Cada día nos encontramos con una nueva investigación o afirmación que impacta en nuestra salud. Desde lo último en súper alimentos hasta un nuevo causante de cáncer, cualquier consumidor promedio que se preocupa por vivir una vida equilibrada se siente aterrado (o frustrado) con todo este bombardeo de información.
A fines de descubrir toda la verdad acerca de esos infomerciales sin sentido que se jactan de ofrecer productos milagrosos para bajar de peso o aplanar el abdomen, a continuación, le presentamos algunos consejos que lo ayudarán a descubrir la verdad detrás de la industria de la salud y el fitness…
1. Parece demasiado bueno para ser cierto
Todos hemos sentido ese deseo imperioso de creer en las promesas de ser delgados y bellos de forma instantánea. Desde cremas milagrosas hasta médicos que prometen no hacerlo pisar ni un solo día el gimnasio para bajar de peso en un par de semanas, en más de una ocasión hemos caído en la trampa de creer que es oro todo lo que brilla.
La triste realidad es que no podemos creer en todo lo que vemos. Si algo parece demasiado bueno como para ser real…confíe en su instinto. En más de una ocasión se ha intentado crear una píldora mágica que hiciera todo el trabajo sin exigir ni un poco de esfuerzo a cambio. Para estar sano, en forma y lleno de energía se necesita tiempo, paciencia y compromiso (lamento decepcionarlos).
2. ¿Acaso las afirmaciones se basan en investigaciones independientes?
No hace mucho tiempo se creó un calzado que prometía tonificar sus piernas simplemente por usarlo. Las celebridades se fotografiaban con el producto y aseguraban que los resultados eran excelentes. Por fortuna, el programa Exercise and Health de la Universidad de Wisconsin se encargó de realizar un estudio por su cuenta y demostró que este increíble invento no era más que un fraude.
En ocasiones, aparecen productos que se vuelven populares y despiertan el interés de investigadores independientes (es decir, que no tienen ningún tipo de relación con el fabricante). De todos modos, las investigaciones no son la única forma de que el público descubra qué es real y qué es una falacia. También se puede acceder a Google Scholar. Este buscador gratuito le dará acceso exclusivo a investigaciones académicas de universidades de todo el mundo. Puede no ser perfecto, pero es una manera simple de estar más informado.
3. ¿Quién financia las investigaciones?
Se necesita mucho dinero para llevar a cabo una investigación. Algunos investigadores reciben ayuda económica de entidades financieras para solventar los gastos de sus proyectos. De la misma manera, los fabricantes y las compañías buscan que los expertos estudien sus productos y servicios con el fin de obtener respaldo académico.
El problema de todo esto es que los resultados de la investigación pueden ser tendenciosos y apuntar a favorecer a la compañía. Por ejemplo, si una compañía de bebidas energéticas decide llevar a cabo un estudio acerca de los beneficios de su producto, lo más probable es que los resultados de la investigación la favorezca, ya que es la compañía misma la que solventa los gastos. Si bien los resultados serán ciertos, nos hará desconfiar un poco.
4. ¿Quiénes participan de la investigación?
¿Quién precisamente prueba los equipamientos, los batidos proteínicos o las pociones mágicas que se comercializan en el mercado? En los viejos tiempos, los expertos utilizaban a hombres jóvenes de 20 años (estudiantes universitarios) como sujetos de prueba. Por lo tanto, las conclusiones de dichos estudios sólo se aplican a ese grupo etario.
¿Acaso el estudio se ha realizado con ratas de laboratorio o con seres humanos? ¿Incluye a los potenciales clientes? Por ejemplo, si un producto promete que una mujer de más de 50 años perderá grasa corporal, ¿la compañía ha tenido en cuenta a este sector de la población en la investigación? Comprender cómo ha sido utilizado este producto milagroso le permitirá entender qué tan efectivo es.
5. ¿Las afirmaciones se basan sólo en testimonios?
Los testimonios son una de las maneras más populares de comercializar un producto. Al hojear cualquier revista sobre fitness, nos detenemos a ver las imágenes del “antes y el después” de aquellos afortunados que han alcanzado su peso ideal. Que su estrella favorita de Hollywood promueva los beneficios de beber Vitaminwater no quiere decir que ésta sea mejor que el agua del grifo.
