El vínculo mágico entre los humanos y los animales es milenario. Los animales juegan un papel clave en nuestra historia como fuente de alimentación, como materia prima para indumentaria o como medio de supervivencia. Algunos han evolucionado en fuentes de protección y de compañía y otros se han transformado en familiares o amigos. La comunicación entre ambas especies ocurre a un nivel mucho más profundo y primitivo que las palabras. Los animales nos obligan a estar pendientes de aspectos tales como nuestro tono de voz o nuestro lenguaje corporal y sucede que el 95% de la comunicación es no verbal.
La zooterapia o terapia con animales contribuye con la recuperación tanto emocional como física de los individuos. Se construye en base a metas orientadas a la interacción entre personas y animales que se someten a un entrenamiento especial. Según la Asociación Estadounidense de Veterinaria (2013), los tratamientos con animales mejoran las funciones física, emocional, social y cognitiva de los seres humanos. Veamos de qué se trata…
1. ¿Quiénes se benefician con este tipo de terapia?
La terapia con animales es muy útil en pacientes con depresión, ansiedad, ataques de pánico o fobias sociales. Los veteranos con trastorno de estrés postraumático se benefician muchísimo con este tipo de tratamientos. De la misma manera, las personas con cáncer, insuficiencias cardiacas, enfermedades crónicas, accidentes cerebrovasculares o lesiones cerebrales han encontrado un gran alivio en este método de curación.
Además, los residentes de instituciones de centros de internación, los niños que se someten a procedimientos quirúrgicos o dentales, las víctimas de abuso o violencia domésticos y hasta los convictos han mostrado importantes progresos a nivel físico y psicológico desde que incursionaron en la terapia con animales.
2. Pasos a seguir en la terapia con animales
Los expertos en salud a cargo del tratamiento del paciente suelen ser quienes deciden iniciar la terapia con animales. Un médico profesional se encargará de llevar a cabo cada terapia y, en el caso de la equinoterapia, estará presente para asistir al paciente cuando lo necesite.
Estas personas trabajan para cumplir las metas que han sido preestablecidas por el médico de cabecera y el paciente. No se preocupe, no importa de qué raza o especie sea, cada animal debe pasar por un proceso muy riguroso de evaluación y entrenamiento antes de hacer su gran debut como animal de compañía.
3. Beneficios físicos
Diversos estudios han demostrado que el contacto terapéutico con animales reduce la presión y el pulso sanguíneos. Jugar con animales estimula tanto a niños como adultos para que se vuelvan más activos a nivel físico. Por ejemplo, cuando un niño con habilidades especiales le lanza una pelota a un animal, debe coordinar su vista con el movimiento de sus manos al igual que reforzar sus reflejos y los músculos de su brazo.
Los niños con debilidad muscular se han beneficiado considerablemente de la asistencia de un perro para apoyarlos en sus esfuerzos por pararse y caminar. Una investigación ha demostrado que los dueños de mascotas reducen sus niveles de triglicéridos y colesterol, dos factores clave a la hora de preservar la salud cardiaca.
4. Beneficios emocionales
Los investigadores han descubierto que las personas que participan de interacciones positivas con animales presentan niveles mayores de químicos “que provocan bienestar,” como la dopamina y la serotonina. Estas sustancias ayudan a regular el humor, combaten la depresión y reducen la ansiedad, al igual que nos permiten mantener la calma en situaciones estresantes. Las víctimas de abusos y violencia doméstica, por ejemplo, se benefician considerablemente de la compañía incondicional de sus amigos de cuatro patas.
La terapia con animales les permite a los sobrevivientes sentirse “seguros”, valorados y capaces de expresar libremente sus emociones. Interactuar con otros seres vivos estimula la risa y el disfrute en personas cuyas vidas hayan sido dominadas por enfermedades crónicas o la depresión.
5. Beneficios sociales
La terapia con animales les permite a las personas salir del cascarón. Los animales brindan ambientes seguros para que las personas exploren libremente la necesidad básica del tacto. Acariciar un perro, un gato, un animal pequeño o un caballo aporta calma y tranquilidad. Los animales son incondicionales con sus amos y siempre están dispuestos a dar cariño.
Para las personas con fobias sociales, autismo o problemas mentales, contar con una mascota es el primer paso para crear lazos saludables y sólidos con otros. Los animales también fomentan la risa y el disfrute, lo que facilita la conexión con los médicos, terapeutas, familiares y amigos.
