Por desgracia, cada vez es más común que las personas sufran estrés crónico, duerman mal y necesiten constantemente tomarse unas vacaciones. El estrés ataca cuando no contamos con las herramientas apropiadas para lidiar con las exigencias de la vida que, al ser pasadas por alto, pueden convertirse en un monstruo mucho más siniestro y aterrador. El agotamiento es una situación mucho más severa que tiende a incrementarse lentamente sin que seamos conscientes de lo que ocurre.
Aquellos que están obsesionados con el éxito, que se apasionan por su trabajo o que son demasiado perfeccionistas en todo lo que hacen son los más propensos a sufrir las consecuencias. A todo esto súmele la falta de atención a nuestra salud y pronto nos encontraremos sin una gota de energía para mantener el ritmo y seguir adelante. Si no se controla, el agotamiento puede convertirse en un problema mental severo y puede provocarle sentimientos de desesperanza y pensamientos suicidas. Los siguientes doce signos podrán ayudarlo a detectar un posible agotamiento y a realizar los cambios necesarios para prevenirlo…
1. Obsesión con el éxito
Suele iniciarse como la pasión por ayudar a otros o el deseo de destacar en la carrera elegida, pero no se confunda, trabajar largas horas y asumir grandes compromisos laborales en algún momento le pasará factura a su salud. Es muy común ver este tipo de agotamiento en el ámbito laboral en profesiones que están al servicio de los demás, como en los asistentes sociales y los enfermeros. Por desgracia, la pasión desmedida por destacar y asistir a los que más lo necesitan se interpone en la vida y el bienestar de la persona.
Es importante entender que somos más susceptibles a sentirnos agotados cuando estamos completamente sumidos en nuestras obligaciones laborales. La clave para evitar el agotamiento extremo es desarrollar un plan de cuidado personal activo que incluya tiempo suficiente para descansar y recrearse. Esto puede tratarse de algo tan simple como darse un largo y relajante baño de burbujas o tomarse un fin de semana de vacaciones de vez en cuando. No importa cómo, tomarse descansos regulares en su agenda para ocuparse de su salud es la herramienta de prevención número uno en el caso del agotamiento.
2. Fatiga crónica
Una cosa es sentirse fatigado después de una noche sin dormir o por no cuidar su alimentación y otra es estar exhausto sin razón aparente. Por más temprano que nos acostemos, nos despertamos cansados y sin energía para continuar en pie durante el día. Como consecuencia, nos sentimos abrumados por las tareas más simples y comenzamos a hacer cada vez menos y a pedir más bajas laborales por enfermedad.
Si bien la fatiga crónica se apodera de nosotros lentamente, sirve como una señal de advertencia de que algo anda mal y necesita ser corregido. Si nos damos cuenta a tiempo, podremos modificar nuestra agenda de manera tal que prevendremos el agotamiento total a largo plazo.
3. Falta de concentración
Aquellos que alguna vez hayan intentado focalizarse en una actividad y acabaron pensando en otra cosa, sabrán bien que la falta de concentración es bastante frustrante. De hecho, la incapacidad de concentrarse en tareas por largos periodos puede ser un síntoma de estrés o agotamiento. Esto puede derivar en fechas de entrega de trabajo perdidas, incapacidad de alcanzar metas importantes y hasta procrastinación.
Si esto se convierte en un problema, existen muchos ejercicios que uno puede incorporar en su vida para estar más conectado con sus obligaciones. Dos sugerencias fáciles de aplicar son deshacerse de todas las demás distracciones como los e-mails y mensajes del celular y dividir las tareas complejas en varias más simples. Asegúrese siempre de dar un paso a la vez.
4. Síntomas físicos
El agotamiento puede tener efectos devastadores en la salud física. Desde dolor muscular, molestias en la espalda, problemas gastrointestinales y fluctuaciones en el peso, el cansancio crónico no sólo causa malestar sino que reduce la función inmunológica. Tener un resfriado o gripe tras otro es otro signo claro de que su organismo está luchando por mantenerse en pie.
Por desgracia, si el nivel de agotamiento alcanza esta etapa, lo único que puede hacer es detenerse (antes de que el cuerpo lo haga por nosotros). Reducir las obligaciones y demandas laborales y personales no es nada simple pero si no les prestamos atención a los síntomas, les abrimos la puerta a un sinfín de complicaciones de salud a corto y largo plazo. Decir “no” más seguido, salir más, dormir la cantidad de horas recomendada y meditar o realizar técnicas de meditación son maneras maravillosas de revertir los terribles efectos del agotamiento.
5. Ansiedad
La ansiedad puede definirse como un estado de preocupación, nerviosismo, miedo o inseguridad extremos y es otro síntoma clave del agotamiento. Si bien puede estar vinculada con otros trastornos psíquicos, puede considerarse otra señal de que necesitamos bajar el ritmo.
A pesar de que algunos deban ser medicados, otros logran recuperar el equilibrio por medio de técnicas psicofísicas tales como la meditación, la respiración profunda y los ejercicios de visualización. Existen muchos métodos para aplacar la ansiedad en internet y en manuales de autoayuda que se comercializan en las librerías.
