, una dosis intranasal de zolmitriptán demostró ser aún más eficiente que los placebos (62% contra un 26%, respectivamente) al aliviar el dolor 30 minutos después de haberse administrado.
En cuanto a los efectos secundarios de las inyecciones de sumatripán se incluyen mareos, fatiga, náusea, vómitos y parestesia (sensación de hormigueo). En cuanto a los efectos adversos del zolmitriptán intranasal, se encuentran mal sabor de boca, molestias en las cavidades nasales y somnolencia. Se recomienda que aquellos individuos con cardiopatías isquémicas o hipertensión no utilicen triptanes.
3. Lidocaína
La lidocaína (también conocida como xilocaína) es un anestésico local que suele utilizarse durante procedimientos quirúrgicos. Además, resulta ser muy efectiva en tratamientos de neuralgias (neuropatías), zumbidos en los oídos (tinnitus), arritmias y tos (antitusivo).
Durante un experimento llevado a cabo en Robbins Headache Clinic en Illinois, 30 pacientes de sexo masculino recibieron una dosis intranasal de 4% de lidocaína (4 disparos en la fosa nasal del lado afectado) para aplacar la cefalea en brotes. Resultó ser poco efectivo a la hora de tratar el dolor de cabeza crónico, ya que el 46% de los individuos aseguró no haber notado ningún tipo de mejoría. En cuanto a los efectos secundarios de la droga se incluyen congestión nasal y mal sabor en la boca. Debido a que es fácil de aplicar y a que no provoca efectos adversos considerables, resulta interesante continuar investigando los beneficios de la lidocaína como complemento para otros tratamientos como el de oxígeno y triptanes.
4. Octreótido
El octreótido (Sandostatin®) es un fármaco terapéutico que imita los efectos de la hormona natural somatostatina, que inhibe la síntesis o secreción de la hormona del crecimiento. Este medicamento suele utilizarse para tratar la acromegalia (gigantismo), los vipomas y los tumores carcinoides. Los vipomas son tumores endócrinos que se originan en el páncreas y producen péptidos intestinales vasoactivos (VIP, por sus siglas en inglés). Los tumores carcinoides se localizan principalmente en el tracto gastrointestinal y pueden derivar en un síndroma carcinoide, que se caracteriza por causar diarrea y ruborizar la piel. En cuanto a su uso extraoficial (es decir, no aprobado por la Food and Drug Administration de los Estados Unidos), la droga sirve para tratar el sangrado de várices esofágicas (dilatación de las venas) y el síndrome de dumping.
Un estudio llevado a cabo en Londres demostró que una dosis inyectada de 100 microgramos de ocreótidos resultó ser superior a los efectos de los placebos (53% contra 36%, respectivamente) después de 30 minutos de haber sido aplicada. Los efectos adversos incluyen hinchazón, diarrea, constipación, vómitos, dolor en la parte trasera de la cabeza, mareos, reacciones en el área inyectada y falta de energía (apatía).
5. Ergotamínicos
La ergotamina y la dihidroergotamina (DHE) pertenecen al grupo de medicamentos conocidos como ergotamínicos, que pueden ser utilizados para tratar tanto migrañas como cefaleas en brote severas. Estos medicamentos hacen que el calibre de los vasos sanguíneos disminuya (vasoconstricción) y la forma de administración es debajo de la lengua (sublingual). La dihidroergotamina es un derivado de la ergotamina y al aplicarse por medio de inyecciones intravenosas ha demostrado ser muy efectiva a la hora de controlar los dolores de cabeza severos.
Un estudio publicado en la revista Headache reveló que inyectarse de forma repetitiva dihidroergotamina controla de manera segura, rápida y efectiva los episodios de cefalea en brote. Los 54 participantes de la investigación aseguran haberse recuperado por completo al cabo de dos días de la aplicación del medicamento. Los efectos secundarios de los ergotamínicos incluyen dolor en la zona del pecho (angina), infartos de miocardio (paro cardiaco), cicatrización (fibrosis), comezón (pruritos) y mareos (vértigo).
