Trastorno potencialmente grave, la apnea del sueño se produce cuando la respiración de una persona se interrumpe repetidamente durante la noche. De los tres tipos de apnea del sueño, la obstructiva es la más común y ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan y bloquean las vías respiratorias. La apnea central del sueño, por otro lado, es el resultado de que el cerebro no envía señales a los músculos que controlan la respiración, y el síndrome de apnea del sueño complejo es cuando alguien sufre de los dos tipos de afección mencionados anteriormente.
Dado que el sueño es esencial para el funcionamiento diario del cuerpo, un descanso insuficiente o interrumpido durante períodos prolongados, puede causar afecciones más graves. La apnea obstructiva del sueño, por ejemplo, puede derivar en hipertensión arterial, derrames cerebrales y enfermedades cardíacas. Por tales razones, es importante conocer los síntomas asociados con la apnea del sueño para obtener un diagnóstico y comenzar el tratamiento lo antes posible.
Ronquidos fuertes
Uno de los síntomas más comunes de la apnea del sueño, particularmente el tipo obstructivo, son los ronquidos fuertes. Aunque estos ronquidos son crónicos, es posible que no ocurran todas las noches. Sin embargo, con el tiempo, el National Health Institute (NIH) dice que puede volverse más ruidoso y más frecuente.
Es importante tener en cuenta que, si bien los ronquidos son bastante comunes, no siempre son indicativos de apnea del sueño. Para recibir un diagnóstico adecuado, asegúrese de programar una cita con un médico.
Pausas en la respiración durante el sueño
La apnea del sueño se define como “una reducción o cese de la respiración durante el sueño”, por lo que experimentar cualquiera de estas cosas es un fuerte indicador del trastorno. Dado que la persona afectada está dormida, alguien con quien comparte casa o cama suele ser testigo de estos síntomas.
Para aquellos con apnea central del sueño específicamente, estas interrupciones respiratorias pueden hacer que se despierten repentinamente y experimenten una sensación de asfixia o de jadeo mientras intentan recuperar el aliento.
Sueño sin descanso
Según HelpGuide.org, las personas con apnea del sueño a menudo no son conscientes de las pausas en la respiración que experimentan (a veces cientos de veces durante la noche), que sacuden al cuerpo de su ritmo natural de sueño.
En algunos casos, sin embargo, pueden hacer que la persona se despierte. Quizás no siempre que ocurre una interrupción, pero con la frecuencia suficiente como para provocar una noche de sueño inquieto, insomnio o frecuentes visitas al baño.
Dolor de garganta al despertar
Debido a los ronquidos profundos y frecuentes, no es raro que las personas con apnea del sueño, particularmente obstructiva, se despierten regularmente con dolor de garganta.
Dormir con la boca abierta mientras ronca también puede hacer que se sienta la garganta muy seca a primera hora de la mañana.
Despertarse con dolores de cabeza es otro signo de apnea del sueño, y es uno de los síntomas más comúnmente reportados por aquellos que aún no son conscientes de que padecen el trastorno. Según la Alaska Sleep Clinic, las pausas frecuentes en la respiración provocan una insuficiencia de oxígeno en el cerebro, lo que ensancha los vasos sanguíneos y provoca dolores de cabeza.
Somnolencia diurna
El descanso constantemente interrumpido hará que quienes padecen apnea del sueño luchen a menudo contra la somnolencia excesiva durante las horas del día, independientemente de cuánto tiempo pasen en la cama cada noche.
Es común sentirse lento, con poca energía o incluso quedarse dormido periódicamente durante el día. Además, con el tiempo, estos comportamientos pueden tener repercusiones graves, como una acción disciplinaria en el trabajo, la pérdida del mismo o un accidente al manejar un vehículo de motor o maquinaria pesada.
Deterioro cognitivo
Recibir constantemente una cantidad insuficiente de oxígeno y descansar puede hacer que el cerebro de una persona con apnea del sueño se deteriore, lo que provocará olvidos, pérdida de la memoria o problemas para mantener la concentración en el trabajo o en las tareas personales.
Las personas también pueden experimentar irritabilidad y alteraciones del estado de ánimo, como depresión y ansiedad, que no son características de su yo habitual. En algunos casos, el individuo afectado puede incluso mostrar cambios de personalidad.