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Principales signos y síntomas de una hernia

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By ActiveBeat Español

Una hernia puede producirse en cualquier parte del cuerpo. Sin embargo, las zonas del cuerpo más comúnmente afectadas son la ingle interna (hernia inguinal), la ingle externa (hernia femoral), el área cerca del ombligo (hernia umbilical), la parte superior del abdomen (hernia hiatal) o el lugar de una cicatriz quirúrgica reciente (hernia incisional).

Las hernias son bultos que aparecen cuando se produce un debilitamiento de las paredes musculares y el tejido graso se escurre a través del tejido conjuntivo. Lo más típico es que se formen cuando un órgano interno (normalmente el intestino o la vejiga) o una parte del intestino empuja hacia fuera a través del músculo circundante. Las hernias, que van de leves a extremadamente dolorosas cuando se exponen, suelen desaparecer cuando se presiona sobre ellas o al tumbarse, pero pueden agravarse al toser o estornudar. Si no desaparecen por sí solas, es posible que haya que operar para evitar que empeoren.

A continuación, describimos 15 signos y síntomas comunes de la hernia…

1. Bulto visible

El primer signo de una hernia suele ser una notable hinchazón bajo la piel, la que, probablemente, se convertirá en un bulto o protuberancia visible. Esta protuberancia se forma como un saco en los órganos (más comúnmente los intestinos) pero a veces también en la pared del abdomen, la ingle o el ombligo. Las hernias no tratadas se vuelven graves y muy dolorosas, a medida que el músculo se ensancha y se parte, y a medida que una porción cada vez mayor de los intestinos o del tejido abdominal es forzada a través de la abertura, formando un saco aún mayor.

Esta notable protuberancia, o saco abultado, es una de las principales características de una hernia y suele desarrollarse debido a un tejido debilitado presente al nacer o a un órgano/tejido que se desgasta más tarde, durante el transcurso de la vida. Es posible que note el abultamiento antes de sentir dolor, pero en muchos casos, los pacientes sienten dolor antes de que la protuberancia sea perceptible a simple vista. Es muy importante que acuda a su médico en cuanto note un bulto, ya que puede significar otro problema de salud (como un tipo de crecimiento anormal o un tumor canceroso).

2. Dolor

El dolor de la hernia puede variar desde una ligera molestia hasta un dolor intenso, sobre todo cuanto más tiempo se deje sin tratar. La mayoría de las veces, una hernia nueva será indolora. Según los informes de los pacientes, el dolor de hernia tiene diversos rangos. Puede no causar ningún dolor y solo exhibir una protuberancia visual (o saco abultado) en la zona de la ingle o el ombligo, o puede causar una sensación de presión o pesadez en el abdomen. Esta presión puede agravarse cuando el paciente se agacha para coger un objeto o por la mera presión debida a la flexión de la cintura.

Puede haber dolor o molestias que empeoran gradualmente al realizar movimientos de esfuerzo (tales como levantar objetos, agacharse para recogerlos, transportar objetos pesados o estar sentado durante largos periodos de tiempo -por ejemplo, en un escritorio o en un vehículo-). Estos dolores pueden llegar a ser insoportables. Sin embargo, si el dolor es intenso, puede ser que la hernia esté estrangulada (lo que significa que el suministro de sangre está cortado). No puede ignorar una hernia estrangulada, ya que el dolor será tan insoportable que requerirá atención médica inmediata.

3. Sensación de llenura

Una sensación de pesadez, llenura, hinchazón o incomodidad en la tripa es habitual en quienes tienen hernias umbilicales o hernias de hiato en la zona abdominal. Las hernias umbilicales son hernias que se desarrollan en los intestinos y sobresalen a través de una abertura en las capas de los músculos abdominales. Las hernias umbilicales son más típicas en los bebés que nacen con órganos o tejidos abdominales débiles (aparecen, aproximadamente, a la edad de 1 a 3 años). Sin embargo, estas hernias pueden aparecer también en la edad adulta. Las hernias de hiato, por su parte, son el resultado de sacos en el estómago que fuerzan el tejido hacia arriba a través de la abertura del diafragma (conocida como hiato). Las hernias de hiato pequeñas no suelen ser un problema; sin embargo, las hernias de hiato más grandes pueden provocar dolor cuando los alimentos y el ácido suben al esófago, ya que este pasa por el hiato en su camino hacia el estómago.

Una sensación como de “arrastrarse” en la ingle puede ser signo de una hernia inguinal (que es una hernia de tejido blando de la cavidad abdominal o epiplón, la cual presiona a través de los músculos abdominales debilitados) o de una hernia femoral (un saco en la ingle y el muslo, formado por el intestino que se introduce en la pared del canal femoral). Estas hernias duelen cada vez que se sienta o se agacha para coger un objeto.