6. Verapamilo
El verapamilo pertenece a la clase de medicamentos bloqueadores de canales de calcio, que se utilizan para tratar la hipertensión. Es el primer medicamento al que se recurre para la profilaxis, o prevención, de las cefaleas en brote. Esta droga se comercializa bajo los nombres Calan® y Verelan®. Se administra en una sola dosis oral mínima de 240 mg o en varias dosis al día. Una investigación de origen canadiense publicada en la revista Neurology registró una reducción del 50% en las cefaleas en brote gracias al verapamilo. El medicamento puede tardar entre dos y tres semanas en hacer efecto por completo.
Los efectos adversos registrados incluyen disminución del ritmo cardiaco (bradicardia), constipación, reducción de la presión sanguínea (hipotensión) y agrandamiento de las encías (hiperplasia gingival). Los pacientes bajo este tipo de tratamientos deberán someterse a controles de movimiento del corazón (electrocardiogramas) para verificar que no haya bloqueos cardiacos. En aquellos pacientes con bloqueos en el corazón, las señales eléctricas están bloqueadas total o parcialmente y no pueden llegar a los ventrículos.
7. Litio
El litio (eskalit) es un estabilizador del humor y se utiliza comúnmente en el tratamiento del trastorno bipolar (enfermedad maniaco depresiva). Al igual que el verapamilo, previene las cefaleas en brote. Una investigación de origen canadiense publicada en la revista Neurology registró una reducción del 37% en este tipo de episodios tras la administración de litio. Los beneficios del medicamento suelen verse después de dos semanas de haber comenzado a utilizarse.
El total recomendado es de 800 a 900 mg y se sugiere que el paciente lo divida en varias dosis y las tome por vía oral después de cada comida. En cuanto a los efectos secundarios, se incluyen temblores, náuseas, excreción abundante de orina (poliuria) e hipotiroidismo (menor funcionamiento de la glándula tiroides). Los pacientes tratados con litio deben someterse a exámenes preventivos cada seis meses, a fines de evitar intoxicaciones. De la misma manera, el funcionamiento de la glándula tiroides y de los riñones debe ser monitoreado con frecuencia.
8. Corticoesteroides
Los corticoesteroides administrados por vía oral (esteroides) son inhibidores potentes de la inflamación y se utilizan para tratar las cefaleas en brote. Se los suele administrar como terapia puente con medicinas profilácticas como el verapamilo o el litio. La prednisona es el corticoesteroide más conocido. Se suele aplicar por vía oral en dosis de 50 y 80 miligramos al día.
El uso prolongado de corticoesteroides puede provocar efectos adversos severos, como hiperglucemia, hipertensión, aumento desmedido del apetito, insomnio e intranquilidad. No hay ningún estudio que nos permita asegurar que los corticoesteroides sean un tratamiento efectivo a largo plazo para la cefalea en brotes.
9. Topiramato
El topiramato (Topamax®) es un fármaco antiepiléptico que ha demostrado ser muy efectivo en la prevención de la cefalea en brotes. Un estudio de origen español publicado en la revista Headache asegura que los pacientes a los que se les ha administrado el medicamento han experimentado una reducción del 60% en los síntomas.
En cuanto a los efectos adversos se incluyen mareos, fatiga, intranquilidad, parestesia (sensación de hormigueo en distintas partes del cuerpo), pérdida de cabello (alopecia) y disminución del apetito (anorexia). Se recomienda que aquellos pacientes con antecedentes de nefrolitiasis (o cálculos renales) eviten este tipo de tratamientos. El topiramato no puede utilizarse en mujeres embarazadas debido a que incrementa considerablemente las posibilidades de que el bebé sufra defectos congénitos, como labio leporino.
10. Melatonina
La melatonina es una hormona producida por la glándula pineal en el cerebro y ayuda a controlar los ciclos de sueño de los seres humanos. Algunos productos como carnes, granos, frutas y vegetales contienen una pequeña dosis. Se suele utilizar como suplemento para mejorar el descanso de las personas que sufren de jet lag o de insomnio. Un estudio de origen italiano publicado en la revista Cephalgia demostró que la melatonina disminuía los síntomas de las cefaleas en brote hasta en un 50%, si se la administraba por vía oral en dosis de 10 mg cada noche. En aquellos pacientes que responden bien a este tipo de tratamiento las molestias cesan por completo, a menos que se suspenda el uso de la hormona.
No se han registrado efectos adversos vinculados con la melatonina. Es una alternativa muy útil para aquellos individuos que no hayan tolerado otras drogas indicadas para la cefalea.