La mayoría de nosotros se las arregla como puede para funcionar correctamente con menos de ocho horas de sueño. Los expertos de la salud aseguran que dormir poco puede ser muy perjudicial para el organismo, especialmente si tiene determinados problemas de salud. No obstante, a pesar de lo que se establece en ciertos estudios publicados recientemente por Neurology, la revista oficial de la American Academy of Neurology, dormir en exceso (más de ocho horas por noche) eleva los riesgos de padecer accidentes cerebrovasculares a un 46%. Aún así, para ciertas circunstancias su doctor le recomendará que se quede un rato más en la cama…
1. Durante el embarazo
Según una investigación realizada por la National Sleep Foundation, el 78% de las futuras mamás se siente exhausta durante el embarazo y por un muy buen motivo. Durante el primer trimestre, la mayoría siente náuseas yendo y viniendo al baño toda la mañana (en algunos casos, todo el día); además, la ansiedad y los nervios de esta etapa tienden a interferir en los patrones de sueño de la embarazada.
Y el panorama no es muy alentador para el segundo y el tercer trimestre, ya que el movimiento y la presión fetales, el aumento en los niveles de progesterona (que también están asociados con las dificultades para dormir), el dolor de espalda y el síndrome de las piernas inquietas (RLS, por sus siglas en inglés) suelen ser muy frecuentes. ¡No se sienta culpable! Una buena siesta es la solución perfecta para recobrar las horas de descanso perdidas.
2. Si padece apnea del sueño
De acuerdo con las últimas estadísticas del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, más de 12 millones de estadounidenses sufren de apnea del sueño, es un trastorno común que consta de pausas o interrupciones en la respiración de la persona mientras duerme. El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), en particular, bloquea parcial o completamente las vías respiratorias superiores al dormir, lo que hace que la respiración se vuelva superficial y desencadene en arritmias, jadeos y ronquidos que comprometen la calidad de descanso nocturno.
Es entendible que la apnea lo prive de preciadas horas de sueño y, peor aún, lo pone en riesgo de padecer otras enfermedades crónicas tales como problemas cardiovasculares, hipertensión, diabetes, obesidad y accidentes cerebrovasculares. El primer paso es consultar a su médico para que lo informe acerca de los posibles tratamientos (como bajar de peso o utilizar algún spray nasal para la sinusitis) para poder volver a dormir como un angelito.
3. Cuando está enfermo
Beber mucho líquido y descansar es exactamente lo que su médico le recomendará si su organismo está luchando contra el virus de un resfriado. Según WebMD, es necesario hacer reposo ante la presencia de síntomas como dolor de garganta, congestión nasal, dolor de cabeza o tos seca.
Más allá del reposo necesario para combatir la enfermedad, unos cuantos días y noches de descanso profundo reforzarán su sistema inmunológico. De acuerdo con un estudio realizado por la Facultad de Medicina de Perelman de la Universidad de Pensilvania, tomarse unos días en el trabajo y posponer temporalmente sus obligaciones sociales para recuperarse de un resfrío o de una gripe fortalece sus defensas y lo vuelve más resistente al ataque de las infecciones.
4. Durante la perimenopausia
Si bien la intensidad de los síntomas varía de mujer a mujer, los cambios psicológicos, hormonales y físicos que ocurren durante la perimenopausia, la etapa previa a la menopausia, pueden impactar negativamente en los patrones de sueño de cualquier mujer, según ciertos estudios realizados por la National Sleep Foundation.
Dicha investigación asegura que algunas, de repente, pueden comenzar a experimentar insomnio, cambios de humor, calores, ronquidos, ansiedad, depresión y hasta problemas respiratorios que influyen en la calidad de descanso. La National Sleep Foundation recomienda combinar terapias cognitivas y conductuales con meditación (o ejercicios de respiración), yoga y técnicas de relajación antes de acostarse a fines de fomentar el sueño profundo.
5. Si sufre de insomnio
Los que alguna vez han padecido insomnio entenderán cuán irónico es querer conciliar el sueño cuando ni siquiera es posible meterse en la cama. No obstante, según expertos de la Clínica Mayo, recuperar las horas de sueño perdidas una vez que su reloj biológico se ha descontrolado es extremadamente difícil, pero no imposible.
Ciertas investigaciones demuestran que el insomnio suele ser síntoma de otras enfermedades (como depresión o dolor crónico). Consulte a su médico de confianza acerca de las posibles afecciones subyacentes y sobre los tratamientos cognitivos y conductuales que pueden ayudarlo a restablecer su ciclo de sueño normal.
6. Después de una rutina de ejercicio agotadora
Con rutina de ejercicio agotadora no me refiero a una clase de spinning de una hora de duración en el gimnasio de su barrio. Más bien hablo de participar en un triatlón, en una maratón o de someterse a un entrenamiento prolongado para competir en algún evento de forma profesional.
Las sesiones de ejercicio extenuantes requieren más horas de sueño para poder ser efectivas, de acuerdo con los resultados de una investigación realizada por un organismo asociado con la Universidad de Stanford, el Sleep Disorders Clinic and Research Laboratory. Los resultados del estudio, que fueron publicados en la revista SLEEP, revelaron que aquellos jugadores de baloncesto que dormían más (un promedio de 10 horas o más por noche) demostraban tener mayor precisión en sus lanzamientos.