Es una estrategia maravillosa para captar la atención y fomentar la venta de un producto. Si ellos tuvieron éxito, ¿por qué nosotros no podemos? Présteles mucha atención a los testimonios, en especial, si es la única forma en que se promociona el producto. Si ese es el caso, es probable que no haya nada más que eso para respaldar los supuestos beneficios.
6. ¿Me tengo que comprometer de por vida?
Esta es otra pregunta muy importante para hacerse antes de comprar un producto o servicio y tiene que ver con nuestro compromiso a mantenerlo de por vida. Por ejemplo, una persona utiliza polvos para adelgazar y lo logra en poco tiempo. Al retomar su rutina de alimentación normal, no debería sorprenderse si en seguida recupera esos kilos que bajó. Existen miles de planes de alimentación y rutinas de ejercicio pero, en su mayoría, es muy difícil cumplir con ellos de por vida.
Si encontramos un producto o programa que se adapte a nuestros valores, estilo de vida, necesidades y desafíos, es muy probable que veamos avances a corto y largo plazo. Hasta entonces, debe saber que el resto son puros engaños que nos quitan tiempo, motivación y dinero.
7. El panorama global
Hace poco, la Organización Mundial de la Salud lanzó un comunicado acerca de los peligros de consumir carnes rojas y procesadas. Si bien seguir una dieta repleta de este tipo de alimentos aumenta las posibilidades de desarrollar determinados tipos de cáncer, comer un perro caliente cada tanto no le hará daño. Cuando se da a conocer información de esta índole (algo que sucede muy a menudo) es importante ver el panorama global.
Nuestra alimentación juega un papel muy poco relevante en la prevención del cáncer. Si tenemos en cuenta otras variables como el nivel de estrés y de actividad física, el ambiente, las adicciones y la salud mental (entre otras cosas), seremos capaces de hacer una lectura más crítica sin encerrarnos en el pánico de la visión de túnel.
8. Otros factores a tener en cuenta…
Cuando los expertos dicen que la obesidad mata, ¿a qué se refieren exactamente y cómo llegan a esa conclusión? Paul Campos, autor del libro The Obesity Myth, explica que entre los factores que influyen en las muertes precoces se incluyen el sedentarismo y la mala alimentación. Además, ambas variables conducen a la obesidad, aunque la obesidad no es lo único que conlleva a reducir la expectativa de vida. Entonces, ¿lo que mata es la obesidad o la alimentación y el estilo de vida? Por desgracia, muy pocos estudios han logrado darnos una respuesta clara y precisa.
Cuando los expertos hablan de correlación, se refieren a la relación entre ambos factores. Por ejemplo, la obesidad y las enfermedades crónicas están correlacionadas. En cambio, cuando hablan de causalidad, significa que un factor ha causado el otro. Según Campos, y otros tantos investigadores, la obesidad tiene más que ver con la causalidad.
9. Estudios a corto y largo plazo
Al hablar de nutrición, este es un punto importante a considerar. Hoy en día, existen muchísimos productos en el mercado que han aún no han demostrado tener efectos positivos en nuestra salud a largo plazo. Por ejemplo, hay muchísima controversia detrás de las bebidas energéticas.
Los investigadores Naren Gunja y Jared Brown han publicado en 2012 un estudio en la revista Medical Journal of Australia que sugiere que el consumo de bebidas energéticas afectar de forma negativa la salud de los jóvenes. De la misma manera, los estudios a largo plazo acerca de las consecuencias de los suplementos vitamínicos en deportistas aún son escasos. Desde bebidas energéticas hasta bioalimentos (que se jactan de estar repletos de vitaminas y minerales), todavía quedan muchas preguntas sin responder. La clave para tomar decisiones saludables en cuanto a la alimentación y la salud en general es estar bien informado.
10. Si nada funciona…siga su instinto
Todos tenemos un barómetro interno que nos guía al tomar decisiones personales y del entorno familiar. Desde no tocar algo que está caliente hasta comprar un casco de segunda mano, por lo general, solemos optar por lo más seguro y por lo que no pone en riesgo nuestras vidas (eso espero).
Este tipo de reglas básicas junto con la regla del “demasiado bueno para ser cierto” deben tenerse en cuenta a la hora de adquirir un nuevo producto para la salud y al buscar información en Internet. A pesar de que depositemos toda nuestra confianza en los parches de nicotina y en las plataformas vibratorias, es importante acostumbrarse a pensar de forma crítica sobre las cuestiones de salud.