4. Malestar estomacal

Los problemas estomacales -incluyendo la dificultad para digerir las comidas, la acidez, el malestar digestivo persistente, las náuseas y los problemas intestinales como el estreñimiento- pueden ocurrir debido a hernias localizadas en la ingle o en las zonas abdominales (como una hernia inguinal) que sobresale de la ingle cerca de la parte inferior del abdomen y del muslo. El malestar estomacal puede producirse cuando una hernia inguinal entra y sale del abdomen hacia el canal inguinal. Un médico puede aliviar la sensación con un suave masaje que manipule la hernia de vuelta hacia el abdomen.

Si la hernia se estrangula (o se corta el suministro de sangre), el paciente experimentará náuseas y vómitos y tendrá dificultades para expulsar los gases y defecar. Una hernia estrangulada requiere atención médica inmediata, ya que pone en peligro la vida del paciente.

5. Reducción del suministro de sangre

Si una hernia aumenta de tamaño y se “estrangula” -término que se refiere a que crece tanto que se queda atascada dentro de las paredes musculares debilitadas- experimentará falta de flujo sanguíneo en la zona primaria, así como en todo el cuerpo. Si se produce la “estrangulación”, su vida corre peligro y necesitará una intervención quirúrgica de urgencia inmediata.

Según los médicos del Centro Británico de Hernias (British Hernia Center) del Hospital St. John and St. Elizabeth, “el riesgo de muerte es siete veces mayor cuando se extirpa una hernia mediante cirugía de urgencia, y 20 veces mayor si la cirugía de hernia implica una extirpación intestinal”. La recomendación médica es que se diagnostique y trate una hernia antes de que sea estrangulada para evitar a toda costa la cirugía de urgencia.

6. Molestias nerviosas

Cuando el dolor de la hernia es persistente, es posible que experimente molestias en otras regiones del cuerpo vinculadas a la misma cadena nerviosa. Esto ocurrirá cuando la hernia irrite los nervios y el dolor se desplace a lo largo de la raíz nerviosa. Por ejemplo, si una hernia inguinal (situada en la parte interna de la ingle) presiona los nervios circundantes, puede causar sensibilidad en las piernas, el escroto (en el caso de los hombres) o los labios vaginales (en el caso de las mujeres).

Las hernias que son consecuencia de una lesión deportiva (o de atletismo, como el hockey o el fútbol) pueden sufrir una compresión nerviosa si la protuberancia presiona una zona del nervio, lo que provoca una radiación del dolor en uno de los dermatomas nerviosos. Por ejemplo, una hernia en el disco lumbar de la espalda puede atrapar a menudo los nervios cercanos. Si se sospecha de una hernia y el paciente es deportista, los médicos suelen suponer la presencia de una hernia deportiva.

7. Vómitos

Cuando una hernia empieza a provocar náuseas y vómitos, es una señal de preocupación. Por lo general, se refiere a un órgano, como el intestino, que queda atrapado, o “encarcelado”, fuera del abdomen, lo que puede causar una obstrucción intestinal peligrosa y mortal conocida como hernia “incarcerada”.

Las hernias incarceradas requieren una intervención quirúrgica inmediata y urgente y pueden imposibilitar la expulsión de los gases o las heces. Como se ha mencionado anteriormente, la tasa de mortalidad es 20 veces mayor si se realiza una cirugía de extirpación intestinal de urgencia. Por ello, la mayoría de los médicos intentan diagnosticar una hernia mucho antes de que sea necesaria una cirugía de urgencia, según afirma el Centro Británico de Hernias (British Hernia Center) del Hospital St. John and St. Elizabeth.

8. Debilidad muscular

Al igual que la presión nerviosa, las hernias localizadas también pueden causar fatiga o presión en la zona de origen. Por ejemplo, una hernia inguinal del interior de la ingle ejercerá presión sobre los músculos circundantes de la pierna y la ingle. Cuando una hernia se sale de su sitio, causará molestias de diverso grado y, en última instancia, deberá ser reparada quirúrgicamente (a menos que otra condición médica impida la cirugía).

Mientras se espera la intervención quirúrgica, los pacientes pueden recibir un cinturón quirúrgico o un braguero (una prenda de ropa interior elástica) para mantener el bulto plano y evitar que se deslice hacia dentro y hacia fuera. También se puede manipular suavemente una hernia en su sitio tumbándose y masajeándola suavemente hacia el abdomen. Si no puede empujarla suavemente hacia dentro, la hernia puede quedar atrapada en la pared abdominal y puede ser necesaria una intervención quirúrgica de urgencia.

