Para muchos niños el verano llegó a su fin y, queridos padres, no importa que estén tristes o saltando de alegría por saber que sus hijos regresarán a la escuela, deberían pensar qué les hace falta a los pequeños para tener el mejor de los comienzos este año.
La vuelta a clase es mucho más que comprar un par de vaqueros nuevos, las zapatillas más geniales y lapiceros de todos los colores — además de preparar una lista con todos los útiles que debe comprar en el centro comercial, le recomiendo que arme otra con todos los detalles para asegurarse que su hijo empieza su primer día alegre, sano y emocionalmente equilibrado. Y recuerde, los siguientes consejos también están destinados a los adultos. La rutina de volver a la escuela es igual de difícil tanto para padres como para hijos.
1. Retome la hora de dormir
Dejar atrás las largas noches de verano y readaptarse a la rutina es la peor parte de volver a la escuela. Sin embargo, debe recordar que una buena noche de descanso es fundamental para estar sano y mantener bajos sus niveles de estrés en esta etapa de transición al igual que durante el año.
Debe saber que no se puede pasar de cero a 100 en un solo día, en especial cuando se trata de acostarse temprano. Si bien puede parecer una forma cruel de castigo, hacer que sus hijos se acuesten temprano una o dos semanas antes de empezar las clases es una forma muy eficiente de readaptarlos a la vida estudiantil. Si le resulta útil, mándelos a la cama temprano pero permítales realizar actividades tranquilas como leer o jugar en la cama— la clave es evitar los dispositivos electrónicos y la televisión. Diversos estudios siguen demostrándonos que el uso de los dispositivos tecnológicos antes de dormir altera los patrones de sueño y causa fatiga al día siguiente.
2. Sea estricto con las rutinas de higiene
Por más que los pequeños se hayan pasado todo el verano jugando con tierra o nadando en la piscina del vecino, las aulas suelen estar repletas de gérmenes. Lavarse las manos debe ser una costumbre después de ir al baño, al jugar afuera, al tocar mascotas o al usar juguetes comunitarios. Si su hijo es el portador del virus, lo correcto en este caso es enseñarle a no compartir — cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo o con la mano es una forma cortés de evitar que los gérmenes se propaguen.
Los resfríos son muy comunes en edad escolar, pero hay algo de lo que sus hijos realmente deben aprender a protegerse — los piojos. Estos se reproducen como fogatas en las escuelas, en especial entre los niños más pequeños, que no suelen tener los mismos recaudos que los adultos a la hora de compartir sus pertenencias. Sin importar cuáles sean sus edades, asegúrese de recordarles a sus hijos que los sombreros, cascos, peines y accesorios para el cabello son sólo para uso personal. Algunas medidas preventivas muy útiles para evitar este mal tan común es rociar aceite de árbol de té en el cabello de los pequeños o revisarles la cabeza con frecuencia para detectar la presencia de liendres o piojos.
3. Reduzca las preocupaciones y la ansiedad
La ansiedad es otro tema común en niños en edad escolar, ya sea ansiedad a separarse de sus padres, ansiedad social o miedo a no encajar o a no cumplir con las expectativas de sus maestros. Puede ayudar a su hijo a lidiar con estas preocupaciones al ir preparándolos con mucha anticipación a lo que va a enfrentarse. Asegúrese de que sepan quién es su maestra, cuál es su agenda de clases y con qué cambios se encontrarán en su nueva rutina. Hasta puede planear un recorrido por la escuela y el aula o un encuentro privado con su maestra para que su hijo se familiarice con todos antes de que llegue su gran día.
Una vez que su hijo se acostumbre a la rutina, más allá de que la transición haya sido tranquila o complicada, trate de estar atento a los signos de advertencia que pueden hacerle ver que algo está mal. Estos incluyen falta de apetito, actitud reservada o falta de comunicación y mal comportamiento, entre otras tantas. Si algo le preocupa, hable con su hijo, con los maestros o directores o con su médico para manejar los problemas y crear una red de apoyo.
