Despertarse empapado en sudor es muy común, por lo general, después de haber tenido una pesadilla horrible, aunque también existen otros factores que pueden influir. Por ejemplo, puede que su habitación no esté bien ventilada o que su organismo se encuentre en medio de una ardua lucha contra alguna infección. Sin embargo, la sudoración nocturna suele ser producto de una enfermedad subyacente (como la hipoglucemia o la perimenopausia). A continuación le presentamos ocho causas comunes de esta incómoda situación…
1. Exceso de calor
Si duerme demasiado abrigado (con pijamas acolchonados de una sola pieza, como yo), puede que se sienta acalorado durante la noche y sude demasiado; la situación empeora cuando la calefacción está encendida.
La sudoración nocturna provocada por exceso de abrigo y de temperatura resulta en episodios leves de transpiración que, por lo general, humedecen sus prendas y su ropa de cama.
2. Ciertos medicamentos recetados
Existen cientos de medicamentos recetados que provocan sudoración nocturna. De hecho, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de Perelman, en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Pensilvania, aseguró que los episodios de sudoración excesiva inducida por antidepresivos (o ADIES, por sus siglas en inglés), un tipo severo de sudoración nocturna, ocurren en el 14% de los pacientes.
Por otro lado, muchos expertos afirman que ciertos productos de venta libre como el paracetamol o las aspirinas fomentan la sudoración excesiva por la noche. Esto se debe a los fármacos antipiréticos que los componen para ayudar a bajar la fiebre.
3. Hipertiroidismo
El hipertiroidismo o el funcionamiento excesivo de la glándula tiroides, la cual como consecuencia segrega grandes cantidades de la hormona tiroxina, es una causa importante de la sudoración nocturna. Algunos síntomas principales de esta afección (y de otros desequilibrios hormonales como el síndrome carcinoide) son, al fin y al cabo, la intolerancia al calor y el exceso de transpiración.
Un estudio de investigación colaborativo realizado por expertos del Hospital Naval de Jacksonville en Florida y por el Centro Médico Naval Nacional de Maryland en Bethesda considera que las palpitaciones, las taquicardias, la ansiedad, la pérdida de peso involuntaria y los ciclos menstruales irregulares asociados con el hipertiroidismo pueden resultar en episodios de sudoración nocturna.
4. Algunos tipos de cáncer
La sudoración nocturna puede ser un efecto secundario de ciertos tipos de cáncer no diagnosticado — como linfoma de Hodkin, en la que la enfermedad se desarrolla en los glóbulos blancos (también conocidos como linfocitos).
Un estudio realizado por expertos de la Facultad de Medicina del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Oklahoma reveló que los episodios de sudoración nocturna son los “síntomas B” del linfoma. Junto con este síntoma secundario de la enfermedad se encuentran la pérdida de peso involuntaria, la fiebre y la comezón en la piel.
5. Hipoglucemia
La American Diabetes Association considera que la sudoración nocturna va de la mano con la hipoglucemia, que consiste en episodios en los que los niveles de azúcar en la sangre disminuyen bruscamente (a menos de 50 mg/dL) antes de lograr estabilizarse.
Muchos pacientes con diabetes tipo 1 que son insulinodependientes o necesitan tomar medicamentos por vía oral suelen sudar excesivamente por la noche. Al dormir, es difícil mantener equilibrados los niveles de glucosa en sangre, ya que el páncreas no segrega insulina y esto hace que las personas diabéticas transpiren demasiado.
6. Infecciones y virus
Ciertos tipos de infecciones — más precisamente la tuberculosis (TB), infecciones causadas por el virus VIH, endocarditis (un tipo de infección bacterial que afecta las válvulas del corazón), los abscesos y la osteomielitis pueden provocar sudoración nocturna.
Según un informe de investigación titulado “Diagnosing Night Sweats” (lo que en español se traduciría como “Diagnóstico de la Sudoración Nocturna”) publicado por la revista American Family Physician, ciertas infecciones como TB y VIH además de causar fiebre y escalofríos, pérdida de peso y tos, vienen acompañadas de episodios nocturnos de sudoración excesiva.
7. Enfermedad del reflujo gastroesofágico (ERGE)
De acuerdo con una investigación realizada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, la enfermedad del reflujo gastroesofágico (ERGE) está vinculada con episodios de sudoración nocturna, junto con síntomas como tos fuerte, dificultades para respirar, fatiga y dolor en el pecho.
En el caso de detectar alguno de estos signos, no dude en consultar a su especialista e intente llevar un registro de la frecuencia y la duración de los mismos. Lo bueno es que se ha comprobado que una vez que la ERGE se diagnostica y se trata correctamente, la transpiración excesiva desaparece.
8. Menopausia
Un estudio llevado a cabo por epidemiólogos de la Facultad de Salud Pública de Harvard y publicado en la revista JAMA Internal Medicine asegura que los desequilibrios hormonales que ocurren durante la menopausia (los cuales marcan el fin de los años fértiles) suelen desencadenar síntomas vasomotores tales como calores, escalofríos, sofocos, transpiración excesiva y episodios de sudoración nocturna.
Las estadísticas que Harvard arroja indican que aproximadamente el 80% de las mujeres que atraviesan la menopausia tienen episodios de sudoración nocturna tan intensos que muchas veces interrumpen su descanso. Si bien las terapias hormonales a base de estrógeno son una gran solución, también han sido vinculadas con el aumento en los riesgos de desarrollo de cáncer de mama, de coágulos de sangre y de accidentes cerebrovasculares.