Por lo general, reservamos una cita con un masajista matriculado para deshacernos de las contracturas, de la tensión y de los dolores musculares. Sin embargo, no debería sorprenderse si el especialista le dice mucho más de lo que esperaba oír sobre su salud— y hasta adivina cuáles son sus malos hábitos.
A continuación, le presento ocho factores de salud que su masajista puede determinar apenas se acuesta en la camilla…
1. Usa mucho su automóvil
Si usa su vehículo para ir a trabajar—en especial, si pasa mucho tiempo sentado en el asiento del conductor— su masajista podrá anticiparlo sin que usted lo mencione. Aquellos que pasan varias horas frente al volante tienden a lucir jorobados.
Esto significa que su cuello está muy inclinado hacia adelante. A veces, los hombros suelen contracturarse y hasta encorvarse cuando se pasa mucho tiempo manejando o si trabaja como conductor.
2. No se despega de su celular
Si se pasa horas enteras con la pantalla de su celular casi pegada al rostro— revisando las redes sociales, enviando miles de mensajes de texto y viendo videos—¡su masajista lo sabrá!
Los especialistas pueden descubrirlo por el desequilibrio de sus hombros y por la posición de su cabeza— ambos, por naturaleza, se inclinarán hacia abajo y hacia adelante. Su masajista también notará que los músculos de sus hombros están contracturados.
3. Sufre de algún tipo de alergia
No es ninguna novedad que su masajista le pregunte cómo se siente para descubrir si sufre de alguna alergia estacional. No obstante, los especialistas son capaces de adivinar si es alérgico sin siquiera tener que consultárselo.
Si su rostro está inflamado— en especial en la zona de los pómulos, la mandíbula, la frente y los tejidos que rodean los ojos— su masajista lo sabrá. Si recibe un masaje facial, notará que las áreas inflamadas, al igual que el cuello, las axilas y el pecho, están sensibles al tacto.
4. Su trabajo es sedentario
No hace falta que se desvista sobre la camilla para que su masajista descubra que su trabajo es sedentario. De hecho, los desequilibrios en las caderas (una es más alta que la otra) es el principal indicador.
Luego de masajearlo un poco, si los músculos inferiores de la espalda están débiles y las piernas y glúteos están contracturados, el especialista sabrá que pasa la mayor parte de la jornada laboral sentado.
5. Antiguas lesiones
Puede que reserve una sesión de masajes para aliviar la inflamación causada por molestias actuales, aunque los tejidos que están hinchados y hasta calientes al tacto le permitirá al masajista anticipar que ha tenido algún problema en el pasado.
Las lesiones provocadas por esfuerzo repetitivo (por ejemplo, en los tendones o en el túnel carpiano) contracturan los músculos y los tendones. Es probable que su masajista también le diga que sus músculos están deshidratados y muy rígidos.
6. Necesita hidratarse más
Por lo general, se recomienda beber grandes cantidades de agua y de tés herbales después de una sesión de masajes. No obstante, ¿sabía que su masajista puede notar que a su cuerpo le faltan fluidos durante la sesión?
Si la parte superior de su espalda es sensible al tacto, es un indicador de que el nivel de fluidos en su cuerpo es bajo.
7. Su bolso es demasiado pesado
Queridas damas, muchas de nosotras somos culpables de llenar nuestros bolsos con más de lo que nos hace falta. Desde maquillaje y barras de granola hasta botellas de agua y juguetes de bebé— su masajista podrá adivinar si su bolso es demasiado pesado sin siquiera fijarse en el contenido.
Muchachos, aquellos que acostumbren a cargar objetos pesados con una sola mano, sepan que los músculos de ese lado estarán más rígidos que los del otro. La rigidez es causada por poner la carga en un solo hombro y por apoyarse en una pierna y luego en otra al estar parados, lo que provoca inclinaciones pélvicas y rigidez en los cuádriceps y en los tendones.
8. Duerme boca abajo
Me encanta dormir boca abajo y cuando mi masajista me preguntó “¿Cuál es tu postura preferida al dormir?”, jamás me hubiese imaginado que él ya supiera la respuesta.
Resulta que aquellos que prefieren dormir boca abajo desarrollan un tipo de contractura muy particular en el cuello, que se hace vuelve evidente al tacto.