6. Insomnio
Desde pasar la noche completa pensando en su trabajo hasta despertarse en la madrugada sin poder volver a dormir, el insomnio puede generar un gran caos en la salud física y mental. De hecho, la falta de sueño afecta lo cognitivo tanto como el alcohol. El insomnio frecuente impacta de forma negativa en la memoria, los hábitos de alimentación, la actividad física, los niveles de energía y el estado de ánimo.
A aquellas personas que sufren de insomnio suele resultarles de gran utilidad escribir todos esos pensamientos que les provocan estrés o ansiedad o realizar técnicas de relajación muscular para despejar la mente antes de dormir. Repito, puede consultar algunas de las tantas sugerencias que se ofrecen en internet o consultar a un especialista.
7. Depresión
Que la depresión y el agotamiento van de la mano no es ninguna novedad. Según los expertos del Douglas Mental Health University Institute en Quebec, algunos síntomas del agotamiento también se vinculan con los de la depresión. Tanto la fatiga como el dolor muscular reducen la función inmunológica produciendo sentimientos de angustia y depresión surgidos como consecuencia del agotamiento.
La diferencia entre que le diagnostiquen depresión o agotamiento está en el tratamiento. Si la depresión es producto del agotamiento, la clave es reducir o eliminar lo que lo causa. Si uno sufre de depresión sin tener agotamiento, existe un gran abanico de causas posibles y reducir la cantidad de trabajo y de presiones no siempre marca una diferencia. Buscar la ayuda de un profesional es la mejor forma de determinar el curso de acción apropiado.
8. Ira
No hace falta buscar mucho en las redes sociales para encontrar algún video de gente enojada o enfadada. Las peleas callejeras y demás demostraciones públicas de violencia están en todos lados. Lo curioso es que la ira es una emoción secundaria y sirve como indicador de que algo anda mal. La ira surge de la tristeza, el miedo, la preocupación y demás emociones abrumadoras.
Al encontrarnos en este estado de agotamiento, la ira sirve como escudo para ocultar lo que en realidad nos pasa. La clave para acabar con ella es tomarse el tiempo de experimentar las emociones que la causan. Esto puede significar tomarse un receso de su agenda ocupada para buscar apoyo emocional y permitir que la tristeza aflore. Si bien es algo incómodo al principio, se ahorrará más agotamiento a largo plazo.
9. Desgana y falta de placer
Si bien muchos no disfrutan con lo que hacen para ganarse la vida, hay pasatiempos, clubs y demás actividades recreativas que pueden generar placer. En aquellos que se sienten agotados el placer se esfuma de todos los aspectos de la vida. Desde estar rodeados de seres queridos hasta dar paseos en bicicleta en plena naturaleza, la alegría y el disfrute se van desvaneciendo a medida que el agotamiento se apodera de nosotros.
Una vez que nos demos cuenta de que este es el caso, es importante tomarnos el tiempo de rediseñar la agenda de trabajo. Si bien puede costarle un poco de tiempo el volver a sentir placer por lo que hace, en algún punto se recuperará. Tenga paciencia, cuídese y no deje de consultar a un especialista si cree que es necesario.
10. Aislamiento
Cuando nos sentimos abrumados, estresados o agotados, tendemos a aislarnos y refugiarnos en nuestra propia zona de confort. El aislamiento puede ser bastante peligroso cuando estamos solos con nuestros pensamientos y puede empeorar la situación si lo permitimos. La sensación de no encajar y que somos rechazados puede empeorar si nos aislamos del mundo.
Las autocríticas dañinas pueden eliminarse si somos capaces de desafiar esos pensamientos. Los pensamientos de que nadie nos quiere o que somos inútiles deberían ser eliminados de raíz y reemplazarse por otros más conciliadores y alentadores (por ejemplo, “Soy amigable y les intereso a los demás”). Si somos capaces de reconocer nuestros sentimientos y dar los pasos necesarios para estar con los demás, pronto comenzaremos a sentirnos más conectados (y valorados) a nivel social.
11. Distanciamiento emocional
El distanciamiento emocional, al relacionarse con el agotamiento, ocurre cuando comenzamos a alienarnos en lo laboral, en lo familiar y hasta en lo social. El distanciamiento causa una sensación generalizada de desconexión de los demás y de nuestro ambiente. Entre los signos de distanciamiento se incluyen tomarse más licencias o bajas por enfermedad que de costumbre, no cumplir con las obligaciones laborales y dejar de responder llamadas y correos electrónicos.
Este mecanismo de defensa puede resultar de querer exigirse mucho sin darse tiempo para descansar. La buena noticia es que podemos volver a estar conectados a nivel social una vez que logremos identificar la raíz del problema y retomemos el camino de la salud.
12. Sentimientos de desesperanza
La desesperanza es como transitar un túnel oscuro sin tener una luz que nos guíe. No sabemos en qué dirección vamos, ni sabemos cuándo podremos ver, por lo que empezamos a pensar que nada va a cambiar. La depresión y la desesperanza están muy vinculadas entre sí y son algunos de los resultados más severos del agotamiento.
Una vez que alcanzamos la etapa de agotamiento, es difícil superarla por nuestra propia cuenta. Si bien es importante entender los sentimientos, es igual de importante hablarlos con alguien o buscar asesoramiento profesional. Con tiempo, paso a paso, reduciendo las cargas laborales y cuidando su salud, la esperanza regresará y, finalmente, volverá a sentirse pleno y feliz.