La osteoporosis es una enfermedad que se caracteriza por el deterioro progresivo de los huesos y se manifiesta por la pérdida de masa y densidad óseas. La palabra significa “hueso poroso.” Según los National Institutes of Health (NIH), más de 53 millones de individuos en los Estados Unidos o tienen osteoporosis o presentan grandes riesgos de desarrollarla. De todos modos, es más común entre los adultos mayores, sobre todo en las mujeres. La afección incrementa los riesgos de sufrir fracturas, particularmente en las muñecas, la cadera y la columna. Las fracturas por osteoporosis pueden ser incapacitantes y hasta elevar las probabilidades de morir.
A continuación, le presento diez factores de riesgo de la dicha enfermedad…
1. Género
Este es un factor de riesgo que no puede controlarse. Las mujeres son cuatro veces más propensas que los hombres a desarrollar osteoporosis. Aquellas de más de 50 años son las más vulnerables de todas. Según el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel, una de cada dos mujeres de más de 50 años tendrá alguna fractura asociada con la osteoporosis en algún momento de su vida; además, el 75% de los casos de osteoporosis en la cadera se da en mujeres.
El aumento de los riesgos de sufrir osteoporosis es el resultado directo de la disminución de los niveles de estrógeno durante la menopausia. El estrógeno es una hormona que ayuda a regular el ciclo menstrual de la mujer aunque también juega un rol clave a la hora de mantener fuertes y saludables los huesos. La disminución brusca de la producción de estrógeno debido a la menopausia se traduce en la pérdida considerable de la masa y la densidad óseas. De hecho, gran parte de la pérdida de densidad ósea en las mujeres ocurre en los años inmediatamente posteriores a la menopausia.
2. Edad
La edad es otro factor de riesgo incontrolable. La osteoporosis es una de las enfermedades más comunes asociadas con el envejecimiento. En general, los hombres y las mujeres alcanzan el nivel máximo de masa corporal alrededor de los 30 años. Después de los 30, la masa muscular naturalmente comienza a disminuir. Como resultado, el riesgo de desarrollar osteoporosis aumenta con la edad. Alrededor de los 75 años, tanto hombres como mujeres pierden masa ósea en las mismas proporciones,
Las mujeres y los hombres de más de 50 años son los más propensos a tener osteoporosis. Según el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel, una de cada dos mujeres y uno de cada cuatro hombres de más de 50 tendrá alguna fractura asociada con esta enfermedad a lo largo de sus vidas. Los investigadores de la Universidad de Medicina de Viena estiman que el 33% de los que habitan en la comunidad y tienen más de 65 años de edad sufre golpes y caídas todos los años. Los adultos mayores con osteoporosis son muy propensos a fracturarse como consecuencia de esas caídas.
3. Origen étnico
El origen étnico es otro factor de riesgo que el paciente no puede controlar. Las mujeres caucásicas y asiáticas presentan mayores riesgos de desarrollar osteoporosis. Según la National Osteoporosis Foundation (NOF), aproximadamente un 20% de las mujeres caucásicas y un 20% de las de origen asiático de más de 50 años tienen osteoporosis. La NOF además estima que el 15% de las mujeres caucásicas y el 90% de las asiáticas tienen intolerancia a la lactosa, lo que dificulta aún más las cosas a la hora de lograr las cantidades de calcio necesarias para fortalecer los huesos.
Los afroamericanos e hispanos también pueden tener osteoporosis, pero los riesgos son menores. Según la NOF, aproximadamente un 5% de mujeres afroamericanas y un 10% de mujeres hispanas mayores de 50 años padecen la enfermedad. Alrededor del 70% de las mujeres afroamericanas son intolerantes a la lactosa. La diferencia en las tasas de osteoporosis entre las mujeres de diferentes orígenes étnicos puede ser explicada a través de estudios que confirman que las mujeres afroamericanas e hispanas tienden a contar con mayor densidad ósea a lo largo de sus vidas.
