Los niños son (por lo general) pequeños seres humanos fascinantes y divertidos que nos brindan alegría y algún que otro desafío ocasional. Sin embargo, en nuestro universo gigante y caótico solemos pasar por alto ciertos detalles sobre ellos, ya que crecen a pasos agigantados.
Para ser justos, no existe forma de saber todo lo que ocurre durante el desarrollo de un infante, a menos que sea pediatra y sepa con exactitud a qué prestarle atención. A continuación, le presento siete verdades sorprendentes acerca de los cambios físicos y psíquicos que ocurrirán en su pequeño a medida que crezca…
1. Suelen ser más amistosos con los extraños que con usted
Mientras a su pequeño le encanta poner a prueba los límites de sus padres y, generalmente, responden con un “no” rotundo a todos sus pedidos razonables, aparentemente son lo suficientemente inteligentes como para no imitar este comportamiento con extraños, como las niñeras, por ejemplo.
Este comportamiento algunas veces se traslada a la adultez, según Psychology Today. Si bien se debe a razones distintas (los niños son más amables con los extraños por motivos de seguridad, hasta que entran en confianza, mientras que los adultos pierden la tolerancia cuando algo no les gusta sobre la personalidad de los demás), dicha fuente ha elaborado una lista de cosas en las que los adultos deben focalizarse para romper este ciclo.
2. Su vocabulario se desarrolla más rápido que el nuestro
Seguramente trata de leer muchísimo para aprender nuevas palabras de aquí y allá (muchas que jamás usará en sus conversaciones diarias), pero mientras usted lucha por enriquecer su vocabulario, su pequeño de dos años aprende diez palabras nuevas por día, explica BabyCenter.
Si bien su pequeño sólo usa algunas pocas palabras con regularidad, alrededor de los 25 meses (pasados los dos años de edad) probablemente entiendan hasta más de 300 palabras. Esto les permite responder muchas preguntas. Sólo recuerde ser cuidadoso con el tipo de lenguaje que usa frente a ellos, ya que sus mentes son como esponjas.
3. Nacen ambidiestros
Es fácil pensar que por naturaleza somos zurdos o diestros y, con frecuencia, solemos presionar a nuestros pequeños para que usen su mano dominante para llevar a cabo ciertas actividades como escribir señala Parenting.com. Sin embargo, en muchos casos, usar ambas manos no suele ser un problema a esta edad.
Dicha fuente explica que esto solo debería ser una preocupación cuando comiencen a asistir a la escuela. En realidad, debería ayudar a su hijo a desarrollar habilidades motrices en ambas manos. Si bien un 1% de la población acaba siendo eficiente en el uso de ambas manos, es común que los infantes utilicen una mano para escribir y otra para lanzar objetos. Los problemas aparecen cuando no pueden realizar tareas con ninguna de las manos.
4. Están excedidos de energía
Si siente que está agotada de tanto correr detrás a su pequeño, no es su imaginación. Según la revista Junior de Reino Unido, “Un niño a los dos años suele ser más activo que en cualquier otro momento de su vida”.
Por eso es importante hacer una distinción entre el comportamiento infantil normal y otros problemas más severos como el trastorno de hiperactividad con déficit de atención. Si su hijo no puede permanecer quieto ni siquiera por un par de minutos, puede que se deba a que la misma etapa de desarrollo provoque este comportamiento. Permítale correr. Si le preocupa que su hijo corra riesgos o ponga en peligro a otros, consulte a un experto en salud. Recuerde que sólo una pequeña porción de niños hiperactivos en realidad tiene déficit de atención.
5. Su audición es súper sensible
Los niños pueden oír sonidos a frecuencias más altas y bajas que usted. Así que debería tener cuidado con los tipos de sonidos a los que los expone (por ejemplo, póngale auriculares si planea llevar a su hijo con usted a un concierto de rock).
Por esta razón, los pequeños suelen ponerse molestos cuando oyen aspiradoras o fuegos artificiales (si permanecen alterados por periodos prolongados, GlobalPost sugiere que consulte a su médico). Los adultos son capaces de soportar ciertos sonidos porque ya sufren de daño auditivo como consecuencia de años de exposición a ruidos fuertes.
6. El cerebro de un niño funciona mucho mejor que el de cualquiera
¡Si tan sólo pudiéramos mantener la misma actividad cerebral que teníamos de niños en la adultez! Según BabyCenter.com, un niño de uno o dos años incorpora dos millones de sinapsis nuevas a su corteza cerebral (la parte del cerebro responsable de pensar a conciencia, de realizar movimientos y de recordar) a cada segundo.
Esto significa que a los dos años, su pequeño puede tener más de un trillón de sinapsis, lo que la fuente asegura que “Es lo máximo que tendrán en toda su vida”. Con sus cerebros funcionando de esta manera, no quedan dudas de que hay diferencias notorias entre las personas semana a semana a medida que aprenden y crecen. Durante la adultez, perdemos alrededor de la mitad de las sinapsis.
7. Los resfriados frecuentes pueden afectar el desarrollo físico de un niño
Si bien al menos una fuente establece que un niño dejará de crecer físicamente si se resfría, The Pediatric Insider es mucho más específica al respecto, por fortuna.
Los niños sufren infecciones respiratorias frecuentes por naturaleza (aquellos en edad preescolar tienen al menos 12 por año, según la fuente). No obstante, la misma fuente señala que existe un grupo de infantes con problemas respiratorios frecuentes que también muestra signos de reducción en el crecimiento. Sin embargo, este pequeño grupo exhibe otros síntomas como diarrea crónica e infecciones diversas. No sólo debe prestarles atención a la cantidad de resfríos de su hijo, sino también a la duración de los mismos, explica Pediatric Insider.