Se despierta por la mañana como cualquier otro día — hace una parada en el baño, se lava los dientes y la cara y se mira al espejo sólo para darse cuenta de que la parte izquierda de su rostro está adormecida. Ahora que está más despierto, se dará cuenta de que el párpado izquierdo también le cuelga. Si trata de tocar o mover esa parte del rostro, se impactará al notar que sufre de parálisis muscular total.
No, no es una pesadilla; se trata de una enfermedad conocida como parálisis de Bell, una forma común de parálisis que dura unos cuantos meses. Sin embargo, a pesar de ser algo temporal, los síntomas suelen ser muy aterradores…
1. ¿Qué es la parálisis de Bell?
La parálisis de Bell se caracteriza por causar debilidad o parálisis total de los músculos de una parte del rostro. Nunca afecta a ambas partes.
Este tipo de parálisis facial es causado por un daño o lesión en uno de los nervios faciales, la cual se diversifica y afecta los músculos de una parte de la cara. Cada nervio se encarga de enviar impulsos electrónicos que generan movimientos faciales pero, cuando la enfermedad de Bell ataca, uno de los nervios se paraliza y provoca la sensación de adormecimiento.
2. Causas
Si bien muchas veces no es posible encontrar una causa precisas, esta forma común de parálisis facial suele ser el resultado de una infección viral (como el herpes, por ejemplo), de un virus latente que se aloja en el nervio (ganglios geniculados, por ejemplo) o de una respuesta inflamatoria del sistema inmunológico; todos estos causan hinchazón y adormecimiento en una parte del rostro.
La enfermedad de Bell afecta tanto a hombres como a mujeres de cualquier edad y de cualquier origen étnico — esto se traduce en 30 de 100.000 diagnósticos anuales. Sin embargo, los hombres que ronden los 40 años están dentro del grupo de pacientes mayormente afectado. De la misma manera, las mujeres embarazadas, en edad menstrual o de cualquier género que en sus antecedentes familiares hayan tenido algún caso de parálisis de Bell son propensas a padecerla.
3. Factores de riesgo
Si bien la causa exacta de la enfermedad todavía no ha sido descifrada por los expertos de la salud, se cree que ciertos factores de riesgo incrementan las posibilidades de sufrir inflamación en alguna parte de la cara, lo cual resulta en un episodio de parálisis.
Es por eso que, aquellos pacientes que tengan el virus simple de herpes 1 (el cual se manifiesta en forma de vesículas o ampollas) o cualquier otra enfermedad viral suelen ser más propensos a sufrir este tipo de parálisis. Igualmente, los pacientes con diabetes, las mujeres embarazadas y quienes tengan antecedentes deben mantenerse alerta, ya que forman parte del grupo de riesgo.
4. Gusto y producción de saliva
Debido a que la parálisis de Bell impacta sobre uno de los nervios faciales, ciertos sentidos y acciones tales como el gusto y la producción de lágrimas y de saliva pueden verse comprometidas temporalmente.
Es probable que la generación tanto de saliva como de lágrimas se vea afectada y notará que se deteriora el sentido del gusto, lagrimea demasiado o puede que hasta sienta los ojos secos. Los nervios faciales van de la mano con la respuesta gustativa a cargo de la lengua. Esto resulta en episodios de salivación excesiva o en dificultades para saborear alimentos correctamente durante un mes.
5. Parálisis facial
Como ya lo hemos mencionado, la parálisis de Bell impactará en los nervios faciales tanto del sector derecho como del izquierdo de su cara, nunca en ambos. Debido a que éstos se hinchan y se debilitan, los impulsos eléctricos sobre los músculos faciales se vuelven imperceptibles y los últimos pierden la habilidad de moverse.
Esto, generalmente (y de forma muy aterradora), ocurre durante la noche y los afectados suelen experimentar todos estos problemas al despertarse. También puede que les cueste abrir o cerrar el ojo del lado paralizado. Tranquilícese y recuerde que esto tiene solución y al cabo de un tiempo estos síntomas habrán desaparecido por completo.
6. Sensibilidad al sonido
Muchos pacientes con parálisis de Bell aseguran haberse vuelto extremadamente sensibles a los sonidos o reportan dolores leves detrás de la oreja del lado afectado.
Es muy común oír que muchas personas que experimentan este tipo de parálisis sienten que su capacidad auditiva se reduce considerablemente. Esto se debe a que el adormecimiento llega a extenderse hasta la zona del cuello, de la mandíbula y de la lengua.
7. Diagnóstico
Para poder detectar esta enfermedad, su doctor de cabecera le hará una serie de preguntas acerca de los síntomas que experimenta y luego le hará un examen físico y neurológico exhaustivo para corroborar el funcionamiento de sus músculos y nervios faciales.
Por lo general, la sensación de adormecimiento facial es evidencia suficiente de que lo que experimenta es un episodio de parálisis de Bell. Sin embargo, es necesario que consulte a su médico de cabecera o a algún especialista para descartar ciertos problemas más complejos como esclerosis múltiple, tumores, o la enfermedad de Lyme.
8. Tratamiento
Aproximadamente el 80% por ciento de los pacientes con parálisis de Bell notan que los movimientos faciales, el sentido del gusto y la producción de saliva y de lágrimas se normalizan al cabo de unas semanas sin necesidad de llevar a cabo ningún tipo de tratamiento.
Su médico deberá controlarlo de cerca para asegurarse de que el adormecimiento desaparezca por completo en un período de 6 meses para saber si es necesario recetarle algún tipo de esteroide anti-inflamatorio a fines de aliviar la hinchazón; los medicamentos antivirales (como Zovirax o Valtrex) deben empezar a tomarse dentro de los tres primeros días de parálisis y debe continuar con este tratamiento por siete días más. Los masajes y ejercicios faciales suelen ser de gran ayuda para recobrar la movilidad. Como ya hemos mencionado, la mayoría de las personas afectadas se recuperan por completo sin tener que seguir algún tipo de procedimiento médico.