4. Antecedentes familiares
Los antecedentes familiares o factores hereditarios son uno de los factores de riesgo más importantes en el desarrollo de la osteoporosis. Se trata de otro punto que no puede ser controlado por el paciente. Los riesgos de un individuo se incrementan si uno o más familiares de primera línea (padres o hermanos) tienen la enfermedad. Las probabilidades son aún mayores si dicho familiar ha sufrido alguna fractura en la muñeca, la cadera o la columna a causa de la osteoporosis.
La Fuerza de Tareas de Servicio Preventivo de los Estados Unidos aconseja que las mujeres mayores de 65 años se realicen controles frecuentes de osteoporosis y que aquellas que presenten varios factores de riesgo comiencen a controlarse a partir de los 50 años. Por ejemplo, una mujer asiática de 55 años cuyos padres hayan tenido fracturas de cadera debería considerar hacerse un análisis de osteoporosis con regularidad. Los investigadores afirman que los antecedentes familiares y la osteoporosis son una compleja interacción de elementos genéticos, ambientales y de comportamiento.
5. Bajo peso corporal
El peso corporal bajo es un factor de riesgo controlable de la osteoporosis. Si pesa menos de 57 kg o su índice de masa corporal (IMC) es menor a 21 kg/m2, los riesgos de desarrollar osteoporosis son mayores. El IMC se calcula dividiendo el peso en kg de un individuo por el cuadrado de la altura en metros cuadrados. Se trata de una medición indirecta para evaluar la grasa corporal y ha sido utilizado por años para predecir los riesgos de sufrir enfermedades en el futuro.
Las mujeres y hombres con bajo peso tienden a tener huesos pequeños, lo que se traduce en menor masa ósea. La deficiencia de masa ósea combinada con el deterioro de los huesos a medida que el individuo envejece incrementa aún más los riesgos de tener osteoporosis y de sufrir fracturas. En las mujeres, la pérdida de peso en los primeros años posteriores a la menopausia causa aún más reducción de masa ósea. Además, los individuos con bajo peso tienen menos grasa alrededor de la cadera para amortiguar el impacto de las caídas, por lo que son más propensos a fracturarse.
6. Tabaquismo
Fumar cigarrillos es otro factor de riesgo controlable. La pérdida excesiva de masa ósea ha sido observada tanto en hombres como en mujeres fumadores. Los investigadores han demostrado que existe un vínculo directo entre dicho hábito y la reducción de la densidad ósea. El mecanismo no es fácil de comprender pero los investigadores sospechan que los fumadores absorben menos calcio de los alimentos. La nicotina en el humo y en los radicales libres producidos al fumar destruye los huesos y producen células llamadas osteoblastos.
En comparación con las no fumadoras, las mujeres que fuman producen menos estrógeno y tienden a atravesar antes la menopausia. Ambos factores pueden provocar el deterioro de los huesos. Además, fumar daña los vasos sanguíneos, lo que retrasa el proceso de recuperación de las fracturas que pueden ocurrir a causa de la osteoporosis. En conclusión, dejar de fumar reduce tanto los riesgos de padecer osteoporosis como de sufrir fracturas. La contribución general del tabaquismo a la osteoporosis es difícil de comprobar debido a que muchos fumadores presentan otros factores de riesgo que elevan las probabilidades de tener la enfermedad.
7. Consumo excesivo de alcohol
El consumo excesivo de alcohol es otro factor de riesgo controlable. Las investigaciones han demostrado que el consumo regular de más de dos bebidas alcohólicas al día incrementa los riesgos de desarrollar osteoporosis tanto en hombres como en mujeres. Consumir más de cuatro bebidas alcohólicas al día puede duplicar los riesgos de padecer fracturas por osteoporosis. En los Estados Unidos, un trago estándar se define como 12 onzas de cerveza, 5 onzas de vino o 1,5 onzas si se trata de bebidas espirituosas.
