Una desagradable e incómoda infección renal se produce cuando las bacterias entran por la vejiga y ascienden hasta invadir uno o ambos riñones. La infección renal, conocida médicamente como “pielonefritis”, no causa daños renales graves, si se trata a tiempo.
Estos son los 11 signos más reveladores de que está padeciendo una infección renal…
1. Dolor de riñón
El dolor y las molestias en el lado del riñón afectado son habituales en una infección renal. También se puede sentir un dolor sordo en la parte baja de la espalda, así como en la zona genital. Obviamente, cada paciente con una infección renal tiene diferentes grados de dolor (de hecho, algunos no sienten ningún dolor) y diferentes síntomas.
Sin embargo, el dolor severo es común con una infección renal. Muchos pacientes se quejan de dolor irradiado en los costados y la espalda, justo debajo de las costillas, donde se asientan los riñones. Muchos también se quejan de un dolor que se desplaza o viaja desde la parte baja del abdomen hacia la espalda, incluso en la ingle. Por lo general, el dolor es irradiado, lo que significa que fluctúa en oleadas de dolor agudo seguidas de dolor pulsante y sensibilidad.
2. Escalofríos y fiebre
Con cualquier infección, puede aparecer una fiebre con temperaturas que superan los 100 grados Fahrenheit, acompañada de escalofríos (así que coja una manta y abríguese). La infección renal está causada por una producción excesiva de bacterias en el órgano. Cuando las bacterias se adhieren a las paredes de los riñones, los síntomas se agudizan, incluida la fiebre.
A menudo, los pacientes no experimentan fiebre y escalofríos hasta que la infección renal lleva algún tiempo presente. Si no se trata, la infección renal provocará una fiebre de leve a alta, acompañada de escalofríos reveladores. Si experimenta una fiebre repentina e inexplicable, acuda al médico inmediatamente.
3. Fatiga
La falta de energía también es habitual en una infección renal. El paciente suele sentirse tan débil -o sin energía- que lo único que quiere hacer es dormir. El descanso es necesario para que el cuerpo pueda combatir la infección.
4. Urgencia urinaria
Si la infección renal se agrava, a menudo sentirá la necesidad constante y repentina de orinar, aunque acabe de vaciar la vejiga. Puede tener la sensación de no poder vaciar del todo la vejiga y sentir que le queda líquido, incluso justo después de ir al baño. La orina también puede tener un olor desagradable y aparecer turbia a medida que la infección empeora.
Esta abrumadora y persistente necesidad de orinar suele ser uno de los primeros signos de una infección renal. Las ganas de ir al baño pueden ir acompañadas de presión o pesadez en el bajo vientre, así como de un dolor sordo y pulsante. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta sensación de urgencia urinaria no sólo es característica de las infecciones del tracto urinario (ITUs, por su abreviación), sino también de los cálculos renales.
5. Náuseas
Las náuseas leves e incluso los vómitos pueden hacer que las víctimas de infecciones renales sufran pérdida de apetito, fatiga y pérdida de peso debido a la falta de alimentación. También pueden sentir náuseas debido a la deshidratación (que es un resultado común, ya que el cuerpo trata de eliminar las bacterias del cuerpo con el aumento de la frecuencia urinaria).
Es posible que la infección renal le provoque tantas náuseas que le cause malestar estomacal. Las náuseas y el malestar estomacal pueden producirse por varias razones. Por ejemplo, puede sentir náuseas debido al dolor y la presión en el abdomen causada por la infección. Las náuseas y los vómitos también pueden producirse debido al mal funcionamiento de los riñones. Tenga en cuenta que los riñones son responsables de la eliminación de toxinas, lo que significa que, si los riñones no están trabajando lo suficientemente rápido, los vómitos pueden ser una respuesta del cuerpo para purgar los productos de desecho.
6. Ictericia
Muchos niños con infecciones renales que no son tratadas de inmediato acaban padeciendo ictericia, es decir, una coloración amarillenta de la piel que es especialmente evidente en el blanco de los ojos. La ictericia puede producirse cuando la sangre contiene un exceso de bilirrubina, un pigmento que se produce de forma natural cuando los glóbulos rojos se descomponen y se excretan a través de la bilis.
Curiosamente, la bilis es en realidad de color verde; sin embargo, cuando reacciona con las bacterias del intestino grueso, la bilirrubina adquiere un color marrón oscuro o amarillo oscuro. La ictericia suele producirse cuando el hígado (la principal vía de eliminación del organismo) está defectuoso. Sin embargo, la ictericia también puede producirse cuando los productos de desecho no se eliminan correctamente a través de la orina (lo que, normalmente, es tarea de los riñones).