9. Dolor con el movimiento

Es posible que al principio no note dolor con el movimiento, pero una hernia en crecimiento aumentará el dolor cuando realice movimientos bruscos; por ejemplo, si tose, ríe, estornuda o incluso se agacha repentinamente para levantar un objeto. Una hernia de hiato puede salirse de su sitio, forzando el tejido hacia fuera, y aumentar de tamaño (o abultarse) cuando se ejerce presión sobre el abdomen.

A los pacientes con hernias también les puede resultar muy doloroso sentarse durante largos periodos de tiempo si la hernia se origina en el abdomen. Esto significa que conducir largas distancias y sentarse en un escritorio todo el día puede hacer que la hernia se salga de su sitio y sobresalga hacia fuera. Doblar apenas la cintura puede causar demasiada presión y molestias en la zona abdominal o inguinal.

10. Dificultad con las actividades diarias

Obviamente, a medida que la hernia crece y el dolor empeora, la calidad de su vida diaria puede verse afectada. Por ejemplo, el dolor puede dificultar e incomodar las actividades habituales, como el trabajo, jugar o recoger a los niños, las actividades sociales, el ejercicio e, incluso, las relaciones sexuales.

Una vez más, mientras se espera la cirugía de reparación de la hernia, se puede minimizar el dolor usando un cinturón médico o un braguero (que es un tipo de ropa interior elástica y plana que se usa para mantener la hernia en su sitio y evitar el abultamiento). Los bultos dolorosos también pueden ser masajeados suavemente por un profesional médico o por el propio paciente. Simplemente, túmbese y manipule suavemente el saco abultado hacia el abdomen.

11. Fiebre

La fiebre debe tomarse siempre en serio, ya que suele ser un signo de que el cuerpo está haciendo horas extras para luchar contra una infección. Reader’s Digest menciona la fiebre como uno de los posibles síntomas de una hernia. “Podría significar que el tejido herniado está estrangulado, es decir, que no está recibiendo ningún flujo sanguíneo, y eso es una situación potencialmente mortal”, dice la fuente.

Es importante señalar que la fiebre por sí sola no es un signo de hernia. Solo lo es cuando la fiebre está presente junto a otros síntomas de esta lista.

12. Ardor estomacal

Existen varios tipos de hernias, como la hernia inguinal, la hernia de hiato, la hernia umbilical y la hernia incisional. Cada uno de estos tipos comunes de hernias se produce en diferentes zonas del cuerpo, por lo que no es de extrañar que puedan presentar diferentes síntomas. Uno de los síntomas de una hernia de hiato (que se produce en la parte superior del abdomen) es el ardor de estómago o reflujo ácido.

“Un trozo de su estómago se cuela a través de un tejido débil hacia el esófago; el ácido estomacal que se escapa puede inflamar la zona. El resultado será una sensación de ardor que se parece mucho a la acidez estomacal”, dice Reader’s Digest.

13. Malestar al final del día

Dado que las hernias suelen estar causadas por la tensión del cuerpo, ya sea por el embarazo, el estreñimiento, el levantamiento de pesos pesados, la obesidad, etc., no es de extrañar que el dolor sea peor al final del día, cuando el cuerpo está agotado.

“La mayoría de los pacientes, sin embargo, describen el síntoma principal como una presencia fuerte, o una molestia, que puede empeorar al final del día, después de haber estado mucho tiempo de pie o de haber hecho mucho esfuerzo”, dice la doctora Ann Hopkins, profesora asociada de cirugía en Langone Health de la Universidad de New York, en charla con la la revista Women’s Health.

14. Ningún síntoma

Lo que da más miedo que tener un problema de salud es tenerlo y no saberlo porque no hay síntomas. Este es el caso más común de las hernias internas. Puede que no haya ninguna señal en el exterior del cuerpo, pero el paciente sentirá un dolor constante.

Según Hopkins, las hernias pueden ser especialmente difíciles de diagnosticar en las mujeres porque el bulto es más bien pequeño, por lo que pasa desapercibido. Pero esto puede ser muy peligroso, ya que si no se trata puede provocar otros problemas de salud más graves, como obstrucciones y gangrena.

15. Dificultad para tragar

Además de la acidez y el reflujo ácido, la hernia de hiato provoca otros síntomas molestos, como dolor en el pecho y dificultad para tragar. Esto se debe a la ubicación de la hernia.

Según Healthline, “una hernia de hiato se produce cuando una parte del estómago sobresale a través del diafragma hacia la cavidad torácica. El diafragma es una lámina de músculo que ayuda a respirar al contraerse y llevar el aire a los pulmones”. Su función es separar los órganos del abdomen de los del tórax, un trabajo muy importante, por lo que, cuando no lo hace, provoca una serie de síntomas molestos.

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