El consumo excesivo de alcohol tiene efectos tóxicos en la formación de las células óseas. Los osteoblastos son las células responsables de generar el tejido óseo mientras que los osteoclastos se encargan de destruirlo. Como resultado del efecto tóxico del alcohol, los individuos pierden más masa ósea, lo que resulta en la disminución de la densidad ósea y en el incremento de los riesgos de sufrir fracturas. Además, la ingesta desmedida de alcohol eleva las probabilidades de sufrir caídas, en especial en los adultos mayores. A su vez, caerse con frecuencia eleva las probabilidades de fracturarse la cadera, las muñecas y la columna al tener osteoporosis.
8. Medicamentos
Los medicamentos también son un factor de riesgo controlable para el desarrollo de la osteoporosis. Ciertos fármacos pueden resultar en el deterioro considerable de los huesos tanto en hombres como en mujeres. El uso prolongado de esteroides como la cortisona y la prednisona aumenta las probabilidades de padecer la enfermedad. Con uso prolongado nos referimos a consumir una dosis oral de 5 mg durante más de 3 meses. Como consecuencia, se recomienda que limite al máximo las dosis y la frecuencia del consumo de los esteroides para controlar los síntomas.
Además, la National Osteoporosis Foundation afirma que los siguientes fármacos pueden deteriorar los huesos:
Arimidex, Aromasin, Tamoxifeny Femara, indicados para tratar el cáncer de mama.
Fenitoína (Dilantin) y fenobarbital para las convulsiones.
Heparina, un anticoagulante.
Ciclosporina A, FK506 (Tacrolimus), y metotrexato, que son inmunosupresores.
Nexium, Prevacid y Prilosec, que sirven para aliviar el reflujo ácido.
Nota al pie: La lista anterior sólo incluye algunos medicamentos.
9. Enfermedades crónicas
Las enfermedades crónicas son otro factor de riesgo de la osteoporosis. Una gran variedad de afecciones crónicas aumenta las probabilidades de que una persona la desarrolle. La artritis reumatoide, una afección que inflama las articulaciones, puede dañar los huesos. Los investigadores explican que la enfermedad incrementa la actividad de los osteoclastos, las células que destruyen los huesos. Otras complicaciones de salud que elevan el riesgo de padecer osteoporosis son el lupus, la espondilitis anquilosante (artritis espinal), la artritis psoriásica y la osteoartritis.
Las enfermedades intestinales tales como la celiaquía, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerativa también dificultan la absorción de calcio y de vitamina D, ambos elementos clave para garantizar la salud ósea. Los trastornos hormonales como la diabetes, el hiperparatiroidismo (las glándulas paratiroides trabajan de más) y el hipertiroidismo (la glándula tiroides trabaja en exceso) pueden provocar la pérdida de masa ósea, lo que eleva las probabilidades de sufrir osteoporosis. Las enfermedades renales y hepáticas crónicas están asociadas con la reducción de la formación de los huesos. Las afecciones pulmonares obstructivas crónicas tales como el enfisema y la bronquitis crónica también pueden incrementar los riesgos de padecer osteoporosis.
10. Falta de ejercicio
La falta de ejercicio es otro factor de riesgo controlable. Ciertos estudios han demostrado que las mujeres que pasan más de 9 horas al día sentadas son un 50% más propensas a sufrir fracturas de cadera en comparación con aquellas que pasan menos de 6 horas al día sin moverse. Los huesos, al igual que los músculos, se fortalecen con la actividad física. El estrés del ejercicio estimula la actividad de las células de los huesos. Hacer ejercicio también mejora el equilibrio, lo que disminuye las probabilidades de caerse y fracturarse.
Los dos tipos de ejercicio que previenen la osteoporosis son el cardiovascular y el que tonifica los músculos. Algunos ejemplos de actividades cardiovasculares de alto impacto son bailar, caminar, trotar y jugar al tenis. Los cardiovasculares de bajo impacto son las máquinas elípticas, los escaladores elípticos y las cintas caminadoras. Entre los ejercicios para fortalecer los músculos se incluyen levantar pesas, usar bandas elásticas o levantar su propio peso con lagartijas, sentadillas o abdominales. Al menos 30 minutos de actividad física al día todos los días le brindan los beneficios que sus huesos necesitan.