He estado luchando con un severo caso de congestión nasal durante los últimos ocho meses. Comenzó como una alergia estacional y derivó en una infección sinusal, por lo que mi doctor me recetó antibióticos. Sin embargo, a pesar de que el dolor nasa y la inflamación se aliviaron bastante gracias a los fármacos, los estornudos, el goteo nasal y la congestión leve (parecida a la de las alergias) no dejan de atormentarme.
Muchos siguen sintiéndose congestionados sin haber estado engripados ni tener ningún tipo de alergia (al polen o al pelaje de perro). A continuación, le mostraré seis razones por las que la congestión no desaparece…
1. Congestión de rebote
¿Acaso la última vez que se sintió congestionado utilizó un aerosol descongestivo? Aunque su médico le haya recomendado elegir uno de la farmacia, usar un aerosol nasal de venta libre por más tiempo del necesario puede resultar en una congestión de rebote o rinitis medicamentosa.
La rinitis medicamentosa ocurre cuando se vuelve dependiente, sí, incluso adicto a su aerosol nasal. Por lo general, el prospecto de los aerosoles de venta libre recomienda frenar su uso después de tres días debido a que su uso excesivo puede generar dependencia. La congestión de rebote puede eliminarse— sólo debe romper el círculo de adicción. Además, su doctor le recetará esteroides para acabar con el monstruo de la congestión nasal.
2. Hipotiroidismo
El hipotiroidismo, o el exceso de actividad de la glándula tiroides, se da en individuos cuyos organismos no generan cantidades suficientes de la hormona estimulante de la tiroides (o TSH) y suelen padecer congestión, goteo nasal posterior, rinitis crónica e infecciones sinusales recurrentes.
Según una investigación llevada a cabo por el Centro Médico de la Universidad de Maryland, la congestión también ocurre con otros signos reveladores— tales como resequedad de la piel, escalofríos, falta de energía, constipación, debilitamiento capilar y migrañas. Sin embargo, una vez que el hipotiroidismo haya sido diagnosticado y tratado con hormonas sintéticas (el Synthroid o levotiroxina), la congestión no tarda en desaparecer.
3. Está embarazada
Si considera todos los síntomas reveladores del embarazo—entre los que se incluyen náuseas, malestar matutino, antojos de comida e hinchazón en los tobillos—lo último que esperará es tener congestión nasal. Sin embargo, Pregnancy.org señala que el embarazo puede hacer que las membranas internas de la nariz se inflamen y provoquen congestión, estornudos y hasta hemorragias…incluso si goza de buena salud.
Lo que se conoce como rinitis gestacional, un incremento en los niveles de progesterona y estrógeno que conducen a hinchazón nasal, resfriados, estornudos y goteos nasales posteriores. Colocar un humidificador en la habitación donde duerme puede aliviar todas estas molestias.
4. Pólipos nasales
La palabra “pólipo” puede despertarle pánico pero estas protuberancias no cancerosas, suaves e indoloras pueden desarrollarse en las membranas sinusales y la abertura de las cavidades nasales, lo que conduce al bloqueo de las vías respiratorias.
Según una investigación de los National Institutes of Health, los pólipos nasales son pequeñas molestias que reducen el olfato y el gusto y producen congestión crónica. Los pólipos son más comunes en pacientes con asma, alergias e infecciones sinusales recurrentes.
5. Infección sinusal bacteriana
¿Acaso sufre de congestión nasal, dolor sinusal, fiebre y secreciones nasales oscuras? Entonces, es probable que sea víctima de una infección sinusal. A diferencia de un resfriado de tipo viral, las infecciones sinusales bacterianas son difíciles de combatir y la sopa de pollo y el reposo no harán milagros por sí solos.
Si lleva más de un par de semanas congestionado— o con un resfriado que no parece mejorar—no deje de consultar a su médico de confianza. ¡Las infecciones sinusales deben tratarse con antibióticos!
6. Irritantes ambientales
Además de los agentes alérgenos más comunes—como las mascotas y el polen—otros irritantes presentes en el ambiente pueden provocarle una congestión crónica. Según los alergólogos de la Universidad de Louisville, los irritantes ambientales rápidamente pueden derivar en inflamación nasal y rinitis no alérgica.
Por ejemplo, la rinitis vasomotora resulta de irritantes como cambios de temperatura, perfumes, aire seco y hasta del humo de cigarrillo. Lo mejor que puede hacer es hacerse una prueba para diagnosticar alergias y, si da negativo, sólo trate de evitar los agentes irritantes ambientales lo más que pueda.