6. Beneficios cognitivos
La terapia con animales reduce el estrés y la ansiedad, lo que ha demostrado ser un gran beneficio a la hora de que los pacientes tomen decisiones. Esto los ayuda a mantener la calma, a retomar su eje y a pensar antes de tomar decisiones en situaciones límites. Además, las mascotas nos permiten conocernos mejor a nosotros mismos.
Los animales reaccionan de forma instantánea a nuestro estado de ánimo y nos brindan retroalimentación inmediata. Si golpeamos a un perro o a un caballo, lo más probable es que nos pateen o nos muerdan. Por esta razón, la terapia con animales resulta muy útil en ex convictos, ya que deben aprender a conectarse con el animal sin recurrir a estrategias tales como la intimidación y la violencia. Una vez que lo hayan logrado, serán recompensados con la lealtad y la confianza de las criaturas.
7. Animales de visita
Los perros son los animales que más elegidos como mascotas de visita para recorrer hospitales, residencias para ancianos y salas de internación para personas con cáncer. Existen tres tipos de perros de terapia; el primer tipo es el animal para visita terapéutica. Estos perros son mascotas de familia cuyo dueño desea compartir su amor y su compañía con otros.
El segundo tipo es para terapia asistida con animales. Estos perros están entrenados especialmente para apoyar a pacientes que estén haciendo rehabilitación para mejorar sus habilidades motrices, su rango de movimiento, su equilibrio y sus habilidades de interacción. El tercer tipo son los animales de instalaciones para terapia. Estos animales viven en las mismas instalaciones donde trabajan, como hogares de ancianos o centros de cuidados especiales.
8. Animales de servicio
Los animales de servicio están entrenados exclusivamente para brindar sus servicios a personas discapacitadas, a diferencia de los animales de terapia, que están preparados para ayudar a otros que no presentan ningún tipo de discapacidad. Los derechos de acceso público sólo están destinados a animales de servicio y no a mascotas. Entre los animales de servicio se incluyen perros lazarillos para las personas ciegas o sordas y los perros de rescate o de búsqueda.
Los ponis también sirven como animales de servicio para personas con discapacidades. Estos son elegidos a muy corta edad según criterios muy estrictos y son sometidos a programas de entrenamiento muy rigurosos. Estas criaturas apuntan a mejorar considerablemente la calidad de vida de los pacientes.
9. Gatos y animales de compañía pequeños
Los gatos y los animales pequeños, como hámsteres o conejos, son dóciles y fáciles de convertirse en animales de instalaciones para terapia, que viven bajo el mismo techo que los pacientes a los que acompañan durante el tratamiento. Los asilos de ancianos, las guarderías y los centros de salud especiales son algunas de las instituciones en las que se pueden encontrar estas criaturas. Los problemas surgen cuando el paciente es alérgico o si los residentes no están bien monitoreados cuando interactúan con las mascotas.
Los residentes con discapacidades cognitivas o que no se sienten a gusto con las mascotas pueden llegar a maltratar al animal. Además, el personal de atención debe estar atento a que los medicamentos no se vuelquen o se caigan al suelo, ya que han habido muchos casos en los que los animales los ingieren por error y sufren consecuencias graves de salud.
10. Andar a caballo
En épocas tan remotas como el 600 A.C, la antigua civilización griega ya conocía el valor terapéutico de andar a caballo. Estos animales fomentan la rehabilitación física, emocional y social del paciente. Andar a caballo brinda una forma de ejercicio pasiva e isométrica que promueve el fortalecimiento de los músculos de los individuos discapacitados. Para pacientes que estén paralizados o no puedan caminar, andar a caballo es una manera asombrosa de movilizarse.
En Colorado, los mustangos salvajes se utilizan para rehabilitar ex convictos. Estos criminales peligrosos tienen un caballo a su cargo y deben entrenarlo para luego darlo en adopción. Los individuos deben desarrollar nuevas habilidades sociales como compasión, comunicación y conciencia. La equinoterapia también es muy útil para asistir a veteranos con trastorno de estrés postraumático, ya que se ven obligados a construir vínculos de respeto y entendimiento hasta que los caballos ceden y se “unen” a ellos. Sólo así el caballo puede ser entrenado para una nueva carrera. Esta unión puramente emocional entre el hombre y el caballo ha conmovido hasta las lágrimas a más de un veterano.