Todos nos hemos estresado en algún momento de nuestras vidas— por las demandas familiares y laborales y hasta por las obligaciones sociales. Sin embargo, el estrés crónico y el aluvión de cortisol (y de otras hormonas del estrés) que circulan constantemente por el organismo pueden tener consecuencias muy severas en su vida.
A continuación, le mostramos siete indicadores sutiles del estrés crónico…
1. Sensibilidad mandibular
¿Acaso siente la mandíbula y la boca un poco rígidas? Es probable que esas molestias se atribuyan al estrés, el principal culpable de que sus dientes rechinen. Muchos de nosotros lo hacemos mientras dormimos y quizás ni siquiera somos conscientes de que tenemos la culpa.
Según una investigación de la Asociación Dental Estadounidense, rechinar los dientes es un resultado muy común del estrés. Si siente que su mandíbula está pagando los platos rotos, use un protector bucal, que cuida sus dientes y reduce las molestias.
2. ¡Sorpresa! ¡Una espinilla!
Sí, tiene todo el derecho de echarles la culpa a esa hamburguesa y a esas papas fritas que se devoró durante el almuerzo. Sin embargo, todos sabemos que el estrés puede causar brotes de acné y de los malos. Los dermatólogos de la Universidad de Wake Forest, en Winston-Salem, Carolina del Norte, vinculan el estrés crónico con el vergonzoso acné en los adultos.
Si se siente estresado y cree que es propenso a tener brotes severos, puede usar una loción facial a base de peróxido de benzoilo para deshacerse de las bacterias dañinas. Sólo recuerde utilizar una crema hidratante suave (una que no bloquee los poros) a su rutina de belleza para mantener la piel hidratada y así evitar que aparezcan más espinillas.
3. Irritación de la piel
Una investigación señala que el estrés también puede causar problemas en la piel—desde parches secos hasta prurito más severo o comezón crónica. De hecho, el Dr. Gil Yosipovitch, Jefe del Departamento de Dermatología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Temple, afirma que el estrés puede duplicar las posibilidades de que la piel se irrite.
Según el Dr. Yosipovitch, el estrés recurrente irrita las fibras nerviosas, lo que desencadena todo tipo de problemas dérmicos—como la psoriasis, la dermatitis y hasta el eczema.
4. Síndrome pre-menstrual doloroso
Atentas, señoritas, los cambios en los síntomas que anuncian la llegada de su periodo menstrual pueden ser un indicador de que están muy estresadas. Por ejemplo, los investigadores de Harvard aseguran que la aparición repentina de dolores menstruales puede ser producto de un aumento de las hormonas del estrés.
Dichos expertos explican que el incremento de cortisol suele exacerbar la respuesta del sistema nervioso simpático e intensifica los dolores antes y durante “esa etapa del mes.”
5. Sueños bizarros
Los sueños inquietantes pueden alterar el sueño y afectar su humor al día siguiente. Sin embargo, los paisajes de ensueño bizarros suelen ser consecuencia de haberse ido a la cama nervioso o preocupado.
Los estudios conducidos por los psicólogos del Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago, Illinois, descubrieron que las alteraciones en el sueño causadas por el estrés nos vuelven más propensos a tener pesadillas y sueños inquietantes que cuando gozamos de noches de descanso plenas.
6. Antojos de azúcar
Si bien la falta de sueño, el síndrome pre-menstrual y las hormonas pueden desatar antojos insaciables de dulces, los investigadores de la Universidad de Pensilvania señalan que el estrés genera una atracción fatal con la jarra de galletas y las tiendas de dulces que se cruzan por nuestro camino.
La investigación de la Universidad de Pensilvania le pidió a un grupo de mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas que clasificaran la intensidad de sus antojos de azúcar. Basándose en estos datos, los expertos concluyeron que el estrés era el primer y principal culpable de los atracones de helado, dulces y galletas.
7. Migrañas
Quienes estudian las migrañas han descubierto que los que las sufren son más propensos a tener episodios después de atravesar periodos prolongados de estrés. Eso explica por qué no soporta las migrañas a medida que el fin de semana se aproxima.
Los expertos del Headache Center de la Universidad de Washington afirman que cuando los niveles de estrés disminuyen, la mente se prepara para un periodo de relajación y las migrañas son más propensas a atacar.