4. Visite al pediatra
Un buen plan de vuelta al cole debe incluir una visita al doctor. Tener las vacunas al día es indiscutible, aunque un chequeo general nunca viene mal. Si bien las enfermedades pueden aparecer en cualquier momento, el comienzo de clases es la época de gripes, resfríos y demás complicaciones de salud más severas. Tener un punto de partida le facilitará muchísimo más las cosas a los expertos, ya que detectarán con mayor anticipación los signos y síntomas de otras afecciones.
Los niños que practiquen deportes no deben dejar de visitar al pediatra. Éste no sólo les hará controles de rutina, sino que podrá detectar lesiones subyacentes, deficiencias nutricionales o sugerirle entrenamientos y planes de ejercicio que se adapten mejor a las necesidades psicológicas de la criatura.
5. Compre una buena mochila
Llevar y traer pilas enormes de libros es una parte inevitable de la rutina escolar, aunque no debería convertirse en una amenaza para la salud de sus hijos. Es importante optar por una mochila resistente y cómoda que, a la vez, ofrezca buen soporte. Las tiras deben ser gruesas y acolchonadas para evitar los roces y molestias y deben permitir que el peso se distribuya de forma pareja en ambos hombros. Un cinturón de cadera le permitirá estabilizar la carga y prevendrá posibles lesiones que ocurren al tratar de balancear o equilibrar el peso.
Si todavía le preocupa la cantidad de cosas que su hijo debe manipular durante el día, las mochilas con carritos están permitidas en muchas escuelas y pueden aliviar considerablemente los problemas. Asegúrese de que el niño pueda cargar sin problemas la mochila en sus hombros cuando los carritos no puedan usarse.
6. Cuidado con las alergias
Sus hijos deberán reencontrarse con los libros, antes de que comience la escuela, además usted tendrá algo muy interesante para leer — las políticas de alergia de la escuela de su hijo. La lista de alérgenos comunes cada vez es más larga entre los niños, al igual que las restricciones alimenticias — lácteos, maní, huevos, frutos secos, soja, trigo y otros productos que pueden usarse de forma limitada o directamente eliminarse de la dieta. Para asegurarse de que sus hijos no corran peligro, procure leer detenidamente los documentos que la escuela le ofrece.
Los alimentos no son la única preocupación entre los pequeños en edad escolar. Aprender a detectar signos de reacciones alérgicas es igual de importante. En los niños que sean alérgicos a las picaduras de abeja, por ejemplo, la anafilaxia es clave, ya que en muchos casos son ellos mismos los que deben alertar a los maestros de la situación. Enseñarle a su hijo cómo debe actuar en esos momentos no sólo puede salvar su propia vida sino la de sus compañeros.
7. Conviértase en un maestro de viandas
Atrás quedaron los desayunos caseros y relajados — en un día de escuela, apenas probamos un bocado y corremos a la parada del autobús con el almuerzo en mano. La solución aquí es organizarse. Prepare opciones de desayuno saludables, desde tostadas de pan integral con mantequilla de maní hasta yogur con granola, para que sus pequeños puedan irse de casa con el estómago lleno. En el caso de los más quisquillosos, los cereales ricos en proteínas son una alternativa maravillosa para el cereal lleno de azúcar y para los que directamente no tengan apetito por la mañana, la mejor solución son los batidos frutales y proteínicos.
Le sugiero que prepare el almuerzo la noche anterior para evitar andar con prisas por la mañana. Un buen sándwich incluye mucho más que mantequilla de maní, jalea o fiambre. Comience con pan integral y agréguele atún, huevo, pechuga de pavo y reemplace la mayonesa con humus, guacamole o mostaza a base de miel. Si a su pequeño le gusta probar cosas nuevas, vaya más allá del típico pan y prepare rollos nutritivos, huevos cocidos, quesadillas y mucho más. Sin importar cuál sea su menú, compleméntelo con bocaditos de fruta y vegetales. Eso sí, ¡no olvide consultar la lista de alergias!