7. Malestar semejante a la gripe
Sentirse enfermo, como si tuviera gripe, es muy común en quienes padecen una infección renal. Por lo tanto, si tiene fiebre, dolor de cabeza, náuseas y dolores musculares (como los que se experimentan con una infección estomacal o una gripe), es probable que desestime el problema como si se tratara de un malestar rutinario. Sin embargo, estos síntomas reveladores también son comunes en las ITUs, que son infecciones bacterianas que pueden afectar cualquier parte del tracto urinario (es decir, la vejiga, los riñones, los uréteres y/o la uretra).
Una ITU puede convertirse fácilmente en una infección renal cuando las bacterias invaden la uretra, se multiplican y pasan a la vejiga (lo que se denomina “cistitis”). Si una ITU no se trata adecuadamente, las bacterias pueden seguir multiplicándose, subir por los uréteres y acabar instalándose en los riñones. El médico suele referirse a la infección renal como “pielonefritis”. Esta infección puede extenderse al torrente sanguíneo y provocar una enfermedad grave en todo el organismo. Por suerte, la pielonefritis suele remediarse con antibióticos.
8. Sangre en la orina
Las personas que padecen una infección renal grave suelen acudir al médico quejándose de la presencia de pus o tintes de sangre en la orina. Cuando los glóbulos rojos son evidentes en la orina, se habla de “hematuria”. La hematuria puede producirse cuando una ITU se extiende desde la uretra y la vejiga (el sistema urinario inferior) hasta los uréteres y los riñones (el sistema urinario superior). En este punto, una infección renal grave se denomina “pielonefritis”.
La sangre puede aparecer en la orina cuando la función renal está alterada. Los riñones sanos trabajan para filtrar la sangre y las toxinas. La eliminación de toxinas es efectiva cuando los riñones producen orina para eliminar los residuos del cuerpo. Si la sangre no se filtra correctamente en su recorrido desde los riñones hasta la vejiga, la orina puede aparecer teñida de sangre o turbia.
9. Dolor en el flanco del cuerpo
Con una infección renal, el paciente puede experimentar a menudo un dolor sordo que aparece y desaparece en el flanco (la zona carnosa entre las costillas y la cadera) y en la parte baja de la espalda (en el lado cercano a donde se encuentra el riñón afectado). El dolor en el flanco se caracteriza por una presión, una pulsión dolorosa, o una molestia en el costado, en la parte superior del abdomen o en la espalda (justo debajo de las costillas y por encima de la pelvis). Normalmente, el dolor lateral en el riñón se presenta de forma más severa en uno de los costados del cuerpo.
El dolor lateral repentino y crónico puede estar causado por una enfermedad grave (por ejemplo, una infección de las vías urinarias o de los riñones). Si el dolor lateral intenso se produce de forma repentina, también puede ser el resultado de cálculos renales dolorosos o de otro problema renal. Si experimenta un dolor lateral crónico, no se tome un analgésico y se vaya a dormir: ¡programe una cita con su médico inmediatamente!
10. Diarrea
Además de luchar contra las náuseas y los vómitos, una infección renal también puede provocar problemas gastrointestinales, como la diarrea, en la que las deposiciones se vuelven blandas y acuosas.
De los dos tipos principales de diarrea, aguda y crónica, el tipo que afecta a las personas con infecciones renales es la diarrea aguda, la cual se produce como respuesta a la infección bacteriana y suele durar unos días. Si persiste durante más de unos pocos días, asegúrese de pedir una cita con su médico, ya que la pérdida frecuente de líquidos a través de la diarrea puede conducir a la deshidratación.
11. Confusión mental
Una infección renal también puede provocar confusión mental o desorientación. Este es un síntoma especialmente común en las personas mayores. De hecho, en muchos casos, la confusión puede ser el único síntoma de una infección renal en las personas mayores.
Por ello, los médicos suelen diagnosticar erróneamente que se trata de una pérdida de memoria natural, común con el envejecimiento, o, incluso, un indicador temprano de demencia o enfermedad de Alzheimer. La confusión y la desorientación no son los únicos síntomas mentales que pueden producirse con las infecciones renales; también puede sentirse mareado, irritable o luchar contra la pérdida de equilibrio.