La American Optometric Association recomienda a los adultos realizarse un control ocular al año. ¿Sabe por qué? Nuestros ojos dicen muchísimo acerca de nuestra salud general y bienestar. Con un vistazo a sus faroles descubrirá una reflejo de las arterias, nervios y venas en el resto del cuerpo, lo que puede ayudarlo a diagnosticar muchísimas enfermedades comunes. De hecho, a través de lo ojos, los optometristas son capaces de detectar afecciones tales como glaucoma (exceso de presión ocular), hipertensión, inflamación crónica, problemas de tiroides, diabetes, enfermedades mentales y del sistema nervioso central que pueden pasar desapercibidas.
¡Ojo! Preste atención a estas enfermedades…
1. Diabetes
Parece increíble que 22 millones de estadounidenses padezcan diabetes no diagnosticada, según las estadísticas de la American Diabetes Association (ADA). No obstante, los exámenes oculares frecuentes puede detectar la enfermedad a tiempo. La ADA asegura que cuando los niveles elevados de glucosa se acumulan en los vasos sanguíneos de la retina, las proteínas se filtran en la mácula (el área que se encarga de enfocar).
Esto explica por qué los daños en la retina y la pérdida de visión son tan comunes en los pacientes diabéticos; el oxígeno y los nutrientes son incapaces de llegar a la parte de atrás del ojo. Por fortuna, el diagnóstico temprano de la afección permite evitar todas estas consecuencias terribles.
2. Enfermedad de Graves
Si en la mañana nota que sus ojos están hinchados, puede que su glándula tiroides sea bastante inestable. La enfermedad de Graves impacta sobre su sistema inmunológico y provoca hipertiroidismo, — dicha glándula trabaja en exceso y produce una cantidad excesiva de hormonas — lo que causa daños en los tejidos y en los músculos de la cavidad del ojo.
Lo positivo es que su oculista puede detectar este deterioro gradual y hasta puede derivarlo a su médico de cabecera para que le brinde un diagnóstico completo. Ciertos estudios del National Endocrine and Metabolic Diseases Information Service (NEMDIS), un organismo vinculado con los National Institutes of Health, aseguran que los pacientes de sexo femenino tienen un 10% más de probabilidades de desarrollar esta afección al igual que las complicaciones en la vista asociadas.
3. Esclerosis múltiple
Sí, sus ojos y su sistema nervioso están completamente conectados. Un chequeo de rutina brinda una perspectiva bastante completa de sus nervios ópticos — que se encuentran en la parte trasera de sus ojos y transmiten estímulos visuales al cerebro (la parte central del sistema nervioso).
Es por eso que la inflamación de los nervios ópticos (neuritis óptica) puede ser un indicador de algún problema en el sistema nervioso y permite detectar la esclerosis múltiple (EM) en sus etapas iniciales. De hecho, según la American Academy of Family Physicians (AAFP), al 75% de los pacientes con EM se los diagnostica gracias a la hinchazón en los nervios oculares — que provoca, entre otros síntomas, visión borrosa y dolor local.
4. Rinitis alérgica
Si sufre de rinitis alérgica, puede que ya experimente síntomas tales como congestión de los senos nasales, hinchazón ocular, presencia de ojeras e inflamación de los senos nasales. No obstante, las manchas alrededor de los ojos (que resultan de la acumulación de sangre en la zona) son indicadores de inmunodeficiencia.
La rinitis alérgica ocurre cuando un individuo cuyo sistema inmunológico está comprometido inhala algún alérgeno (polen, polvo, pelaje de mascotas, químicos o caspa). Éste desencadena la producción de inmunoglobina E (IgE), un anticuerpo que compromete los mastocitos y libera histamina. Todo esto provoca estornudos, picazón en la zona de los ojos, ojeras, mucosa excesiva e hinchazón de la cavidad nasal.
5. Depresión
De acuerdo con una investigación publicada por la revista Journal of Abnormal Psychology, los ojos también nos permiten conocer más acerca de nuestra salud mental. Dicho estudio controló los movimientos oculares de un grupo de individuos expuestos a distintos estímulos visuales negativos (como fotografías de caras tristes o escenas trágicas en los periódicos).
Los resultados demostraron que las personas que padecían desequilibrios emocionales contemplaban durante más tiempo dichos estímulos negativos y tardaban más en quitar la vista de ellos. Este estudio conducido por psiquiatras y psicólogos de la Universidad de Pittsburgh, Northwestern y Columbia, descubrieron que aquellos individuos con depresión maníaca, ansiedad, esquizofrenia y trastorno bipolar utilizaban distintos patrones de observación que el resto de sus compañeros sanos.
6. Inflamación crónica
La hinchazón ocular puede ser un indicador de inflamación en otras áreas del cuerpo. Según el National Eye Institute (NEI), la presencia de ojos enrojecidos, doloridos e hinchados después de haber dormido bien y sin haber consumido alcohol es un signo primario de uveítis (la inflamación de la úvea o de la membrana media del ojo formada por el iris, el cuerpo ciliar y la coroide).
Por si no lo sabía, los primeros signos de la artritis reumatoide, la psoriasis y la enfermedad de Chron, por lo general, se reflejan en los ojos. De hecho, ciertas investigaciones de la American Family Physician aseguran que aproximadamente el 25% de los pacientes que sufren de este tipo de artritis suelen experimentar uveítis y daños en los tejidos oculares.
7. Hipertensión
La presión arterial alta (o hipertensión) es un “asesino silencioso” que puede resultar en cardiopatías. No obstante, su optometrista es capaz de detectarla. Las fluctuaciones en la presión arterial se reflejan en los ojos más precisamente en forma de alteraciones en la compleja red de vasos sanguíneos de la retina.
Los signos visibles de la hipertensión se asocian con obstrucciones o con la inflamación de esta red sanguínea, lo que señala la presencia de alguna afección en los vasos sanguíneos que se conectan con órganos vitales, como los riñones, el cerebro y el corazón. Cierta investigación publicada por la revista Journal of the American Medical Assoaciation indica que los cambios en la retina están vinculados con elevados riesgos de padecer fallos cardiacas.