Los niños pueden ser muy quisquillosos a la hora de comer, esta es una fuente inagotable de frustración para muchos padres en todo el país. Sin embargo, hay factores involucrados -a veces más de un factor- que pueden hacer que tu hijo rechace lo que has cocinado para él.
Esto puede ser estresante para los padres que creen que su niño puede estar desnutrido o subdesarrollado debido a la falta de ingesta de alimentos. Si bien un doctor o pediatra pueden hacer recomendaciones en caso se requiera una intervención médica, te presentamos siete razones que podrían hacer que la hora de comer sea más agradable en el futuro…
1. Rutina inexistente
Según YourKidsTable.com, es importante crear un horario de comidas para incitar a tus hijos a comer. “Este puede ser un tema delicado para los padres, todos tenemos nuestros propios hábitos alimenticios y rutinas ya establecidos, con los que nos sentimos cómodos”, indica la fuente.
Eso significa que es posible que no estés siguiendo un patrón de alimentación que beneficie a tu hijo. “A menudo seguimos haciendo lo que nos resulta cómodo con nuestros hijos, pero eso no es siempre lo que nos va a llevar a enseñarles los hábitos que realmente queremos que tengan”, agrega. La fuente también explica que la falta de voluntad para probar nuevos alimentos también puede deberse en parte a la falta de rutina.
2. Lengua trabada
RealFoodWithKids.com considera que esto es una “causa oculta de las dificultades que tienen los niños para comer”, y señala que usualmente se pasa por alto y se diagnostica erróneamente. La fuente explica que una lengua trabada puede hacer que tu hijo tenga arcadas con la comida, regurgite, tenga aversión a los sólidos o ciertas texturas, o solo coma en cantidades pequeñas.
El artículo explica que en realidad hay 4 tipos de lenguas trabadas, y 2 de ellas involucran un pedazo estrecho de piel que conecta la punta de la lengua con el piso de la boca. Sin embargo, los otros son menos obvios: un pedazo de piel que conecta la parte posterior de la lengua y otra donde el frenillo (nombre propio de la membrana que conecta la lengua y el piso de la boca) no es visible.
3. Demasiados líquidos
Si tu hijo no parece estar muy interesado en comer alimentos sólidos, puede que estés haciendo que evadan ese paso sin darte cuenta. The Scope (Universidad de Utah) publicó un artículo que indica que algunos padres tienen la costumbre de ofrecer bocadillos a sus hijos durante todo el día, frenando su hambre de comidas más sustanciosas.
Sin embargo, la mayor culpable es la leche, explica el artículo. “La leche contiene tantas calorías como la mayoría de los alimentos sólidos”, señala. Entonces, si bien puede parecer que tu niño pequeño solo está tomando unos sorbos para mantenerse hidratado, en realidad está bebiendo una comida. La universidad sugiere tratar de limitar el consumo de leche a 16 onzas por día y ofrecer agua en lugar de leche o jugo entre comidas.
4. Disminución natural del apetito
Puedes estar alarmado porque tu hijo pasó de lo que parecía una alimentación intermidable a casi nada, y esto, de acuerdo a Livestrong.com, es normal en su mayor parte. La fuente explica que el primer año de vida de un niño está marcado por un rápido crecimiento, impulsado por un alto consumo de alimentos.
Sin embargo, la tasa de crecimiento se ralentiza a los 18 meses, lo que significa que el apetito de tu hijo disminuirá con ella. Esto puede ser una señal de alerta para los padres que piensan que su hijo está enfermo o que tiene algún otro problema. Al llegar a la edad preescolar, su apetito aumentará varias veces al año durante los periodos de crecimiento, agrega la fuente.
5. Transtorno del procesamiento sensorial
VeryWell.com dice que si a tu niño pequeño solo le gusta uno o dos tipos de texturas de alimentos, o piensa que cualquier alimento más humedo que una galleta es “viscoso”, es posible que tenga lo que se conoce como un trastorno del procesamiento sensorial, lo cual dificulta que sus cerebros ordenen la información sensorial recolectada a través del cuerpo.
“En la práctica, estos niños pueden tener arcadas si se ven obligados a comer alimentos con la textura problemática, y es probable que los rechacen si pueden”, señala el sitio. Este problema se puede identificar en otras situaciones además de la hora de comer: puede que no les guste que los toquen o que les moleste demasiado las etiquetas en su ropa, explica la fuente.
6. Disfagia
Este es un término general para los trastornos de alimentación y deglución, y puede que afecte a tu hijo. Podrían haber dificultades en varias etapas del proceso de deglución: en la fase oral (succionar, masticar), en la fase faríngea (comenzar a deglutir) o en la fase esofágica (que incluye apretar la comida hacia el estómago), explica la Asociacón Americana de Audición, Habla y Lenguaje.
Los síntomas notables de los trastornos de la alimentación y deglución en los niños incluyen tener el cuerpo rígido durante la alimentación, irritabilidad a la hora de comer, tos o náuseas a la hora de comer, babeo excesivo, regurgitaciones frecuentes e infecciones respiratorias frecuentes, agrega la fuente.
7. Estreñimiento
Dentro de la lista de razones médicas para no querer comer, YourKidsTable.com incluye al estreñimiento como una razón por la cual tu hijo no acepta la comida. La solución es tratar de controlar su ingesta de fibra y asegurarse de que consuman suficientes cereales, frutas y verduras (incluso las palomitas de maíz son una buena fuente).
La fuente indica que si a tu hijo se le dificulta “evacuar”, afectará su apetito. “Controlar el estreñimiento de tu hijo puede cambiar las reglas del juego y ayudarlo a comer nuevos alimentos”, agrega la fuente. La misma fuente ofrece una explicación exhaustiva en cuanto a maneras de ayudar a lidiar con el estreñimiento de tu hijo.