El síndrome de las piernas inquietas (SPI) es exactamente como suena… desarrollas una necesidad de mover tus piernas para aliviar sensaciones molestas. Suele ser peor cuando te fuerzas por relajarte, es decir, cuando intentas dormir por la noche.
La mayoría de los pacientes con SPI también experimentan sacudidas involuntarias de las extremidades mientras duermen, lo que se conoce como movimiento periódico de las extremidades durante el sueño (PLMS en inglés). Veamos con más detalle seis signos y síntomas del SPI…
1. Sensaciones Incómodas
Las personas con SPI a menudo se ven impulsadas a sacudir o estirar las piernas para ayudar a aliviar sensaciones desagradables y a veces inusuales con las que quienes no tienen el problema no pueden relacionarse. El Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares dice que estas sensaciones “frecuentemente son difíciles de definir” pero pueden incluir dolor, palpitaciones, picazón, arrastrarse o “arrastrarse”.
La fuente señala que las mismas sensaciones pueden a veces afectar a los brazos y, en raras ocasiones, al pecho o a la cabeza. La gravedad de las sensaciones puede variar de un paciente a otro, desde las molestas hasta las directamente dolorosas.
2. La Necesidad de Moverse
Debes levantarte y caminar alrededor periódicamente cuando tienes un trabajo de escritorio, pero aquellos con SPI se verán impulsados a hacerlo cuando las sensaciones en sus piernas sean demasiadas fuertes para ignorarlas. Mover las piernas suele frenar la necesidad al menos durante un tiempo.
El Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre dice que quienes padecen el SPI se encontrarán a menudo “moviendo” las piernas, paseando, caminando, estirando, flexionando, dando vueltas en la cama o incluso frotándose las extremidades para aliviar las molestias.
3. Moverse Proporciona Alivio
Una cosa importante a tener en cuenta es que quienes padecen el SPI suelen obtener un alivio inmediato al ceder la necesidad de moverse, señala la Clínica Cleveland. Si no obtienes alivio moviéndote, entonces puede ser otra cosa con la que estés tratando.
El problema puede ser especialmente problemático para quienes tienen trabajos de oficina, quienes hacen un largo viaje en auto o están sentados en una sala de cine. El problema puede empeorar por la noche.
4. Los Síntomas Empeoran al Final del Día
Health.com señala que si bien es probable que experimentes el SPI durante las horas del día (a veces de forma severa), este se vuelve más molesto en las horas de la noche. De hecho, la fuente añade: “El empeoramiento de los síntomas por la noche es otro de los criterios necesarios para el diagnóstico del SPI”.
Si tu SPI no está en su peor momento en las horas de la noche, entonces podría no ser SPI en absoluto. Estos síntomas pueden seguir empeorando, incluso cuando estás tratando de relajarte y preparándote para dormir.
5. La Incomodidad Continúa Durante el Descanso
Quienes padecen el SPI frecuentemente informan el empeoramiento de los síntomas cuando están inactivos durante períodos de tiempo, incluso mientras duermen. WebMD explica que el trastorno del movimiento periódico de las extremidades, que a menudo se relaciona con el SPI, es un “calambre o sacudida repetitiva de las piernas durante el sueño”.
La fuente dice que los movimientos pueden ocurrir cada 20 segundos más o menos (lo que también puede ser una molestia para un compañero de sueño). Estos movimientos pueden interrumpir el sueño, y quienes padecen esta condición particular suelen sentirse cansados durante el día. Cabe destacar que, si bien el 80 por ciento de las personas con RML también padecen un trastorno de movimientos periódicos de las extremidades, no ocurre lo mismo a la inversa.
6. La Deficiencia de Hierro Podría Estar Relacionada
El Centro Médico de la Universidad de Maryland señala que hasta el 33 por ciento de los pacientes con SPI pueden tener niveles bajos de hierro, “incluso a un nivel demasiado leve para causar anemia”. Puede que no sea por una ingesta inadecuada de alimentos ricos en hierro, ya que la fuente explica que hay investigaciones que sugieren “que el SPI en algunas personas puede deberse a un problema con la entrada de hierro en las células que regulan los [niveles] de dopamina en el cerebro”.
Mientras tanto, el tratamiento del SPI suele incluir la administración de suplementos de hierro, si el problema ha sido identificado por un médico. Hay otros remedios, como los medicamentos anticonvulsivos bajo prescripción, que han demostrado proporcionar alivio (pero con posibles efectos secundarios de somnolencia y mareos).